Cultura
El espectacular castillo que vigilaba la frontera con Portugal y hoy es un impresionante Parador
Se trata de la fortaleza medieval de Enrique II de Trastámara
Quién no ha soñado en alguna ocasión dormir como un Rey. Pues ahora está mucho más cerca de lo que parece. Y es que hay un Parador en España que está ubicado dentro de un Castillo, que en la Edad Media fue un baluarte español, ya que era desde donde se vigilaba la frontera portuguesa. La fortaleza se ubica en lo alto de un tajo que se alza sobre la vega del río Águeda, y la mandó construir en 1372 Enrique II de Castilla, padre del linaje de Isabel la Católica. Enrique II, que fue el primer monarca de la dinastía Trastámara en los reinos de Castilla y León, era el tercer hijo natural —tras Pedro y Sancho— de Alfonso XI y de su hermosa amante Leonor de Guzmán.
Su padre, deseoso de garantizar el futuro de sus hijos naturales, le concedió, en el año 1335, los señoríos de Cabrera y de Ribera, situados en el norte de León. En su niñez, Enrique fue prohijado por el magnate nobiliario Rodrigo Álvarez de las Asturias. Así las cosas, en ese mismo año de 1335, Enrique recibió, en tierras de Asturias, el solar de Noreña y las pueblas de Chillón, Allende y Gijón. En 1338 se le otorgó a Enrique el infantazgo del valle del Torío. Unos años después, en 1345, se le concedió a Enrique, por parte de Rodrigo Álvarez de las Asturias, el título de conde de Trastámara, que iba a dar nombre a la dinastía que, años después, él inició, así como de Lemos y de Sarriá.
En el año 1350, Enrique, siguiendo el consejo de su madre, contrajo matrimonio con Juana Manuel, que era hija del conocido escritor a la vez que aristócrata Juan Manuel. Pedro I, al conocer esa noticia, intentó apresar a su hermanastro Enrique, pero éste huyó a tierras de Asturias. Al año siguiente, 1351, Leonor de Guzmán, la madre de Enrique, fue ejecutada. Aquel acontecimiento motivó, en 1352, una rebelión de Enrique, que se hallaba por entonces en Asturias contra el Rey de Castilla, aunque poco después se llegó a un acuerdo entre ambas partes.
Tras varios años de intensos conflictos, en el mes de marzo del año 1366 las tropas de Enrique de Trastámara invadieron la Corona de Castilla, entrando por la localidad de Calahorra, que fue ocupada con gran facilidad. El siguiente hito de las tropas trastamaristas fue la toma de Briviesca.
No obstante, el gran éxito militar de Enrique de Trastámara fue la entrada en la ciudad de Burgos. El siguiente paso que dio Enrique II fue la ocupación de Toledo, donde, gracias al apoyo que encontró en algunos sectores de dicha ciudad, entró en los primeros días del mes de mayo. Poco después reconocieron a Enrique II como rey de Castilla los procuradores de las localidades de Ávila, Segovia, Talavera, Madrid, Cuenca y Villa Real. No obstante, fue la entrada en Sevilla, donde ya se encontraba el Trastámara en los inicios del mes de junio, lo que consolidó el éxito de Enrique II.
Ante este éxito el monarca mandó construir una fortaleza de la que vamos a hablar para vigilar Portugal, ya que comenzaba su ambiciosa política internacional en unión con Francia. Pues ese castillo es de estilo gótico militar y consta de una gran torre del homenaje, distribuida en tres plantas. En lo alto está rematado por un parapeto de almenas, que se completa con una muralla y torres de defensa.
Protector del paso y vigía en territorios de frontera, en su primitiva construcción intervino Fernando II y, más tarde, en 1372, Enrique II de Trastámara, artífice definitivo de la fortaleza. Sus muros hubieron de defender en múltiples ocasiones a atacantes de diversa índole y nacionalidad. Los últimos bajo banderas francesas e inglesas en los distintos avatares que sufrió este territorio en la Guerra de la Independencia.
Pues hoy ese castillo medieval es el maravilloso Parador de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo que en su interior, la reciente reforma de sus habitaciones luce una decoración de diseño, en la que piezas modernas conviven con el mobiliario castellano tradicional del edificio, en un vínculo que preserva la esencia medieval del castillo. Además, el Parador, dotado de parque y zona de juegos privada, es un destino ideal para toda la familia.
El establecimiento hotelero se instala en una fortificación de estilo leonés, destaca por su gran torre del homenaje cuadrada, de 17 metros de lado, y por las almenas y matacanes que se suceden a lo largo de sus impresionantes murallas. Además, su interior cuenta con una nueva muestra de obras de arte, entre la que destacan un tapiz flamenco del siglo XVII-XVIII, una talla de un rey castellano del siglo XVIII y una copia del cuadro expuesto en el Louvre “Las Bodas de Caná”, de Gerard David.
Además de las habitaciones, el parador, por su proximidad a las dehesas salmantinas, ofrece una suculenta oferta gastronómica que tiene en el cerdo ibérico y en la ternera morucha sus productos estrella. Cocina tradicional actualizada a base de ricos embutidos, suculentos asados, sin olvidar la gran enseña mirobrigense: el farinato.
