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Naturaleza y Senderismo

La ruta de España que sube hasta un gigante de 80 metros y un paisaje que parece de otro mundo

Este coloso fue lugar de culto y hoy continúa conservando ese aura de respeto

La ruta en España que sube hasta un gigante de 80 metros y un paisaje que parece de otro mundo Cabildo de Gran Canaria

Quien decide caminar por las cumbres de Gran Canaria acaba descubriendo que hay rincones capaces de suspender el momento. La ruta que conduce al Roque Nublo es uno de esos caminos que, sin exigir demasiado, regalan una impresión difícil de olvidar. El senderista avanza por un territorio volcánico que impresiona desde el primer paso y poco a poco se acerca a un monolito de ochenta metros que se levanta como un guardián del interior de la isla, silencioso y firme, con una presencia que parece casi sobrenatural.

Este coloso, situado en el municipio de Tejeda, no es solo un icono turístico. Fue un lugar de culto para los antiguos habitantes de Gran Canaria y hoy continúa conservando ese aura de respeto que inspira cualquier paisaje con memoria. Con el paso de los años el entorno recibió distintas figuras de protección y terminó integrándose en la Reserva Mundial de la Biosfera, un reconocimiento que subraya su riqueza natural y cultural. Quien se acerca hasta su base comprende enseguida por qué. En este punto elevado del mapa, a 1.813 metros sobre el mar, el aire corre distinto y el paisaje se abre de tal forma que uno tiene la sensación de estar tocando el cielo.

La ruta hasta el roque se presenta como una de las excursiones más accesibles de las cumbres canarias. Apenas cuatro kilómetros y medio, trazado circular y un recorrido que se completa en poco más de dos horas. Sin embargo, la apariencia sencilla no resta grandeza al sendero. El itinerario arranca en el mirador de La Goleta, un lugar que ya anticipa lo que viene al mostrar la profundidad del barranco deLa Culata y la amplitud de la gran cuenca de Tejeda. Nada más empezar el camino aparece un pequeño paseo botánico donde las plantas autóctonas, adaptadas al clima de altura, acompañan los primeros minutos de marcha. A partir de ahí todo discurre con fluidez, bien señalado y sin posibilidad de confusión.

Un camino que conduce a un paisaje casi irreal

El primer hito que sale al encuentro es el Roque del Fraile, un monolito más modesto pero con forma caprichosa que recuerda a la figura de un religioso envuelto en su hábito. Es el preludio del espectáculo final. Tras bordearlo el sendero rodea el Tablón del Nublo, una plataforma de roca clara y amplia que conduce a la Degollada Blanca, donde el horizonte se rompe en barrancos y laderas. Desde ese punto comienza la subida final; suave pero constante, hasta alcanzar la planicie donde se alzan el Roque Nublo y su inseparable compañero, La Rana, una formación menor que comparte escenario con el gran protagonista.

Llegar al Tablón del Nublo es experimentar un cambio de ambiente. De repente, el terreno se aplana y el espacio se abre con tal amplitud que el paisaje cobra una dimensión que sorprende incluso a quien ya ha visto fotografías. Las cumbres se suceden en distintas tonalidades, desde el verde oscuro del pinar hasta los ocres y grises de los barrancos que bajan hacia el interior de la isla. En los días despejados, el Teide se dibuja en el horizonte y completa una imagen que muchos califican como "un paisaje de otro planeta".

Aunque el entorno invita a quedarse un buen rato, conviene extremar la prudencia si el viento sopla fuerte o si se camina con niños, ya que algunos tramos presentan balcones naturales con mucha caída. Aun así, la mayoría de senderistas coincide en que el esfuerzo merece la pena. El silencio, la amplitud del terreno y la sensación de estar sobre un escenario único convierten el final del recorrido en un instante especial.

Un icono que ahora exige más cuidado

El éxito de esta ruta ha sido tal que, en los últimos años, el flujo constante de visitantes obligó a las autoridades insulares a establecer un sistema de control para evitar la erosión del terreno y mejorar la gestión del entorno. Es una medida que busca preservar la esencia del paisaje y garantizar que la experiencia siga siendo tan gratificante como siempre. Quien prefiera acceder caminando desde otros puntos de la zona puede hacerlo sin restricciones, mientras que quienes opten por llegar en vehículo deberán informarse con antelación para planificar el ascenso.