Patrimonio
La obsesión del conde de Torralba por el castillo de Almodóvar del Río
Este aristócrata invirtió todo su dinero en hacer del edificio lo que es hoy: una fortaleza que atrae a miles de curiosos cada año
La localidad cordobesa de Almodóvar del Río está situada en un punto estratégico increíble. Desde este punto se protegía la ciudad de Córdoba y todos sus bienes. Con Sierra Morena al frente, ningún enemigo podía pasar hacia la capital cordobesa sin ser visto por los soldados que habitaban este castillo.
La fortaleza se construyó en época musulmana. En el año 1240, durante el reinado de Fernando III, pasó a manos cristianas. Posteriormente, durante los reinados de Pedro I y Enrique II, fue convertida en residencia real. Más tarde pasó a la Orden de Calatrava y luego a la de Santiago.
Se trata de un recinto amurallado que se adapta al terreno irregular y que está dividido en dos espacios. La torre del homenaje es una torre albarrana, separada del recinto amurallado y unida a éste por un arco de medio punto. En el ángulo sureste del muro este se encuentra la puerta principal, que da paso a un camino interior definido por torres con garitas y puertas. El paso hacia el recinto interior lleva directamente a la Plaza de Armas.
Al igual que otros muchos castillos, este, con el paso de los siglos, también llegó a estar en ruinas. No obstante, un loco de los viajes, las culturas y, sobre todo, la época medieval decidió restaurarlo. Este hombre fue el conde de Torralba.
Junto a su amigo, el afamado arquitecto Adolfo Fernández Casanova, investigó el estado del castillo, muy deteriorado. Una mezcla de lástima y ambición se apoderaron del conde. Se sumergió así en uno de los proyectos más ambiciosos conocidos en tierras andaluzas.
Dedicó todo su tiempo e invirtió todo su dinero en hacer del castillo lo que es hoy: una fortaleza increíblemente conservada que atrae a miles de curiosos cada año y que ha sido escenario de series tan afamadas como Juego de Tronos o Águila Roja.
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