Coronavirus
Fundas para guardar trajes que salvan vidas
Un ejército de voluntarios vallisoletanos cosen a destajo material de protección desde sus casas
El coronavirus no da tregua y sigue expandiéndose por nuestro país cada día un poco más. El fin de semana deja un nuevo reguero de fallecimientos y miles de infectados nuevos. El deseado “pico de la curva” no termina de llegar, los hospitales y las UCI amenazan ya con colapsar en algunos lugares y el material de protección para sanitarios no termina de llegar.
Pero ante este panorama un tanto apocalíptico, que leído así puede resultar desalentador, la esperanza, como suele decirse, es lo último que se pierde y se sigue renovando cada día apoyada por la memorable respuesta se está dando ante esta situación desde la sociedad civil, mucho mayor si cabe que la extensión de este letal y contagioso virus.
Y es que son miles de voluntarios los que, desde sus casas, confinados pero no quietos, están aportando su granito de arena, que es una montaña ya, para ayudar a los que están al pie del cañón jugándose la vida y poder salir de esta cuanto antes.
Y uno de esos casos es el de los vallisoletanos Alicia Marcos y su marido David García que, como cientos de otros más coordinados a través de la Asociación Mascarillas Solidarias Entrecosturas de Valladolid, están echando una mano en la medida de sus posibilidades para conseguir que nuestros sanitarios, conductores de ambulancia, personal de residencias, policías o trabajadores de supermercados, entre otros gremios que siguen funcionando sin parar en primera línea de batalla, puedan protegerse y combatir al Covid-19.
Alicia, jubilada por una incapacidad, no dudaba hace nos días en acudir a la llamada que hacía Inma Muñoz, propietaria del cose todo Entrecosturas de la calle Tirso de Molina del barrio de La Rondilla de Valladolid, para, pese a sus problemas de espalda, ponerse manos a la obra y ayudar en esta gran causa “a su ritmo” a coser mascarillas. “La verdad es que no paramos en toda la jornada y en mi caso suelo hacer entre 20 y 25 mascarillas de tela al día con filtro incluido”, cuenta Alicia a LA RAZÓN, mientras explica que tiene también la colaboración también de su hija y anima a todos aquellos que tengan tela en casa, fundas para guardar los trajes o gomas elásticas a que se pongan en contacto con ella, a través del teléfono 625 49 70 53 que gestiona su marido, o directamente en la asociación Entrecosturas de Valladolid porque les hace falta materia prima para seguir trabajando.
“Tenemos más manos para ayudar que material”, advierte, a la vez que destaca la solidaridad de comercios de este popular barrio como Tejidos Ana, Araceli o Marta y Mere que están donando y facilitando rollos de tela para poder coser las mascarillas, gorros y las batas para todo el personal que trabaja fuera de Urgencias principalmente, como personal de ambulancias o agentes de la policía, y que lo necesita con urgencia.
David, el marido de Alicia, regenta un Todo a 100 en Valladolid y está tratando de conseguir gomas elásticas y tela a través de sus proveedores -ya consiguió que uno de ellos donara una caja de las primeras- y cuenta a este periódico que durante este fin de semana pasado, a través del patio interno del edificio en el que viven, hicieron un llamamiento entre sus vecinos para que donasen fundas para guardar los trajes y lograron más de 25 unidades, con las que podrán elaborar unas mascarillas de material denominado como “textil no tejido” o TNT, que es con el que están elaboradas estas fundas, que posteriormente son esterilizadas en autoclaves. “Estamos muy agradecidos a nuestros vecinos porque la respuesta fue genial”, apunta David satisfecho, mientras destaca también con orgullo que las mascarillas que su mujer y su hija están fabricando han ido a parar en un primer momento a dos residencias de personas mayores en las localidades vallisoletanas de Valdestillas y Tudela de Duero .
Pese a ello, Alicia llama a otros centros de costura de la ciudad a que se animen para plantar cara a este virus que amenaza con quedarse entre nosotros más tiempo de lo esperado, e insiste en pedir la colaboración ciudadana “porque sigue haciendo falta gomas, tela o fundas de trajes”. Asimismo, recuerda a aquellos que quieran donar que las entregas y recogidas se gestionan a través de la policía municipal de Valladolid que es la que se encarga de llevar el material al cosetodo y, después, una vez terminada la faena, repartir las mascarillas y las batas donde sea necesario. Además, señala que Confiterías Rodri, un comercio de alimentación situado en la Avenida de Palencia, es también un punto de recogida de material.
David, por su parte, explica que están comprando también productos que hacen falta gracias a que les están fiando las tiendas y al compromiso de mucha gente que les están trasladando que les van ayudar económicamente, o sea que están trabajando sobre la base de un dinero que supuestamente van a recibir y que ellos tendrán que adelantar, y cuenta también que se está moviendo para intentar poner en marcha un número de cuenta a través del cual poder gestionar las donaciones de una manera más transparente para evitar conflictos.
Grupos de trabajo para ser más ágiles
Inma Muñoz, impulsora de la Asociación Mascarillas Solidarias Entrecosturas de Valladolid, asegura a este periódico que es ya un ejercito de voluntarios el que está trabajando sin parar desde sus casas. “Se me ha ido de las manos y no sabría decirte cuantos habría en total, pero sí que son miles ya y que se han dividido en grupos para que el trabajo sea más ágil”, señala, a la vez que apunta que cuando puede intenta también desde su perfil en Facebook hacer un llamamiento a que se siga donando material.
“Nos sirven también impermeables y los gorros de agua que ahora no usamos al estar metidos en casa”, apunta, mientras cuenta que también aprovecha la red social para ofrecer consejos y tutoriales en Youtube sobre cómo se pueden fabricar desde casa cualquier material que sirva de protección.
Inma destaca la gran solidaridad que está encontrando y aunque reconoce que está cansada y que su hija embarazada de cuatro meses le dice que pare un poco y que tenga cuidado, ella asegura que no va a parar de pelear hasta vencer a este virus.
“No soy una mujer de carrera, sino una luchadora y una molécula en todo este entramado que se ha formado, pero en estos tiempos de pandemia estoy sacándome tres o cuatro Máster por lo menos”, bromea. De hecho, como anécdota, cuenta que tiene la casa llena de experimentos que está haciendo con todo tipo de materiales y productos con los que cree que se pueden elaborar equipos de protección.
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