Sociedad
Los zamoranos deportados a campos nazis ya tienen sus piedras de recuerdo
El Ayuntamiento rinde homenaje con diferentes placas a 23 ciudadanos
La ciudad de Zamora ha rendido un homenaje a los 23 zamoranos que fueron deportados a campos de concentración nazis, a los que se recuerda a partir de ahora con piedras tipo adoquín que llevan placas con sus nombres.Habían emigrado en su mayoría a Francia tras la Guerra Civil española y durante la Segunda Guerra Mundial fueron enviados a los campos nazis, en los que catorce de ellos fueron asesinados.
El descubrimiento de los adoquines conmemorativos, denominados “Stolpersteine”, forma parte de una iniciativa impulsada desde hace años a nivel internacional y a la que también se han sumado otras ciudades españolas.
Durante el acto, el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, ha calificado la iniciativa de “reparación nmoral” y ha asegurado que merece la pena recordar la historia “para que no vuelva a suceder y tener todos convivencia en paz”.
Entre los asesinados había zamoranos con historias muy diversas, algunos que primero emigraron a América, después regresaron a España para defender la República en la guerra, posteriormente tuvieron que exiliarse y al final acabar en campos de concentración nazis.También hubo incluso personas de ideología de derechas que también fueron defensores de la República, según ha apuntado el presidente del Foro por la Memoria Histórica de Zamora, Eduardo Martín.
Asimismo, ha subrayado que el acto no es tanto para devolver la dignidad a esas víctimas del nazismo como para que “ellos nos devuelvan la dignidad a nosotros”.
El concejal de Zamora Christoph Strieder, nacido en Alemania, por su parte ha señalado que ese homenaje era “una necesidad”, y ha recordado a los amigos de los deportados en los campos de Mauthausen y Dachou que hacen memoria histórica para que no se olvide lo que ocurrió.
Durante la iniciativa ha sido interpretada una pieza musical de homenaje a cargo del grupo El portal de Carmen y se han colocado los veintitrés adoquines, cada uno con el nombre de un deportado, informa Efe.
A diferencia de los monumentos, el adoquín se ha utilizado como figura urbana conmemorativa porque para leer la placa que contiene obliga a agacharse e inclinarse, a modo de respeto hacia los deportados a los campos de concentración.
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