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Si no fuera por el GPS, otro gallo cantaría.

Si no fuera por el GPS, otro gallo cantaría.
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Me acuerdo perfectamente cuando viajaba con los mapas de las carreteras de papel. El primer reto era abrirlo, después encontrar detenidamente el pueblo que buscaba, no olvidar el número de las carreteras, buscar papel y lápiz, hacer anotaciones y el último reto, doblar el mapa. Lo tenía asumido y lo disfrutaba, lo recuerdo lejano.

El GPS se ha convertido en un gran aliado con sus ventajas y desventajas. A veces lo lleva a uno por caminos que por si mismos no elegiríamos nunca, pero en otras ocasiones, lo conduce a uno por caminos llenos de sorpresas como pasó en esta ocasión.

Después de visitar el lago de Piediluco como recordareis en el post “Seis peces” y comer aquella trucha que todavía recuerdo, seguimos ruta y visitamos: Montefranco, Labro, Rasiglia, Spello y Spoleto. A simple vista parece un locura recorrer tantos pueblitos en dos días, pero en Italia se puede hacer, es de lo más entretenido y sobretodo aprende uno muchísimo.

A Montefranco llegamos sólo a dormir, un pueblo solitario en las alturas. De Labro es aquel señor que decidió dejar Luxemburgo y Londres para irse a vivir a las alturas: Rasiglia y Spello los detallaré próximamente y Spoleto, como tantas ciudades italianas, tiene una historia interesantísima empezando porque es una de las ciudades más antiguas de Italia, por tanto merece un trato especial que trataré con mas detalle en otra ocasión, pero es importante saber antes de ver el video, que la historia de Spoleto es riquísima, tiene infinidad de personajes que han marcado el rumbo de su historia, uno de ellos el cardenal español Gil de Albornoz que después de infinidad de luchas entre los güelfos y gibelinos la colocó bajo la autoridad de los estados pontificios en 1354.

Al haber sido un ducado, puede uno imaginarse las familias nobles del lugar.

El descanso eterno en el Cementerio de Spoleto.

Siguiendo la ruta que marcaba el GPS, el recorrido se convirtió en un placer, era una ruta rodeada de verde, árboles frondosos que enmarcaban el camino estrecho. No tenía demasiadas curvas, y a la vista no se veían casas ni coches que fueran y vinieran, pero en un momento dado, sorprendió ver, allí, en medio del bosque, un conjunto de casitas. Había que detenerse, el entorno era tranquilo, rodeado de paz. Sólo se oía el piar de algunos pájaros.

A primera vista pensé que era un conjunto de casitas en un pequeño pueblo, la puerta estaba abierta, entré y descubrí, después de analizar los primeros bloques, que tenían sus jardineras y algunas luces encendidas en su interior. Una vez que seguí caminando descubrí que de trataba de un cementerio, pero un cementerio diferente, cada una de sus construcciones eran tan perfectas que trasmitían inclusive calor, el conjunto de capillas particulares era interminable, con nombres seguramente célebres que ahora descansan eternamente aquí pero en un entorno perfecto, cuidado, estético, con flores y con luz. Lejos de haber sido un hallazgo incómodo, fue agradable e interesante analizar cada una ellas e ir leyendo los nombres de las familias que ostentaban cada casita.

Muchas veces en los cementerios se descubre la cultura que hay en el sitio en donde están ubicados. Spoleto como decía al inicio, ha sido Ducado, es una de las ciudades mas antiguas de Italia, se entiende perfectamente que en Italia, habiendo tantas y tantas familias con grandes patrimonios y muchos de ellos que han sido parte de la historia del pais, sus restos sigan rodeados de entornos cuidados con tanto mimo.

Seguimos ruta y agradecidos con el GPS que se ha convertido en un amigo de confiar.