
Restaurantes
La Salina, un rincón gastronómico con sabor a mar en el corazón de Triana
El restaurante de la calle Betis número 6 apuesta por una cocina mediterránea basada en la calidad y los productos frescos de Andalucía

En una de las ubicaciones más privilegiadas de Sevilla, situado en calle Betis número 6, se alzaLa Salina, un restaurante que ha sabido conquistar tanto a sevillanos como a visitantes con una propuesta gastronómica que aúna la esencia del mar y la tierra andaluza con toques contemporáneos. Con vistas directas al río Guadalquivir y una panorámica incomparable del casco histórico de Sevilla, La Salina se ha convertido en un referente para quienes buscan disfrutar de una cocina de alta calidad en un entorno único. Situado junto al puente de Triana, este restaurante invita a vivir una experiencia sensorial completa donde el sabor, la vista y el ambiente conjugan a la perfección.
Inspiración mediterránea y alma andaluza
Desde el primer momento, el diseño del espacio deja claro que La Salina apuesta por una estética que evoca los restaurantes costeros del Mediterráneo. La madera, el barro y el encanto del mortero crean un ambiente acogedor que se completa con grandes ventanales que inundan el interior de luz natural y ofrecen vistas privilegiadas del río, mientras que su amplia terraza al aire libre permite disfrutar del clima sevillano prácticamente todo el año.
La carta: del mar a la mesa
La propuesta culinaria de La Salina destaca por su apuesta por los productos del mar, especialmente los pescados y mariscos frescos, muchos de ellos procedentes de las lonjas andaluzas. La vitrina de pescados del restaurante es uno de sus principales atractivos, donde se exhiben piezas como ostras Gillardeau, gamba blanca de Huelva, langostinos tigre, rodaballo o lubina, seleccionados a diario según disponibilidad y temporada.
Sin embargo, La Salina no se limita al pescado. Su carta está pensada para sorprender al paladar con una amplia variedad de platos que van desde tapas tradicionales reinterpretadas hasta creaciones innovadoras que combinan ingredientes de forma original. Algunos imprescindibles son los huevos fritos con velo de atún, crema de pistacho, alcaparras y chips de ajo; los trigueros en tempura con crema de queso payoyo y miel de tomillo; y la porra antequerana con huevo a baja temperatura y crujiente de jamón.

La ensaladilla de gambas, las papas bravas, la mini burger de langostinos y los tacos al pastor de tinga de pollo son solo algunas de las opciones perfectas para compartir, pensadas tanto para el tapeo informal como para una comida completa.
Mención especial merecen los arroces, uno de los pilares de la cocina de este restaurante. El arroz seco con lomo bajo madurado 30 días, el arroz ciego con mejillones, rape y gambón o el arroz negro con chipirones y alioli de ajo negro son platos que destacan tanto por su sabor como por su cuidada presentación. Para los amantes de la carne, la carta ofrece cortes seleccionados como la pluma ibérica de bellota o el secreto de Black Angus, siempre cocinados con técnica y respeto por el producto.

Postres y vinos para cerrar con broche de oro
El apartado dulce de La Salina está a la altura del resto de la propuesta. La tarta de queso templada se ha ganado un lugar especial entre los favoritos de los comensales, al igual que el tiramisú Salina o el Kinder Sorpresa, muy solicitado por los clientes.
La bodega, por su parte, ofrece una cuidada selección de aproximadamente 50 referencias, entre blancos, tintos, espumosos y generosos. Un 30% de los vinos se pueden pedir por copa, lo que permite explorar diferentes maridajes a lo largo de la comida. Destacan etiquetas de denominaciones de origen como Rueda, Rioja, Ribera del Duero, Albariño y también vinos de la Sierra Norte de Sevilla, lo que refuerza el compromiso del restaurante con los productos de proximidad.
Detalles que marcan la diferencia
Uno de los aspectos más valorados por quienes visitan La Salina es el mimo en los detalles. Desde la atención cercana y profesional del personal hasta la original vajilla del diseñador Piñero, todo está pensado para ofrecer una experiencia singular haciendo del acto de comer un auténtico ritual. La ubicación del restaurante, frente al río Guadalquivir, se convierte en un escenario ideal para cualquier momento del día. Ya sea un almuerzo informal, una cena romántica al atardecer o una comida entre amigos, La Salina ofrece el marco perfecto para disfrutar de Sevilla en su máxima expresión.
Una parada imprescindible en Sevilla
En una ciudad con una oferta gastronómica tan rica y variada como Sevilla, La Salina ha sabido abrirse paso con una propuesta honesta, creativa y llena de sabor. Su combinación de entorno privilegiado, cocina basada en producto fresco y presentación cuidada lo convierte en una parada imprescindible para todo aquel que quiera vivir una experiencia gastronómica auténtica junto al Guadalquivir.
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