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El escapismo de Oltra y Puig

El escapismo de Oltra y Puig
El escapismo de Oltra y Puiglarazon

Cuando vemos imágenes de países donde el hambre, la guerra y la violencia campan a sus anchas se nos encoge el corazón y nos congratulamos de estar en una sociedad avanzada que vela por los más desprotegidos. Los menores de edad son uno de esos segmentos de la población que merecen esa atención prioritaria y aquellos que por diferentes motivos quedan al amparo de las Administraciones deben tener esa burbuja reconfortante que les permita su crecimiento personal.

Es el caso de los centros de menores donde los jóvenes que allí están quedan bajo la tutela efectiva de la Administración. En la Generalitat Valenciana la persona responsable del funcionamiento de estos centros en esta legislatura es la vicepresidenta, Mónica Oltra, justamente quien ha responsabilizado en un pasado reciente al Partido Popular de cualquier incidente en centros dependientes del Gobierno autonómico, cuando estábamos al frente de ellos.

Esa reclamación de responsabilidades ha sido en muchas ocasiones furibunda y desmesurada, utilizando esa medida exageración como atractivo para captar la atención de los altavoces mediáticos. Ahora que Oltra está al frente de los menores tutelados han sucedido diversos y desgraciados incidentes que exigen una explicación. Parece haber perdido, sin embargo, ese interés por dar a conocer si la actuación de quienes detentan cargos públicos de responsabilidad es o no correcta.

El PP en la Comunidad Valenciana no ha teatralizado sobre la cuestión, ni exagera, pero sí se preocupa sobre qué está pasando en los centros de menores que tantos problemas han registrado estos años. Con ese ánimo hemos pedido la comparecencia de la vicepresidenta en las Cortes Valencianas porque ante la gravedad de los sucesos acaecidos los valencianos tienen que saber cómo se está gestionando este área tan sensible de la Administración autonómica.

En el centro de menores de Nules hubo fuga de dos menores, mientras que en Alicante fueron tres las que desaparecieron y posteriormente fueron retenidas por un grupo de jóvenes que presuntamente agredieron sexualmente a una de ellas. Son dos ejemplos de los fallos en la tutela de la Administración sobre los menores.

La respuesta de la vicepresidenta y líder de Compromís ha sido practicar el escapismo, esto es, “la tendencia a eludir responsabilidades y a evadirse de los problemas de la realidad”. Sus únicas palabras han sido aún más inquietantes, ya que asume que a los menores les puede pasar cualquier cosa y eso es inadmisible en alguien que ostenta la responsabilidad política de su salvaguarda.

Está claro que la gestión no es el fuerte del actual Gobierno autonómico que ha credo más problemas de los que que ha solucionado, pero intentar engañar a los ciudadanos abdicando de sus responsabilidades va un paso más allá y el control al que tiene derecho la oposición no se puede orillar cuando se presenta un asunto espinoso.

A día de hoy la Generalitat no ha abierto ninguna investigación interna para averiguar cómo han podido producirse estos incidentes. Algo ha fallado en esa cadena de control y si no se detectan los errores no se podrá evitar que vuelva a suceder en el futuro. Tres años de gestión errática con graves consecuencias como las que analizamos no pueden seguir impunes y se lo vamos a recordar a Oltra todos los días.

Los problemas en centros de menores, además de los dos comentados anteriormente, se han reproducido en otras localidades como Buñol, Paterna o Llíria y en ninguno de los casos Mónica Oltra ha dado una sola explicación. Solo ha salido a la palestra cuando se produjo un incidente en el centro de menores de Segorbe que gestionaba la Iglesia. Es inaudito y no se puede actuar de una forma tan sectaria.

La misma determinación que Oltra tenía cuando estaba en la oposición debe tener ahora porque el sufrimiento de las niñas que están bajo tutela de la Administración autonómica merece esa atención, explicaciones y la adopción de medidas que impidan nuevos capítulos vergonzantes. Está claro que la gestión es dura y los platós de televisión son más bonitos pero la líder de Compromís tiene que asumir que ella es la responsable política a la que hay que exigir aclaraciones.

La práctica del escapismo empieza a extenderse entre el Gobierno valenciano y si Oltra ignora los graves casos descritos, también el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, huye de los problemas. No parece que programar un viaje a China –cuando su partido y Compromís deben dar cuentas sobre un caso de presunta financiación irregular– sea lo más adecuado. Evita así la sesión de control en el parlamento valenciano y poder avanzar qué conclusiones están extrayendo del goteo continuo de informaciones que apuntan en la dirección del pago en B para financiar campañas electorales.

De nada sirve crear una Agencia Antifraude o una Consejería de Transparencia si a la hora de la verdad Puig y Oltra rehuyen las comparecencias, eluden el control parlamentario, no afrontan sus responsabilidades políticas y como guinda esconden a los valencianos qué van a hacer ante las investigaciones policiales y judiciales que se ciernen sobre sus partidos. No son nada ejemplares.