Sociedad

La salud mental, el gran obstáculo para la emancipación de los menores tutelados

Los psicólogos piden alargar el apoyo hasta los 21 años para favorecer el proceso hacia su independencia

Alrededor de 9.000 menores viven bajo tutela del Estado en Andalucía
Alrededor de 9.000 menores viven bajo tutela del Estado en AndalucíaEP

Unos 9.000 menores viven bajo tutela del Estado en Andalucía, según el último boletín del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. De ellos, el 46,4% viven en centros residenciales, siendo niños su inmensa mayoría, un 76%, frente al 23% de niñas. Por nacionalidades, no hay grandes diferencias: el 47% son de nacionalidad extranjera y el 53% españoles.

Cuando esos menores cumplen los 18 años, dejan de estar tutelados por la Administración, pero necesitan aún apoyo hasta completar sus posibilidades de vida autónoma. Así se reconoce en la Ley de los Derechos y la Atención al Menor, que establece un seguimiento de un año de los jóvenes que salen de un centro de protección. Pero si la emancipación de cualquier chico en buenas condiciones de inclusión social a los 18 años es casi imposible, se vuelve aún más complicada para los jóvenes que han pasado su infancia en centros tutelados.

«Las chicas y chicos en acogida institucional, cuando cumplen la mayoría de edad, acostumbran a afrontar el reto de emancipación sin apoyo familiar y con algunas dificultades añadidas, por lo que sus opciones disminuyen y sus riesgos aumentan». Así lo advierte un estudio coordinado por Francisco Lupiáñez, director de la ONG Inserta Andalucía; Verónica Sevillano, Doctora en Psicología; Jorge Fernández del Valle, Catedrático de Intervención Psicosocial; Laura Elia Ramos, psicóloga y coordinadora de programas en Inserta; y Lluís Ballester, Doctor en Sociología y Filosofía.

Entre las conclusiones de este análisis, los autores destacan que, debido al incremento de adolescentes de origen extranjero en el sistema de protección, «las posibilidades de trabajo socioeducativo y la preparación para la emancipación se ven limitadas», por lo que demandan más recursos habitaciones, económicos y educativos. Entre sus propuestas, apuntan también a la necesidad de potenciar los apoyos específicos destinados a las chicas ex tuteladas y al colectivo LGTBI, ya que «presentan dificultades añadidas como mayor malestar psicológico, depresión y vulnerabilidad».

Un capítulo importante, merece la salud mental de los chicos y chicas ex tutelados. Según los autores del estudio, hay una alta incidencia de problemas de salud mental en estos jóvenes que «pueden empeorar en la edad adulta, afectando negativamente al proceso de emancipación». En este punto, se advierte de que, en muchas ocasiones, los tratamientos que reciben los menores tutelados son interrumpidos cuando cumplen la mayoría de edad «generando más inestabilidad», por lo que proponen aumentar la oferta de apoyo psicológico hasta los 21 años.

Entre sus propuestas, también incluyen intensificar los programas de apoyo formativo –sobre todo para los jóvenes extutelados de origen extranjero–, implementar protocolos para mejorar los vínculos con sus familias y reducir la rotación de estos niños por diversos centros residenciales para aportar la máxima estabilidad y mejorar la capacidad de preparación a su emancipación.