Pesca

El CSIC alerta: la anguila está al borde de la extinción

Desde 1980 se ha producido un derrumbe de los ejemplares

Angula
AngulaCSIC

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han dado la voz de alerta sobre la situación en la que se encuentra la anguila. Según un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana, y publicado en la revista Conservation Letters, la anguia europea se encuentra en peligro crítico de extinción, la categoría de amenaza más extrema.

Pese a encontrarse en la categoría de amenaza más extrema desde hace dos décadas, la anguila sigue siendo objeto de pesca y explotación comercial. La propia escasez de la especie, combinada con el deseo humano de consumir productos exclusivos, genera una espiral de extinción que promueve que la anguila pueda pescarse y ser comercializada hasta su desaparición definitiva.

Según explica el CSIC, la explotación comercial de especies silvestres a menudo lleva al declive de sus poblaciones o a reducciones de sus áreas de distribución. En esta situación, hay que invertir más tiempo o viajar más lejos para seguir capturando individuos, hasta que llega un punto en el que el gasto realizado para obtener esas capturas no queda compensado por el retorno económico obtenido por su venta. Se produce entonces un cese de la explotación que, a su vez, puede permitir la recuperación de las poblaciones. Sin embargo, en ocasiones, la escasez sobrevenida de una especie conlleva un aumento de su valor en el mercado. Ello se debe a que se suele valorar lo escaso como símbolo de estatus. Cuanto más escaso es el objeto de deseo, mayor es el precio que algunos consumidores están dispuestos a pagar por él.

Estos procesos puede generar una espiral de extinción ligada al mercado, como ha pasado con otros animales como rinocerontes, pangolines o tiburones, según argumenta Miguel Clavero, investigador de la EBD-CSIC y autor principal del estudio.

Angulas, un manjar culinario

El equipo científico se ha centrado en la explotación de la angula, la forma que toma la anguila cuando las larvas provenientes del Mar de los Sargazos se acercan a la costa y penetran en ríos y humedales.

Las angulas se capturan en toda el área de distribución de la anguila europea fundamentalmente para abastecer a la acuicultura (que depende por completo de animales silvestres) y surtir acciones de repoblación. Sin embargo, en España es importante el consumo directo de estas formas juveniles, una cultura culinaria que tiene su cuna en el País Vasco y que se ha extendido por otros lugares del país.

Clavero ha explicado que hasta finales de la década de los setenta, la angula era un producto abundante y un plato popular, pero el colapso posterior, con una reducción de en torno al 95% en la llegada de angulas, la convirtió en un producto de lujo. “Pensamos que era el tipo de situación que propicia una espiral de extinción ligada al mercado, así que nos pusimos a buscar los datos sobre capturas y valor en el mercado que pudiesen describir este proceso”.

Para realizar el estudio, los científicos han contado con los datos de capturas comerciales de angula reportados en España desde 1950, agrupados en nueve series temporales. Los datos de capturas muestran un incremento inicial, hasta alcanzar un marcado pico en torno a 1980, seguido de un acentuado derrumbe que llega hasta la actualidad, sin mostrar signos de desaceleración o recuperación.

De 5 euros a 1.000

Por otro lado, los autores han revisado la prensa contemporánea e histórica para recopilar los precios a los que se ha pagado la anguila en los 100 años comprendidos entre 1925 y 2024. Tras eliminar los efectos del cambio de moneda y compensar los valores teniendo en cuenta la inflación, comprobaron que el precio de la angula ha tenido un crecimiento exponencial en el último siglo: de costar el equivalente a menos de 5 euros el kilogramo en 1925, ha pasado a rondar los 1.000 euros en la actualidad.

Antes del colapso de la anguila, en torno a 1980, el precio de la angula aumentaba en paralelo a las capturas, aparentemente en respuesta a un mayor interés en la comercialización que se asociaría a un mayor esfuerzo de pesca. Sin embargo, esta relación se invirtió a partir de 1980, cuando la abrupta reducción en las capturas de angula vino acompañada de un aumento acelerado de los precios.

“Es el escenario esperable cuando se produce una espiral de extinción ligada al mercado, ya que la gente está dispuesta a pagar más por artículos más exclusivos, por consumir cosas que no están al alcance de la mayoría”, explica Clavero.

De hecho, el equipo de investigación ha demostrado que desde 1990 el valor total de las capturas españolas de angula no ha variado, a pesar de que en ese mismo periodo las capturas se han reducido un 85%. “La continua escalada de precios hace que siga siendo rentable pescar y comercializar angulas, incluso aunque las capturas sean miserables en comparación con las que se obtenían pocas décadas atrás”, señala el investigador del CSIC.

Una de las características de la espiral de extinción ligada al mercado que se describe en el trabajo es que el coste de explotación, es decir lo invertido en la captura de las angulas, apenas se incrementa a pesar de la mengua en el número de individuos que llegan cada año a las costas.

“En el caso de los rinocerontes o los pangolines, su escasez hace que quienes quieren cazarlos tengan que dedicar más tiempo y correr más riesgos para obtener cada individuo, y solo unos precios al alza compensan ese esfuerzo. Con las angulas se cumple el alza de los precios, pero es que ni siquiera hay que esforzarse más para capturarlas. Basta con esperar su llegada cada año”, explica Clavero.

“En realidad, los costes de explotación son en general bajos, y varían muy poco año a año, sin relación con el reclutamiento de angula. Con los precios actuales, casi cualquier captura de angula cubre los gastos de los pescadores y rápidamente se obtienen ganancias”, relata Díaz, que además de investigar en el AZTI es representante española en el grupo de trabajo de anguila del ICES.

Cese total de la pesca y el comercio

La relación entre el precio de la angula y su menguante disponibilidad genera incentivos perversos para continuar con la explotación comercial de la especie, obviando su crítico estado de conservación. “Desde ICES, se ha aconsejado repetidamente el cese completo de las pesquerías de anguila, en cualquier hábitat, en cualquier momento de su ciclo de vida y para cualquier fin, pero el consejo no se ha traducido en una reducción clara de la mortalidad pesquera”, recalca Díaz.

Para Clavero, la veda total de la pesca de anguila, incluyendo angulas, es una medida necesaria, pero insuficiente.

“Debe complementarse con una prohibición temporal del comercio de productos de anguila, incluyendo a todas las especies del género Anguilla”, explica el investigador. La anguila es una especie con una importante carga cultural en diferentes partes de Europa y es el centro de un buen número de arraigadas tradiciones. En la misma situación se encuentran otras especies del género. Todas ellas son objeto de comercio a nivel global, que incluye tanto movimientos legales como ilegales, a menudo íntimamente relacionados entre sí.

Clavero cree probable que otros componentes del comercio de angula, incluyendo la acuicultura, las repoblaciones y los movimientos internacionales, estén influyendo en la espiral de extinción descrita en España. “De hecho, deben estar funcionando procesos similares que afecten a la especie en todas sus fases de vida y toda su área de distribución, e incluso que involucren a todas las especies del género, en un fenómeno global. La conservación de las anguilas depende de que se rompan las inercias propias del mercado del lujo, estableciendo moratorias de pesca y comercialización de estos animales”, remata el investigador.