Las arcadas de piedra del comedor de este inexpugnable castillo trasladan al comensal al medievo mientras contemplas los maravillosos paisajes del campo charro. En la mesa, junto al mejor jamón de Guijuelo, algunos de los platos más reconocidos por los clientes son los huevos de corral tapados con jamón ibérico y sus patatas, el farinato con yema asada a baja temperatura con patatas meneás, la pierna de cordero al horno o el solomillo de morucha a la parrilla.
Otros atractivos monumentales de Ciudad Rodrigo
Para disfrutar al máximo de la experiencia, Ciudad Rodrigo ofrece una serie de propuestas patrimoniales y turísticas de primer nivel, entre las que destacan:
Plaza Mayor y Ayuntamiento
La Plaza Mayor de la localidad salmantina es el epicentro del casco antiguo y el mejor lugar para empezar a descubrir la ciudad. Alrededor de la misma se asoman algunas centenarias casas y el Ayuntamiento de la localidad. Este último es una auténtica joya de estilo renacentista que data del siglo XVI, aunque fue reformado en el siglo XX.
La Plaza Mayor es, además, el principal lugar de socialización, ya que está rodeado de cafeterías, restaurantes y terrazas. Y durante las fiestas de carnaval instalan una gigantesca plaza de toros móvil con una capacidad de 3.800 personas. También aquí se ubicaban las mazmorras.
El Verraco
Frente al castillo el visitante se encuentro con otro de los emblemas de la ciudad. Se trata de una escultura de piedra de unos dos metros de longitud y que representa un cerdo. Fue realizado por los vetones, un pueblo prerromano de origen celta que se habitó estas tierras desde el siglo V a.C.
Catedral
Se trata de un templo gótico cuya construcción, promovida inicialmente por el rey Fernando II de León en torno a 1168 y continuada por sus sucesores en el trono, se llevó a cabo entre los siglos XII y XIV. Pertenece por su estilo al llamado «grupo de Salamanca», junto con la catedral vieja de Salamanca, la catedral de Zamora y la colegiata de Toro. En su interior posee tres naves escalonadas con bóvedas octopartitas. El edificio ha sufrido distintas reformas como la reedificación de la Capilla Mayor en 1550 gracias al patronazgo del cardenal Tavera.
En 1755 el famoso terremoto de Lisboa causó estragos en la catedral, derribando la torre principal. Por eso, la que se puede ver en la actualidad es del siglo XVIII. En 1810 las tropas napoleónicas sometieron a la catedral a un intenso bombardeo, del que todavía se pueden ver las marcas de cañonazos en su fachada.
Muralla
Ciudad Rodrigo consta de dos líneas de murallas que forman un cinturón de forma ovalada alrededor de la ciudad, con una longitud de 2.200 metros y alcanzando los 13 metros de altura en algunos lugares, y flanqueadas por cinco torreones. De las ocho puertas que tuvo en origen hoy día se conservan siete, de las cuales destacan la Puerta de Santiago y la Puerta del Sol. Aunque todavía quedan restos de la primitiva muralla del siglo XII, lo que se contempla hoy día fue construido casi todo durante la reforma del siglo XVIII.
Palacio de los Águila
Es el mayor palacio de Ciudad Rodrigo y perteneció a una de las familias con más solera de la ciudad. Fue construido entre los siglos XVI y XVII. Es mayoritariamente renacentista, aunque también presenta influencias góticas. Además, uno de los dos patios interiores es de estilo plateresco. Este patio está rodeado de arcos coronados con escudos de linajes emparentados con los Águila.
En este palacio se llegó a hospedar la mismísima reina de Inglaterra en 1692, en su viaje hacia Portugal. En 2000 fue rehabilitado y en la actualidad alberga un centro de exposiciones.
Puente Mayor
De origen romano, el puente actual es fruto de numerosas reconstrucciones. Los cuatro ojos más cercanos al Arrabal son de época medieval, mientras que los más cercanos a la ciudad, que hasta el siglo XVI se mantenían de madera, fueron diseñados por el arquitecto Juan de Sagarbinaga en el siglo XVIII.
Tres Columnas
Este conjunto de tres columnas romanas de orden toscano se puede datar en el siglo I d.C. De origen incierto, podrían proceder de diferentes monumentos o constituir un término o hito augustal como elemento ordenador del territorio, poniendo Ciudad Rodrigo, Ledesma y Salamanca en relación en una inscripción que tiene en la base.
Fueron encontradas en 1557 en un edificio en la parte alta de la ciudad. En el siglo XVI se colocó junto a ella una placa conmemorativa de su descubrimiento y se hizo una réplica de la inscripción augustal que se colocó en el entablamento. Colocadas en ese año junto al Ayuntamiento, estuvieron allí hasta 1899, en 1923 se montaron en el Campo de Toledo y desde 1973 están en la entrada de la carretera de Salamanca. Desde antiguo forman parte del escudo de Ciudad Rodrigo y para muchos hacen referencia a su lema «Ciudad Antigua, Noble y Leal».
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