Vino

¿Y si nos enamoramos de los Vinos de Jerez?

¿Y si nos enamoramos de los Vinos de Jerez?
¿Y si nos enamoramos de los Vinos de Jerez?larazon

¿Y si...? ¿Y si... sí? ¿Y si...probamos aquello que en principio no necesitamos y a priori no nos dice nada? ¿Y si... hacemos la locura de intentarlo con algo nuevo? ¿Y si... pedimos un vino de Jerez y perdemos la cabeza? ¿Y si... nos enamoramos?

El vino siempre actúa de catalizador del tiempo y de intensificador de las emociones. Tanto las buenas como las malas. La depresión con vino es doblemente depresiva; y la pasión sin vino es como un mar sin olas.

Bebemos vinos y bebemos el tiempo, y lo llenamos de energía. El vino es pasado. Es historia. Nuestra historia (la que construimos sorbo a sorbo). Pero hay algo, en el mundo de los paladares, las copas, los olores y las uvas, que va más allá. Hablamos de un lujo intangible, que ataca a las emociones sin entenderlas desde la razón (como cuando uno pierde la cabeza de la manera más pasional).

Si Rías Baixas y sus albariños (hace dos semanas escribía de esta D.O.) era como un amor de verano, los Sherry Wine Jerez serían equivalentes a esa pasión loca que surge entre dos almas físicas. De esas pasiones que al principio parecen imposibles, pero terminan llenándonos física y emocionalmente.

Los vinos de Jerez no son aptos para todos los públicos. Hay que beberlo sietes veces (más una) para comprenderlos. Como decía Cernuda:

“No decía palabras/ acercaba tan sólo un cuerpo interrogante/ porque ignoraba que el deseo es una pregunta/ cuya respuesta no existe/ una hoja cuya rama no existe/ un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos/ remonta por las venas/ hasta abrirse en la piel,/ surtidores de sueño / hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso, / una mirada fugaz entre las sombras, / bastan para que el cuerpo se abra en dos, / ávido de recibir en sí mismo / otro cuerpo que sueñe; / mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne, /iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. / Aunque sólo sea una esperanza / porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.”

Creo que no hay versos que describan mejor la pasión entre dos cuerpos que se asemeja a vivir Jerez y sus vinos. Y todos, en algun momento de nuestras vidas, hemos experimentado el fuego que parte de los físico y se “espiritualiza” en emociones. Pues Sherry Wine Jerez es lo mismo.

Jerez, de moda en Madrid este verano

El Consejo Regulador de Vinos de Jerez y Manzanilla propone saborear un verano diferente en la capital madrileña con una ruta trazada en cuarenta restaurantes de moda. Un recorrido gastronómico con el objetivo de mostrar las originales opciones de maridaje que ofrecen los Vinos de Jerez.

Una propuesta con la que desde el Consejo Regulador quieren, según cuenta su director general, César Saldaña, retar al público a probar algo distinto a lo habitual: “Nuestra intención es acercar los vinos de Jerez al público de una manera diferente y desenfadada, retándoles a probar algo distinto a lo habitual, a salirse de lo de siempre. Ya sea solos o en combinación, los vinos de Jerez presentan posibilidades extraordinarias para explorar algo diferente, original y delicioso”.

Bajo el reclamo ‘¿Y si... te dejas sorprender por los Vinos de Jerez?, el Consejo Regulador ha desarrollado en junio y julio una ruta gastronómica en cuarenta espacios de moda de la capital con los Vinos de Jerez como protagonistas.

El Club Matador, La Sala del Mentidero, El Telégrafo, Arzabal Reina Sofía, La Malaje, y Rocacho fueron tan solo algunos de los cuarenta espacios que rindieron un homenaje en sus cartas a Jerez y sus vinos. Y que ha sido todo un éxito.

Este mes de agosto, y lo que queda de verano, es perfecto para seguir saboreando Jérez desde cualquier parte.

Compleja y diferente elaboración de los Jerez

El mundo de estos vinos es inmenso, complejo y difícil de entender. No funcionan como los vinos “cotidianos”. Vulgarmente resumiendo: recogida de uvas, barrica nueva o botella. Y directamente a la copa. Y de la copa a nuestros paladares.

No. En La Cata de Katy sabéis que escribo en un lenguaje democrático, de emociones y muy simplista. (No me dirijo a entendidos, sino a neófitos). Digamos que un vino de Jerez es la suma de diferentes añadas sin seguir un orden estricto y cerrado.

La uva a partir de la cual se elaboran estos vinos es la Palomino. La vendimia suele ser entre agosto y principios de septiembre. Los primeros pasos son muy similares al de un vino blanco (fermentación con su correspondiente transformación de azúcar en alcohol). Este “mosto” se almacena en “botas” (barricas de vino, más grande, que cuanto más antiguas, mejor).

Se busca el mito de la “flor” (un hongo que se desarrolla en una especie de capa que ofrece al vino propiedades diferentes y que además protege al vino del oxígeno).

Y se pasa a la Crianza Dinámica (“mezclando” diferentes añadas de estos vinos). De hecho, no está permitido calcular la edad media de un vino de Jérez, solo si tienen más de 20 años.

¿El resultado? Fino, Amontillado, Oloroso, Palo Cortado, Vino Semidulce, Pedro Ximénez...