Otoño Viajar

El viaje que arrasa y recomienda la prensa británica este otoño: clima primaveral y sin masificaciones

No es la ínsula más grande de España ni la más ruidosa, pero sí una de las más singulares para exprimir los próximos meses de año

La Gomera, Canarias
El viaje que arrasa y recomienda la prensa británica este otoño: clima primaveral y sin masificacionesTripadvisor

Mientras Europa guarda el bañador, La Gomera abre la temporada más dulce. Ahora, en la isla colombina comienzan los días templados que rondan los 26 °C, montes cubiertos de laurisilva, avistamiento responsable de cetáceos y precios fuera del pico estival. No es la ínsula más grande ni la más ruidosa del Archipiélago, pero sí una de las más singulares para exprimir septiembre, octubre y noviembre.

La escena se repite cada mañana en el muelle de Los Cristianos, en Tenerife. Mochilas, botas de senderismo y una travesía corta de apenas 50 minutos que deposita al turista o residente en San Sebastián de La Gomera, capital pequeña y luminosa de esta isla redonda. Las navieras unen ambos puertos varias veces al día, con conexiones rápidas y regulares. Los billetes suelen moverse en torno a los 40 y 50 euros por trayecto y, si se prefiere volar, el "puente aéreo" con Tenerife Norte tarda unos 30 minutos.

En otoño, La Gomera se siente como una primavera que no tiene fin -casi como en cualquier isla del Archipiélago-. Las máximas medias apenas ceden respecto al verano y se mantienen en torno a los 26–27 °C en octubre; septiembre conserva días de playa con picos similares. Para el viajero significa senderos que recorrer, baños en calas negras y sobremesas largas a la sombra de una buganvilla.

El corazón verde de la isla late en el Parque Nacional de Garajonay, con unas 4.000 hectáreas de laurisilva -bosque relicto propio de la Macaronesia- que desde 1981 gozan de protección como Parque Nacional y que la UNESCO incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial en 1986. La densidad de musgos, el “mar de nubes” que alimenta el bosque y la red de arroyos mejor conservada del archipiélago explican su excepcionalidad.

Esa naturaleza se explora a pie. La Gomera presume de más de 600 kilómetros de senderos señalizados que cosen barrancos, caseríos y palmerales. Desde circulares suaves para iniciarse hasta travesías largas que atraviesan la isla de cumbre a mar, la red permite diseñar rutas a medida, integrar tramos del GR-131 y enlazar con guaguas (autobuses) o con la línea costera por mar que conecta San Sebastián, Playa de Santiago y Valle Gran Rey.

El mar, además, es parte del atractivo otoñal. El corredor Tenerife–La Gomera fue certificado en 2021 como el primer Whale Heritage Site de Europa, un reconocimiento internacional a los destinos que celebran el avistamiento responsable. Aquí vive una población residente de calderón tropical y es frecuente observar delfines durante las salidas con empresas acreditadas.

En la costa norte aguarda Agulo, joya arquitectónica encaramada sobre terrazas agrícolas -el apodado “bombón de La Gomera”- al que The Times señaló en 2022 como “el pueblo más bonito de España” y que forma parte desde 2021 de la red de Los Pueblos Más Bonitos de España. Sobre él, el Mirador de Abrante despliega una pasarela de cristal que regala vistas al Teide en días claros.

La isla suma, además, un patrimonio cultural irrepetible. El Silbo Gomero, lenguaje silbado que se enseña en las escuelas desde 1999 y figura en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Escucharlo en una demostración o en fiestas locales es recordar que estas montañas hablaron mucho tiempo atrás.

Todo esto encaja en un marco de protección amplio, y es que la isla y una franja marina son Reserva de la Biosfera de la UNESCO desde 2012, con 17 espacios naturales protegidos que salvaguardan endemismos y paisajes hechos por barrancos. Ese sello, sumado a la gestión del Parque Nacional, explica por qué el destino atrae a un viajero que busca autenticidad y naturaleza cuidada.