Sociedad

El acto del Desenclavo de la Cruz se traslada a la nave central de la Catedral de Burgos por el mal tiempo

La Semana Santa burgalesa revive uno de sus momentos más representativos, en que la Virgen recibe el cuerpo inerte de su hijo después de ser crucificado

Acto del Desenclavo de la Cruz en la Semana Santa de Burgos
Acto del Desenclavo de la Cruz en la Semana Santa de BurgosRicardo OrdóñezIcal

La meteorología adversa obligó a la Semana Santa de Burgos a modificar lo previsto para esta jornada de Viernes Santo. El acto del Desenclavo de la Cruz, uno de los más representativos de esta festividad en la ciudad, no pudo celebrarse en la plaza de Santa María de la Catedral, frente a la fachada principal del templo, y tuvo que trasladarse al interior de la nave central, junto al altar mayor.

Allí, los asistentes pudieron presenciar el emotivo momento en que la Virgen recibe en sus brazos el cuerpo inerte de su hijo y disfrutaron de la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, a hombros de los miembros de la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos, y la talla de María Santísima de la Consolación, portada a hombros de la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza, procesionando por el interior del templo hasta llegar al altar mayor.

El acto central se inició con el alzado de la cruz con la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, y, posteriormente, con la proclamación de las Siete Palabras de Cristo en la Cruz. Se produjo entonces uno de los momentos más especiales, cuando los cofrades, con atención y cuidado, procedieron a desenclavar la imagen, acompañados por el toque monumental de la carraca de la torre norte de la Catedral. Los asistentes guardaron silencio ante esta imagen y revivieron con emoción el momento exacto en el que la Virgen recibe a su hijo tras su crucifixión, durante el cual se interpretó el toque de oración, informa Ical.

Pese a las condiciones climatológicas adversas, la comprometida ciudadanía burgalesa no quiso perderse el emotivo momento, y llenaron el aforo del altar mayor, así como las naves próximas, para poder ver de cerca la estampa. El acto concluyó poco después con el tradicional besapiés al Cristo de Burgos de todos los participantes o asistentes que así lo desearon.

Talla de gran valor

El Santísimo Cristo de Burgos se caracteriza por ser una talla flamenca de principios del siglo XIV construido en madera policromada y articulado. Además, destaca por su realismo, puesto que tiene pelo, dentadura y uñas naturales, y la herida del costado está recubierta con piel curtida de animal. Se trata de una réplica realizada en 2014, y la leyenda cuenta que fue encontrado por un barco de mercaderes españoles que volvían de Flandes y lo encontraron en el mar, dentro de una urna.

El mercader burgalés Pedro Ruiz de Minguijuan fue el encargado de llevarlo a los monjes del monasterio de San Andrés, ubicado donde ahora está el Real Monasterio de San Agustín. Allí permaneció hasta 1808, cuando, durante la Guerra de la Independencia, se trasladó por seguridad a la Catedral de Burgos, donde reside hoy en día. A esta talla se le atribuyen varios milagros a lo largo de su historia, e incluso era una imagen muy venerada en tiempos de pandemia, especialmente durante los episodios de sequías y pestes.