Opinión
Leña al mono que es de goma
Me acuerdo cuando hace no tanto tiempo llegaba Mayo y se instauraba en los demás una alegría y un espíritu de fin de etapa maravilloso: la proximidad de las vacaciones, el final del curso, el buen tiempo, las piscinas y la miscelánea de colores inundaba todo tipo de publicidad e incitaba a una buena sonrisa por parte de todos.
Las revistas y los medios de comunicación nos hablaban de los chiringuitos de playa, de los atascos en coche, del Tour de Francia, de los milagros de nuestra maravillosa dieta mediterránea o de cómo decorar nuestro patio o jardín.
Pero es que todo eso ahora está demodé, hay que saber lo primero hablar de política, lo segundo ser un buen chef y lo tercero bailar música urbana-latina, sino no estás en la onda.
A través de la información digital o de cualquier plataforma las noticias y sus titulares incitan a meterse en casa, correr las cortinas y a no salir de la cama porque el mundo se quema, se contagia, se empobrece y se colapsa.
La última ha sido la de la viruela del mono que ha puesto en alerta a nuestro cerebro con el pensamiento de “no por favor, otra pandemia no”.
Hay que ser precavidos y tomar precauciones no cayendo en la infoxicación y en la alerta constante, eso sí, siendo conscientes del gran problema que presenta la educación de la salud en general a nivel mundial; sin entrar en detalles basta un ejemplo para ilustrarlo de cómo cierta gente no tiene ni la más mínima educación y te estornuda en la cara por la calle, bastante poco nos pasa. No hay que olvidar que la esperanza de vida creció exponencialmente cuando se implantó la higiene en los núcleos urbanos, a ver si va a saber más de salubridad cualquier paisano de hace cien años.
Después del genocida COVID y de una extraña hepatitis infantil un nuevo problema de salud nos amenaza y parece que no hemos entendido nada y asociamos el lavarse las manos y el no exhalarle al vecino como algo sobre-exagerado y que hasta causa algún tipo de sorna entre los viandantes. Los médicos nos siguen avisando de que hay que cuidarse y que sin caer en la paranoia seamos cautos con todo.
Es curioso, el ser humano llega un momento en que recibe tanta información que el miedo junto al sentido común desaparecen y emprende una desesperada huida hacia adelante buscando su particular y ansiado estado de bienestar “como pollo sin cabeza” entre la subida del IPC, de los combustibles y de la electricidad.
¿Cómo podemos sobrevivir ante tanta adversidad? ¿Cuál es la guía para triunfar en la época estival?
Os cuento mi receta, la que a mí me sirve: disfrutar de cada día puesto que la vida es un milagro, rodearse de buena gente y no de un peloteo inservible , tener un trabajo que te realice de verdad y hacer caso a los buenos y experimentados expertos de la economía y de la salud. ¡Ah! y si ganas dos no gastar tres, es clave.
Aún es pronto para saber que si el hombre desciende del mono, el mono desciende del árbol, pero ante todo cuidarse, cautela y por favor salud mental.
Al fin y al cabo “no serán más de dos o tres” malas noticias más.
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