Turismo

"Sin el pueblo alemán nada sería igual en Cádiz"

Llegaron en los años 60 y fueron pieza fundamental del boom turístico

"Sin el pueblo alemán nada sería igual en Cádiz"
"Sin el pueblo alemán nada sería igual en Cádiz"La Razón

Corría la década de los 60 y en las calles, plazas y, sobre todo, playas de las ciudades y pueblos de la provincia de Cádiz se atisbaban nuevos «actores». Altos, de piel blanca, ojos claros, pantalones cortos, chanclas con calcetines y un idioma difícilmente comprensible para los lugareños. Ellos, los alemanes, comenzaban a colonizar un territorio que por aquellos años creía y apostaba poco o nada por un sector para el que, como se vería más adelante, tenía condiciones casi inigualables.

«Entonces se les veía raros. Nos sacaban dos palmos y lo de entenderlos era empresa casi imposible. Mostraban mucho interés por nuestra gastronomía, especialmente por las tapas, y lo que más nos llamaba la atención es que llevaban calcetines con las chanclas», comenta Juan Gómez, veterano hostelero gaditano. Chanclas con las que, a modo de astronautas turísticos, se convertirían en descubridores de las extraordinarias potencialidades de una provincia que, aunque ni ellos ni los propios gaditanos intuían, acabaría convirtiéndose en su particular paraíso vacacional y, años más tarde, en su lugar de retiro.

Por extraño que pueda parecer, su curiosidad y pasión por Cádiz les llevó a poner en el mapa algunos lugares, rincones, fiestas, sabores… que, en pocos casos, eran desconocidos hasta para los propios gaditanos, convirtiéndose en embajadores de la provincia de Cádiz, de forma muy especial en Centroeuropa. «Recuerdo que preguntaban por todo y, de forma muy especial, se interesaban por esas casas del casco histórico a las que nadie prestaba atención, que estaban casi abandonadas y que para ellos tenía un extraordinario valor», recuerda María Benítez, antigua comercial de una inmobiliaria con propiedades en Vejer de la Frontera en unos años en los que «la gente del pueblo soñaba con vender sus casas del centro y tener una vivienda en la parte nueva». Ellos, añade, «reconocían el valor de las viviendas, veían más allá, y, además, no escatimaban esfuerzos a la hora de rehabilitarlas. Creo que, en parte, les debemos que muchas casas emblemáticas de nuestros pueblos sigan en pie y que, además, hayan adquirido un valor inimaginable».

La Barrosa, uno de sus mayores paraísos; Los Lances, cuyas dunas tuvieron un poder hipnótico para los amantes del windsurf; Zahara de los Atunes, en cuya costa disfrutaron de aguas que nada tenían que envidiar a las del Caribe, y La Fontanilla, playa conileña en la que descubrieron los auténticos sabores del buen pescado sentándose a la mesa de restaurantes como el icónico Francisco Fontanilla, adquirieron la categoría de lugares de peregrinación para cientos, miles de alemanes. De aquellos, los del los 60, 70 y 80, y, más tarde, de sus hijos y nietos.

«Con muchos de ellos tenemos fuertes lazos desde hace décadas y lo más curioso es que, con el paso de los años, sus hijos y nietos han seguido visitándonos, tomando el relevo de quienes nos descubrieron», comenta siempre Bartolo Alba. Pero, sin lugar a dudas, ellos, los alemanes, son el germen de ese milagro turístico-hotelero que ha experimentado la provincia de Cádiz, especialmente su costa, con el Resort Novo Sancti Petri como buque insignia.

Lazos que se pusieron de manifiesto con la entrega de la Llave de la Ciudad de Chiclana al Pueblo Alemán. Acto en el que su alcalde y diputado provincial de Turismo, José María Román, aseguró que «sin el pueblo alemán, ni Chiclana ni la provincia de Cádiz serían como son ahora. Nada sería igual». «Podría citar muchos nombres propios y puede que varios millones de visitantes alemanes a lo largo de estas tres décadas, cerca de 300.000 cada año en la provincia y casi dos terceras partes en Chiclana, pero es difícil calcular con exactitud, porque muchos repiten. Y es que si alguien mantiene su fidelidad a esta tierra y a sus hoteles, son sus conciudadanos».

«Para mí es un honor recibir la Llave de la Ciudad de Chiclana, que sirve para abrir puertas y corazones», señaló Maria Margarete Gosse, embajadora de la República Federal de Alemania en España, recordando que «casi 10 millones de turistas alemanes viajaron a España en 2022 y Andalucía fue uno de los principales destinos». Además, recordó, «los alemanes somos responsables de la mitad de los dos millones de pernoctaciones hoteleras anuales en Chiclana», valorando «no solo las kilométricas playas, sino también su gastronomía y la hospitalidad y carácter abierto de sus habitantes, por lo que os puedo asegurar que seguirán viniendo a disfrutar».

Entrega de llave en la que estuvo presente el Subsecretario de Industria, Comercio y Turismo, Pablo Garde, y a la que se refirió en términos de «símbolo de amistad». «Quisiera agradecer al pueblo alemán la elección de Chiclana en particular como destino turístico prioritario», apostilló.