Sociedad

El Diagosto de La Alberca (Salamanca) recupera parte de su multitudinario esplendor

Cientos de visitantes acompañan a los albercanos durante el tradicional Ofertorio a Nuestra Señora de la Asunción en el día grande de una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional y que se celebra en el corazón de la Sierra de Francia

Celebración de Diagosto de La Alberca
Celebración de Diagosto de La AlbercaJesús Formigo/IcalAgencia ICAL

La Alberca, en la provincia de Salamanca, recuperó este lunes, 15 de agosto, el multitudinario esplendor de su Diagosto, el tradicional Ofertorio a Nuestra Señora de la Asunción que, en esta edición, contó, tras un año de suspensión y otro con notorias restricciones, con la presencia de cientos de visitantes acompañando a cientos de albercanos durante su día grande. Una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional que, como es tradición, se celebró en el corazón de la Sierra de Francia con la depresión por la pandemia cada vez más lejana y, eso sí, con el amargo gusto dejado por los cercanos incendios acaecidos este verano en las proximidades de la comarca.

Las calles del municipio volvieron hoy a lucir desde primera hora sus mejores galas, al igual que sus gentes, con paños bordados al estilo serrano, flores en los balcones y los productos típicos, como la miel o el embutido, expuestos para su venta. El empedrado vibró, como cada año, al son del tamboril y la dulzaina con jolgorios, animación y pasacalles. Ya a mediodía, las autoridades, con el alcalde, Miguel Ángel Luengo, a la cabeza, así como los mayordomos, cofrades y danzarines llegaron a la Iglesia Parroquial, que data siglo XVIII, para celebrar la tradicional misa en honor a la Virgen de la Asunción.

Celebración de Diagosto de La Alberca
Celebración de Diagosto de La AlbercaJesús Formigo/IcalAgencia ICAL

Tras la eucaristía, pasadas las 13 horas, y con Nuestra Señora en andas, albercanos y visitantes procesionaron de nuevo por las calles de la localidad tras los estandartes de las diferentes cofradías hasta arribar a la plaza Mayor donde tuvo lugar el Ofertorio. Bailes tradicionales precedieron, una vez más, al acto central, que fue seguido desde todos los costados del foro, bajo los soportales, sobre las tablas y desde los concurridos balcones. Colocada sobre un altar en la zona sur, la Virgen asistió al estricto y solemne protocolo con desfile de autoridades, mayordomos salientes y entrantes, que tomaban hoy relevo para un año, así como algunos de sus familiares en riguroso orden de parentesco, y otros amigos.

De dos en dos, y ataviados con los trajes típicos albercanos, incluidos el femenino y llamativo Traje de Vistas, el de Manteo y el de Zagalejo, los protagonistas del Ofertorio realizaron hasta tres genuflexiones ante Nuestra Señora de la Asunción, dispuesta ante las alabanzas, desde tres posiciones diferentes antes de hacer entrega de la generosa ofrenda. Todo sin dar la espalda en ningún momento a la imagen, como mandan los cánones. Después, llegó el turno para los danzarines que realizaron los tradicionales bailes de la cruz, el corro y el paleo, antiguas danzas guerreras para cerrar el acto con un tono festivo, tejiendo y destejiendo el ramo en una bella coreografía centenaria.

El Diagosto es una cita imprescindible para la Sierra de Francia, que centro estos días su foco de atención en La Alberca, y especialmente para la zona de Las Batuecas, que resultó afectada este verano por los graves incendios acaecidos en la provincia a mediados del pasado mes de julio. El municipio fue refugio, no en vano, para los monjes de Monasterio de San José, en plena reserva de la biosfera, que tuvo que ser evacuado tras ser cercado por las llamas del incendio de Monsagro. El comercio local y los negocios de hostelería, poco a poco, van retomando además el pulso tras los difíciles meses de la pandemia en la primera edición sin restricciones.

Tras el día grande de la patrona, La Alberca continuará mañana sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Asunción con el tradicional auto sacramental de La Loa, una representación de la victoria del bien sobre el mal que congregará de nuevo a cientos de visitantes en la plaza del Solano Bajo, frente a la Iglesia Parroquial, y que tras el año de parón por la pandemia, se celebrará por segundo año consecutivo bajo la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), condición que estrenó en la pasada edición.