Barcelona

«Matar al padre», un retrato de una familia, de una ciudad y de una época

La nueva serie que Movistar+ estrena el próximo 25 de mayo transcurre en Barcelona en cuatro momentos diferentes, en los años 1996, 2004, 2008 y 2012.

El protagonista de la serie, Jacobo Vidal (Gonzalo de Castro).
El protagonista de la serie, Jacobo Vidal (Gonzalo de Castro).larazon

La nueva serie que Movistar+ estrena el próximo 25 de mayo transcurre en Barcelona en cuatro momentos diferentes, en los años 1996, 2004, 2008 y 2012.

Estamos en un espacio extraño, un hombre maduro al que aún no conocemos espera a alguien, se acerca a él un niño y de repente ¡zas! Ya estamos metidos de lleno en la vida de este hombre de mirada triste al que queremos conocer. Su nombre, Jacobo Vidal. Se trata de un abogado de éxito en Barcelona, pero no la Barcelona de ahora, sino la ciudad de los prodigios que acababa de vivir los Juegos Olímpicos más exitosos de la historia. Es 1996 y Jacobo y Barcelona disfrutan de una felicidad paralela. O tal vez no sean más que apariencias...

Así arranca "Matar al padre", la nueva serie que Movistar+ estrena el próximo 25 de mayo y que transcurre en Barcelona en cuatro momentos diferentes, en los años 1996, 2004, 2008 y 2012.

A través del retrato de Jacobo Vidal, abogado despótico y autoritario, y su familia asistimos al cambio profundo que ha sacudido la sociedad española entre los años noventa y la actualidad, con el advenimiento de la crisis económica y política como telón de fondo.

Y es que "Matar al padre"no sólo nos muestra la trayectoria del protagonista, Jacobo Vidal (interpretado por Gonzalo de Castro) y su familia a lo largo de cuatro momentos de su vida separados por 16 años, sino que también tiene como objetivo reflejar cómo ha cambiado Barcelona, la ciudad en la que vive, y la sociedad española en ese periodo de tiempo.

Barcelona, al fin y al cabo, es la ciudad de Mar Coll, creadora, directora y guionista de la serie.

En el primer capítulo la acción comienza en 1996, en la feliz Barcelona postolímpica. Todo va bien tanto para la ciudad como para Jacobo Vidal, determinado a controlar todos los aspectos de su existencia y de la de sus hijos, Tomás y Valeria. El personaje es una metáfora de la sociedad española del momento, de la "España del pelotazo": nadie le detiene y no duda en doblegar cualquier obstáculo que no encaja con su particular visión del mundo.

Sin embargo, el destino es imprevisible y en los distintos momentos en que la serie "aterriza"en la vida de Jacobo Vidal observamos que nada es tal y como uno lo había planeado. Así, en 2004 (segundo capítulo), ocho años después, mientras España vive en pleno boom económico y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria aún es inimaginable, el matrimonio del protagonista se tambalea y empieza a perder el control.

Barcelona, la ciudad en la que viven los protagonistas, es una urbe todavía inmersa en la autocomplacencia, en la que el prestigioso abogado Jacobo Vidal se mueve como pez en el agua.

La tercera entrega nos lleva a 2008. La burbuja ha estallado y España asume que está en crisis, aunque está lejos de imaginar que será tan larga y dolorosa. Barcelona aún es una ciudad dinámica y atractiva, pero los negocios cierran y los desahucios están a la orden del día.

Tomás y Valeria son ahora dos jóvenes independientes que dedican poco tiempo a su padre que ahora está muy solo. Mientras, la crisis financiera mundial amenaza el patrimonio de la herencia del abuelo.

El cuarto y último episodio nos sitúa en 2012, en lo más profundo de la crisis económica que azota a España y cuyo final ni se atisba aún. Jacobo Vidal es un fiel reflejo de la situación de España y de esa Barcelona que ha despertado de su sueño de prosperidad infinita. Nuestro protagonista está a las puertas de la tercera edad. Nada ha salido como él esperaba y tampoco tiene ya las herramientas para ejercer el control sobre su vida. Por primera vez es vulnerable y necesita "un rescate".

Al final de su recorrido, Jacobo, como buen representante de su generación, se enfrenta perplejo a un mundo en el que todo aquello que parecía sólido se ha venido a abajo. Frente a él, sus hijos representan nuevas aspiraciones y formas de hacer las cosas.