Naturaleza

El rincón más salvaje de España que pocos conocen y deberías visitar este verano

Para llegar a esta joya escondida, no basta con seguir una carretera costera. El visitante debe esforzarse, pero lo que aguarda al final del camino es un paisaje esculpido por la paciencia del tiempo

El rincón más salvaje de España que pocos conocen y deberías visitar este verano
El rincón más salvaje de España que pocos conocen y deberías visitar este veranoTurismo Islas Canarias

En una isla tan visitada como Gran Canaria, donde las playas y los complejos turísticos dominan el paisaje costero, aún queda un rincón que parece que el tiempo no quiere olvidar. Se trata de la playa de Güigüí, un espacio natural que aún se mantiene fiel al espíritu más indómito y salvaje del archipiélago canario.

Ubicada en la vertiente oeste de la isla, dentro del municipio de La Aldea de San Nicolás, esta playa forma parte de la Reserva Natural Especial de Güigüí, un espacio protegido de difícil acceso que ha logrado conservar su estado casi virgen gracias precisamente a ese aislamiento geográfico.

Para llegar a esta joya escondida, no basta con seguir una carretera costera. El visitante debe esforzarse: la ruta más habitual parte desde el caserío de Tasartico, una pequeña localidad rodeada de profundos barrancos y vestigios del pasado aborigen de la isla. Desde ahí, un sendero empinado y sin asfaltar, que serpentea entre colinas y riscos volcánicos, conduce tras varios kilómetros hasta el mar. El ascenso a la Degollada de Aguas Sabinas, uno de los tramos más exigentes, pone a prueba piernas y pulmones. Pero la recompensa es insuperable.

Playa de Güiguí
Playa de Güiguíplayas y calas de españa

Lo que aguarda al final del camino es un paisaje que parece esculpido por la paciencia del tiempo: una playa de arena oscura y aguas cristalinas, enmarcada por acantilados de roca volcánica y farallones que se elevan como guardianes de este santuario natural. La playa, dividida en tramos por la orografía, se extiende silenciosa bajo el cielo limpio del suroeste grancanario, lejos del ruido y las construcciones.

Conocida también por sus variantes ortográficas -Güi-Güi o Guguy-, este paraíso costero no solo ofrece un refugio visual. Es además un importante hábitat para aves marinas y otras especies que encuentran en los escarpes un lugar seguro para anidar. Su valor ecológico es tal que se ha convertido en uno de los enclaves mejor conservados de todo el archipiélago.

El aislamiento de la playa es tan evidente que incluso se ha instalado en la zona un observatorio astronómico, el de Tasartico, aprovechando la mínima contaminación lumínica y la escasa presencia humana para observar el firmamento con nitidez.

Aunque también es posible llegar en barco desde el sur de la isla –mediante excursiones organizadas que bordean esta parte de la costa–, la experiencia de la caminata acentúa el valor del lugar: no es solo una playa, es un viaje hacia lo esencial, un reencuentro con la naturaleza más pura.

En tiempos donde el turismo amenaza con devorar hasta los últimos rincones del planeta, Güigüí se mantiene como un símbolo de resistencia y un recordatorio de que aún existen paisajes que se ofrecen solo a quien esté dispuesto a merecerlos.