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Baja el termómetro, sube el oportunismo

Baja el termómetro, sube el oportunismo
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Una vez más, resulta desconcertante el efecto que sobre la factura eléctrica tiene la llegada del frío invernal. Estos días se está hablando mucho sobre los precios que alcanza en nuestro país el consumo de electricidad, de los más caros de Europa según todos los indicadores oficiales.

No obstante, cuando en España baja el termómetro aparece inmediatamente el oportunismo político: los mismos partidos que han ignorado tan relevante asunto en sus programas electorales claman ahora contra el Gobierno y el ministro Álvaro Nadal. Llama la atención que el PSOE reclame la bajada del recibo de la luz cuando fue precisamente un ministro socialista, Miguel Sebastián, el perpetrador del denominado “tarifazo” cuyas secuelas sufrimos y pagamos los consumidores domésticos, las empresas y también la industria básica de la que dependen en España cientos de miles de puestos de trabajo estables y cualificados.

Desde 2014 los socialistas tienen en su organización un “Consejo para la transición industrial y energética” presidido por Javier Fernández, también responsable de la Gestora y del Ejecutivo autonómico asturiano, del que no se conoce iniciativa alguna en favor de una mejor tarifa eléctrica. Tampoco se reflejó en el pacto que PSOE y Ciudadanos suscribieron hace casi un año para tratar de investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Ahora, llegado el frío de todos los inviernos, ambos partidos se acuerdan del recibo de la luz quejándose a través de sus portavoces.

El Partido Popular (PP) no está nada atinado en el asunto. La reforma del mercado eléctrico que su mayoría absoluta aprobó hace tres años se ha revelado inútil como algunos ya advertimos durante su tramitación. Incluso en esta Legislatura el propio PP ya se ha pronunciado en contra de una iniciativa parlamentaria presentada por FORO en la Comisión de Energía del Congreso de los Diputados para homologar las tarifas eléctricas a las de los países competidores y evitar los dramáticas consecuencias económicas y sociales de la deslocalización de nuestra industria electrointensiva. Sin embargo, aunque el PP no quiere saber nada del tema -en el acuerdo de Coalición Electoral con FORO no lo quisieron reflejar- no es cuestión baladí porque afectaría a decenas de miles de trabajadores directos e indirectos y a sus familias, pero también a las poblaciones y Comunidades donde están radicadas las empresas que corren severo riesgo de desaparición a causa de la imposible competitividad con sus competidores europeos, lo que arrastraría a la desertización de comarcas enteras.

La luz es un bien esencial y los españoles pagamos las tarifas más caras de Europa. Es muy urgente la bajada de los precios eléctricos y su homologación para beneficiar a los consumidores domésticos y para que nuestra industria pueda mantener y generar puestos de trabajo.

Para aminorar las carísimas tarifas de la electricidad bastaría con copiar lo mismo que hacen en Alemania y Francia para que sus familias, sus empresas y sus industrias no tengan la gran merma económica que, sin embargo, soportamos en España con cargo al disparatado recibo de la luz. A ello debería aplicarse el Gobierno sin dilación.