
Perros
¿Cada cuanto debe salir a pasear un perro? Algunos lo sacan más de la cuenta, estas son sus necesidades
El paseo es el pilar del bienestar canino, pero no todos valen. De su frecuencia y, sobre todo, de su calidad dependen la salud y el equilibrio del animal, así como la armonía en el hogar

Un perro nervioso que muerde los muebles o se muestra apático no siempre tiene un problema de adiestramiento. A menudo, la raíz de su malestar se esconde en algo tan cotidiano como sus paseos. La falta de salidas adecuadas puede desembocar en problemas graves de comportamiento que van desde el estrés y la ansiedad hasta la agresividad, señales inequívocas de que el animal no está liberando la energía física y mental que necesita. Por ello es fundamental saber interpretar su lenguaje corporal, ya que ciertos comportamientos del perro podrían ser una señal de que algo más profundo no funciona correctamente.
De hecho, las consecuencias de una rutina deficiente van más allá de la conducta. La obesidad y las dolencias articulares son otras de las secuelas directas de un ejercicio físico insuficiente, lo que demuestra que la calidad de los paseos es tan importante como la cantidad. Un perro que no descansa bien por la noche o se muestra inquieto en casa podría estar pidiendo a gritos una revisión completa de sus salidas a la calle.
En este sentido, hay que entender que para un perro el paseo no es un simple trámite para hacer sus necesidades, sino su principal conexión con el mundo exterior. Es el momento clave del día para su estimulación, el desarrollo de su potentísimo olfato y el fortalecimiento de los lazos con su dueño, una visión que comparten desde Cobberdogking al subrayar la importancia de estas rutinas para su bienestar mental y social. La forma en que nos comunicamos durante estos momentos es clave, y la ciencia ha demostrado que hablarle a un perro como a un bebé no solo es normal, sino que a ellos les encanta y refuerza la relación.
La rutina ideal: una cuestión de edad y equilibrio
Por ello, los veterinarios y etólogos coinciden en una pauta general para los perros adultos sanos: un mínimo de tres salidas diarias. Lo ideal es que la suma de estos paseos alcance las dos horas, combinando recorridos cortos con al menos uno más largo y enriquecedor. Durante esta salida principal, es fundamental permitir que el animal explore libremente en un entorno seguro, disfrutando de unos quince minutos sin correa para olfatear y socializar a su ritmo.
Por otro lado, los cachorros son un mundo aparte, ya que sus necesidades son muy distintas. Requieren entre cinco y siete paseos diarios, aunque mucho más breves. Es crucial recordar que no deben pisar la calle hasta completar su pauta de vacunación. Además, el periodo que va de la segunda a la decimosexta semana de vida es una ventana crítica para su socialización, una etapa fundamental para que aprendan a relacionarse de forma positiva con otros perros y personas.
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