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Sin rastro del montañero desaparecido en la Sierra de Béjar tras una semana de búsqueda a contrarreloj
Los especialistas consideran que están logrando delimitar una zona donde cada vez es más posible que encuentren al escalador barcelonés
El montañero barcelonés José Antonio Martínez, de 45 años, cumple este jueves una semana desaparecido en la Sierra de Béjar (Salamanca), donde trabaja a contrarreloj un amplio dispositivo de búsqueda ante la previsión de nevadas para el fin de semana.
La Guardia Civil aprovecha desde el miércoles el buen tiempo antes de las nevadas del fin de semana para trabajar con el dispositivo a máxima capacidad e intensificar la búsqueda del montañero barcelonés desaparecido hoy hace una semana
Este jueves se mantiene el dispositivo ampliado que hubo ayer, con diez expertos del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) de El Barco de Ávila, que dirige el operativo. También seguirán los tres perros de búsqueda de alta montaña y un helicóptero, según apuntan fuentes de la Guardia Civil.
Los especialistas consideran que están logrando delimitar una zona de búsqueda donde cada vez es más posible que encuentren al montañero. Lo hacen en base a indicios, como las marcas de crampones, por lo que es urgente que puedan ubicarlo antes de que caiga una nevada que las borre.Las condiciones meteorológicas de niebla, fuertes vientos y nevadas intermitentes han complicado este rescate constantemente. Ya el pasado jueves, cuando Martínez emprendió sin regreso la ruta al Pico Calvitero, el clima no era bueno y por eso se piensa que podría haberse visto obligado a buscar refugio.
A pie de montaña esperan la noticia de su rescate su mujer, Mercedes, y su hija Carla. “Esto es muy, muy duro”, ha dicho la joven a Efe. Su esperanza y la de los equipos de búsqueda es que el buen tiempo de hoy y mañana permita avanzar.
Creen que nunca salió de la montaña
La hipótesis con la que trabajan los rescatistas es que Martínez nunca salió de la montaña tras iniciar su ruta. Su coche está al inicio del camino, en el punto desde donde envió el último audio a su familia a las nueve de la mañana. En ese mensaje les contaba que comenzaba la excursión, una meta que “tenía en la cabeza hace dos años”, explica Carla.
“Su móvil recibió mensajes de WhatsApp hasta las tres de la tarde, pero él no los abrió”, ha apuntado. A las seis de la tarde su teléfono ya no recibía mensajes.Martínez es un aficionado al montañismo que “ha hecho picos más altos” y también en invierno, porque le gusta mucho salir en esta época del año, ha contado su hija. Iba preparado con su mochila de montaña y crampones.
”Es una incertidumbre, es agotador no saber cómo está, si está perdido, herido, qué le ha pasado. Solo queremos encontrarle, estamos luchando y siendo fuertes por él, pero tenemos momentos de todo”, ha relatado la joven, que está alojada junto a su novio y su madre en una casa rural entre Candelario y Béjar.Martínez y su mujer viven en las Franqueses del Vallès (Barcelona) y habían viajado a Ceclavín (Cáceres), el pueblo de ella, para pasar las vacaciones navideñas. El jueves 29 de diciembre, un día de descanso y sin comidas familiares, el montañista decidió hacer por fin la ruta que tanto tiempo había tenido en la cabeza.
Vegetación de hasta dos metros
Cada día a las nueve de la mañana Carla y su madre suben a la segunda plataforma del Calvitero para informarse. Desde ese punto salen los profesionales y voluntarios que hacen las batidas en las zonas delimitadas por el GREIM.
La subida al pico Calvitero es “fácil técnicamente” pero tiene “muchos ramales por donde te puedes ir”, apunta, por su parte, Jorge González, uno de los guías de montaña que participan en la búsqueda.
Las condiciones en diciembre a más de 2.000 metros también contribuyen a que sea más probable salirse del camino principal. ”Y luego están las escobas y las jaras, vegetación de hasta dos metros. Cuando hemos hecho las batidas, dejabas de ver a compañeros que estaban a 15 o 20 metros”, ha indicado González, con quien contactó la mujer del desaparecido porque creía que quizás había subido con él.Para él, que organiza rutas y salidas con su empresa Turismo Activa, lo que queda ahora es “seguir buscando, con mucha gente”. “Es una zona muy amplia, lo que hace falta es cuanta más gente mejor”, señala-
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