Semana Santa
Sevilla impone la Ley Seca en la noche más esperada
Los bares del entorno de la carrera oficial cerrarán para evitar el consumo de alcohol
Sevilla se prepara para vivir su noche más esperada. La Madrugada es el momento cenital de la Semana Santa, en el que procesionan imágenes tan universales como el Gran Poder, la Macarena, la Esperanza de Triana o el Señor de la Salud de los Gitanos. Pero también es una jornada en la que los responsables municipales y las fuerzas y cuerpos de seguridad extreman las medidas para evitar altercados. Desde el año 2000, en el que se reiteraron avalanchas y el pánico tomó la ciudad, cambió el concepto de seguridad en la Semana Santa, intensificándose la coordinación. Nació el Centro de Coordinación Operativa (Cecop), un departamento en el que se integran agentes de diversos cuerpos y miembros del Ayuntamiento, que diseñan un plan de actuación específico para unas horas que resultan clave: desde las 2 de la madrugada hasta las 6. En estas cuatro horas la tensión es máxima, ya que se suelen producir peleas y conatos de carreras que podrían extender el miedo entre el público que se agolpa viendo las cofradías. Cuando amanece la preocupación desaparece y es el momento en el que las familias toman las calles para ver las hermandades de vuelta.
La denominada Ley Seca vuelve a imponerse esta noche, aunque el Ayuntamiento ha flexibilizado la medida atendiendo las reclamaciones de los hosteleros. Es año electoral y el Gobierno local tiene que contentar a los sectores más críticos. Los bares del entorno de la carrera oficial deberán cerrar de 1:30 a 6:00, a excepción de las cafeterías y pastelerías. Se persigue así el consumo de alcohol en la calle y en los propios establecimientos, origen de muchos disturbios. El resto de bares, ubicados a más distancia de la carrera oficial, se deberán atener estrictamente a sus licencias. El cierre total también afectará a locales de ocio nocturno y discotecas.
Una consecuencia directa de esta prohibición es que muchas personas optan por orinar en la calle, puesto que los bares están cerrados. El año pasado la ciudad despertó el Viernes Santo con un fuerte olor a orín. Muchos aprovecharon cualquier rincón callejero para hacer sus necesidades. Este año el Ayuntamiento ha reforzado la instalación de servicios públicos en zonas aledañas a la carrera oficial, como la Plaza Nueva.
El riesgo de colapso sobrevuela la Madrugada. Tras el parón de dos años, obligado por la pandemia, los cortejos de las seis cofradías han crecido, obligando a reajustar horarios y recorridos. Este año habrá récord de nazarenos, especialmente en la Macarena y la Esperanza de Triana, con casi 3.000. Al Gran Poder lo acompañarán casi 2.500. Esta cofradía asumirá otro rodeo para no colisionar con el cortejo trianero. Por lo demás, una de las estampas más destacas será la impronta del Señor de Sevilla con la túnica de los cardos, que la llevó en 2008.
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