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«El uso que se le dé a las pulseras será cuestión de ética»

Reena Sangar / Directora mundial de Digital y Salud Conectada de Ipsos Healthcare

Reena Sangar / Foto: Luis Díaz
Reena Sangar / Foto: Luis Díazlarazon

- En la actualidad, ¿cuál es el potencial de la «salud conectada» que deben impulsar las administraciones públicas?

-Estamos ante un gran abanico de oportunidades porque la tecnología realmente puede ayudar en la gestión. El «big data» puede demostrar dónde están las necesidades para abordarlas. Se trata de que se diseñen infraestructuras que beneficien a los gobiernos y que éstos puedan diseñar políticas en los que se tengan en cuenta las medicinas, la monitorización de crónicos. Se trata de aprovechar la información digital al máximo en beneficio tanto de médicos como de pacientes.

-Y, ¿qué pasa con los «wearables» que miden hábitos saludables y el uso que le pueden dar las aseguradoras de salud?

-Las compañías están haciendo sus deberes en este terreno. Hay muchas que ofrecen dispositivos, en EE UU o Reino Unido, a sus clientes, y se benefician de los programas de prevención, no sólo por su salud sino por los incentivos. Es igual que ocurre con los seguros de coche y las bonificaciones que dan por ser un buen conductor. Al final, se trata de una cuestión de ética por parte de las empresas y la relación de transparencia que establezcan con sus pacientes-clientes.

-¿Qué ocurre con la información que recogen?

-Estamos ante una nueva categoría de dispositivos médicos y tenemos que ver y regular su uso como tal. Las agencias responsables –como la FDA o EMA– tienen que decir cómo emplearse desde el punto de vista médico.

-¿Cuáles son los países que más trabajo adelantado tienen en este terreno?

-Podemos mencionar a China, India, EE UU, Turquía e Indonesia como los que más desarrollada tienen la «salud conectada».