Cultura
El «San Pedro» de Murillo: 215 años de expolio, litigios y conflicto
La Junta reclama al Gobierno que la obra del pintor barroco ingrese en el Museo de Bellas Artes de Sevilla
Cuatro fechas enmarcan el periplo de esta obra: 1810, 2014, 2022 y 2025; 215 años que resumen un ciclo de expolio, rescate, blindaje legal y, ahora, la aspiración de otorgarle un destino definitivo. Esa última voluntad la encarna la consejera andaluza de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, que remitió ayer una carta a su homólogo en el Gobierno, Ernest Urtasun, para que, si el litigio abierto por la deuda con la Seguridad Social se resuelve a favor del Estado, el «San Pedro penitente» (1675) de Bartolomé Esteban Murillo ingrese en la colección del Museo de Bellas Artes de Sevilla.
En su misiva, Del Pozo subraya «la estrechísima vinculación» de la tela con la capital hispalense, recordando que se trata de «un encargo del clérigo Justino de Neve, amigo del pintor, quien lo legó a su muerte, en 1685, al Hospital de los Venerables Sacerdotes con indicación de que se instalara en una de las salas destinadas a enfermería». La Junta incide en que el eventual ingreso «supondría una importante novedad por iconografía, composición y cronología en la colección de obras de Murillo que custodia el museo, un total de veinticinco, en su gran mayoría procedentes de la desamortización».
Un viaje que comenzó con la ocupación francesa
La cronología del cuadro es, en sí misma, una síntesis de lo que ha pasado con otras obras de importantes pintores sevillanos. Murillo lo pinta en 1675 por encargo de Justino de Neve para el Hospital de los Venerables. En 1810, durante la ocupación napoleónica, la obra es sustraída y pasa a manos del mariscal Soult. Su rastro se pierde hasta mediados del siglo XX, reaparece documentalmente en 1974 y vuelve a verse en 2012, cuando Gabriele Finaldi la exhibe en «Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad».
Después, en 2014, Abengoa la compra por seis millones de euros y la deposita en la Fundación Focus, restituyéndola a su lugar natural de contemplación, los Venerables. En 2022, la Junta la protege como Bien de Interés Cultural (BIC) –junto a la «Santa Catalina»– y adquiere esta última tras ejercer su tanteo, operación que la consejera recuerda como «un importante esfuerzo económico para adquirir la primera de ellas pasando a manos públicas». Hoy, la «Santa Catalina» se exhibe en la pinacoteca sevillana.
Pero el «San Pedro penitente» ha quedado atrapado en la madeja concursal de Abengoa. La obra está pignorada –es decir, entregado como garantía de pago– por una deuda millonaria con la Seguridad Social. En 2023, la pieza fue valorada en 586.000 euros en la fase de liquidación concursal, pese a que Focus ofertó 2,5 millones y en su día se había pagado por ella diez veces más. El proceso quedó en suspenso, a la espera de que se determine judicialmente el alcance de las cargas. Y hay más trabas: como BIC, no puede salir del país. En la práctica, el destino está limitado a una institución pública española. Si llega al Bellas Artes, esta pintura enriquecería un conjunto de 25 obras de Murillo con una iconografía y una cronología que lo vuelven pieza bisagra entre devoción, naturalismo y la última madurez del maestro.
Tampoco es la primera vez que desde el Gobierno central se apoya que el cuadro se quede en Sevilla. Ya en 2022, el entonces ministro de Cultura, Miquel Iceta, advirtió que, si llegaba el momento, el Ejecutivo actuaría para que la obra no abandonara la ciudad. “Si se plantea la venta", afirmó Iceta, el Ministerio, "con sus fondos, podría comprarlos para que no se vayan a Madrid".
El envite de la consejera se produce, además, tras dos ejercicios de compras estatales –más de 450 adquisiciones por casi 29 millones de euros– sin destino final en museos andaluces, dato que la Junta esgrime como telón de fondo de su demanda. Si el Estado resulta adjudicatario del bien por la vía judicial, su depósito en el Bellas Artes de Sevilla daría salida a un conflicto que lleva más de dos siglos sin resolverse.