Ciencia

El veneno de la serpiente mamba negra revela un peligro doble y silencioso

La mordedura de la mamba esconde un doble y letal secreto ahora desvelado. Un estudio australiano revela su complejo ataque neurológico, que explica por qué el antiveneno puede provocar una segunda y más dolorosa fase de parálisis

La mamba negra alimentándose / Wikipedia
La mamba negra alimentándoselarazon

El drama se repetía con una crueldad exasperante en las zonas rurales del África subsahariana. Un paciente ingresaba de urgencia tras la mordedura de una mamba, recibía el antídoto y, contra todo pronóstico, comenzaba a mejorar. Sin embargo, cuando los médicos y la familia respiraban aliviados, sobrevenía la catástrofe: un empeoramiento repentino y agónico que casi siempre terminaba en la muerte. Este enigma, responsable de una parte de las 30.000 vidas que se cobran estas serpientes cada año, por fin tiene una explicación científica.

De hecho, la clave del misterio residía en la propia naturaleza del veneno, que engañaba a los sanitarios. La primera fase de su ataque provoca una parálisis flácida, un estado de debilidad muscular generalizada que los antivenenos actuales sí logran neutralizar. Esto generaba una aparente y fugaz mejoría, llevando a pensar que el tratamiento funcionaba o que, en caso de recaída, la dosis había sido insuficiente. Se trataba, en realidad, de la calma que precede a la verdadera tormenta.

Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, ha desvelado la estrategia completa. El veneno de las mambas no es un arma simple, sino un sofisticado ataque en dos tiempos. Tras la parálisis inicial, y cuando el primer efecto parece remitir, se activa una segunda oleada de toxinas con un objetivo completamente distinto. Este hallazgo, tal y como han publicado en Animals News -- ScienceDaily, da un vuelco a décadas de abordaje clínico de estas mordeduras.

Un veneno que ataca dos veces

En este sentido, la segunda fase del envenenamiento es la que resultaba tan desconcertante y letal. A diferencia de la debilidad muscular inicial, esta nueva embestida tóxica desencadena una parálisis espástica, provocando espasmos dolorosos e incontrolables en la víctima. El cuerpo, que parecía estar recuperándose, se ve sometido a una tensión insoportable que colapsa el sistema nervioso de una manera para la que no existía tratamiento específico.

Asimismo, la investigación ha confirmado que este mecanismo de acción dual no es una rareza. Si bien antes se asociaba principalmente a la mamba verde oriental, el estudio demuestra que es un rasgo común y letal compartido por otras especies temibles como la mamba negra, la mamba verde occidental y la mamba de Jameson. A esta dificultad se suma que la composición exacta del veneno puede variar según la región geográfica del animal, complicando aún más la lucha contra sus efectos.

Por todo ello, este descubrimiento trasciende el ámbito académico y se convierte en una herramienta crucial para salvar vidas. Comprender el metódico ataque del veneno es el primer paso para desarrollar una nueva generación de antídotos capaces de neutralizar ambas fases de la intoxicación. Una esperanza tangible para miles de familias que cada año se enfrentan a uno de los depredadores más eficientes del continente africano.