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Mucho cuidado con tu gato: este parásito podría poner en grave peligro su vida
Un estudio reciente advierte que un parásito puede causar disfunciones cerebrales al reducir la liberación de vesículas esenciales para el funcionamiento neuronal

La reciente investigación sobre los efectos del parásito Toxoplasma gondii, comúnmente asociado con gatos, ha revelado que su infección puede tener un impacto negativo considerable en la función cerebral de huéspedes intermedios, incluyendo potencialmente a los humanos.
Este descubrimiento sugiere que incluso un número limitado de neuronas afectadas puede interferir con la comunicación neuronal, exponiendo una conexión preocupante entre el parásito y la disfunción cerebral.
El estudio, publicado en la prestigiosa PLOS Pathogens, que involucra células neuronales de ratón, tanto cultivadas in vitro como tomadas de animales vivos, muestra que las neuronas infectadas por T. gondii presentan una reducción en la liberación de vesículas extracelulares (EVs) que son cruciales para la comunicación intercelular. Estas vesículas son responsables de transportar proteínas, ácidos nucleicos y metabolitos entre las células, desempeñando un papel fundamental en la comunicación neuronal y el mantenimiento de un entorno cerebral saludable.
Investigaciones apuntan a que la infección por Toxoplasma gondii podría afectar la comunicación neuronal en humanos y otros animales
La investigación sugiere que esta interrupción en la señalización de vesículas extracelulares puede alterar tanto la comunicación entre neuronas como entre las células gliales, especialmente los astrocitos, que son fundamentales para el soporte neuronal. Emma Wilson, inmunóloga de parásitos en la Universidad de California Riverside, explica que "incluso un pequeño número de neuronas infectadas puede alterar el equilibrio neuroquímico del cerebro".
Este parásito es particularmente peligroso para individuos inmunocomprometidos, cuya presencia representa una proporción significativa de la población mundial, llegando hasta el 80% en algunas regiones. El parásito se transmite comúnmente a través de la ingestión de carne cruda o mal cocinada, así como mediante el contacto con heces de gato. En Estados Unidos, se estima que entre el 10% y el 30% de la población está infectada, aunque muchos no presenten síntomas.
El estudio no se enfoca en los impactos conductuales asociados con la infección por T. gondii, sino que proporciona evidencia física de su capacidad para transformar la función neuronal a través de la alteración en la producción y el contenido de vesículas extracelulares. Comparando estas características con las neuronas sanas, los investigadores encontraron que las neuronas infectadas no solo producían menos vesículas, sino que las propiedades de estas vesículas también se modificaban.
A medida que la T. gondii altera la expresión génica de los astrocitos, se produce un incremento en ciertas firmas inmunitarias y una disminución de un transportador que ayuda a eliminar el exceso de glutamato, un neurotransmisor relacionado con riesgos de convulsiones y daño neuronal. Este hallazgo subraya la importancia de considerar el papel potencial de T. gondii en diversas condiciones neurológicas.
Finalmente, el estudio de Wilson sugiere que las defensas naturales del cerebro podrían reconocer y responder a las neuronas infectadas, abriendo una nueva línea de investigación sobre cómo apoyar estos mecanismos de defensa para proteger especialmente a las poblaciones más vulnerables.
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