Cultura

Ésta es la villa medieval de ensueño con el Castillo más bonito de España a menos de dos horas de Madrid

Forma parte de la Asociación de los "Pueblos Más Bonitos de España" por su belleza, historia y arquitectura

Bonilla de la Sierra
Bonilla de la SierraIcalIcal

Son innumerables las villas medievales de gran belleza que se encuentran en España. Historia, patrimonio, naturaleza y gastronomía son las señas de identidad de estos pequeños municipo que año tras año seducen a cada vez más visitantes. Son tal el número, que muchos de ellos son desconocidos pero, su tremenda espectacularidad, merecen una visita, y la mejor época del año es el otoño.

Y es que las villas medievales en España son una población que ha recibido a lo largo de la historia ciertos reconocimientos explícitos y privilegios por parte de la autoridad reconocida. y por razones diversas, aunque no siempre, no le ha sido concedido el título superior, el de ciudad. Existen documentos antiguos, sobre todo medievales y de la Edad Moderna, que categorizaron a una población como villa; en otros casos fue la costumbre popular por la importancia de un centro poblado dentro de su entorno.

En época romana una villa era un asentamiento rural formado por un edificio residencial principal y otra serie de edificios secundarios. Su origen es romano y entonces constituía el centro desde el que se administraba una explotación agrícola. Posteriormente ha perdido sus funciones agrícolas y ha reducido su actividad a la residencial. Con la consolidación del latifundio durante el Imperio romano, la villa se convirtió en el centro de las grandes explotaciones agrícolas.

 

Las características propias de cada villa han hecho que se las denominara a veces con adjetivos que complementaban esta categoría: villa cerrada si el núcleo de población se cerraba con una muralla a menudo formada por las mismas casas, con portales de acceso; villa franca si había sido una concesión real en zona de repoblación con una serie de privilegios, sobre todo comerciales. Prácticamente todas son de origen medieval.

En las villas se agrupaban a menudo los artesanos y los comerciantes estables. Así, las villas fueron cogiendo un carácter urbano, con una clase social que tenía oficios y formas de vida diferentes del habitual en el ámbito del campesinado, de forma que ya en la Baja Edad Media empezaron a suscitarse conflictos sociales entre los de la villa y los del campesinado.

Muchas villas medievales han llegado a nuestros días en un gran estado de conservación, y en la actualidad el título de villa es generalmente puramente honorífico. En el ámbito de la organización administrativa, una villa es una población con un tamaño intermedio entre una aldea y una ciudad, dotado de una economía en la que el sector terciario comienza a tener cierta importancia.

Pues a menos de dos horas de Madrid, se encuentra una espectacular villa medieval con uno de los castillos más bonitos de España. Este pueblo es Bonilla de la Sierra, ubicada en la comarca de El Barco de Ávila-Piedrahíta, situado en el valle del Corneja, en la provincia de Ávila. Entre los pueblos que habitaron esta región en la época anterior a la invasión y conquista romanas (siglos V y IV a.C.) aparecen: vettones, lusitanos y turdetanos. Los vettones se caracterizan por representar el substrato cultural más primitivo, siendo el ganado la base de su sistema productivo. Hay yacimientos pertenecientes al periodo romano. Caminos y rutas ganaderas entre las que está la calzadilla que parte desde el puerto de Villatoro y que pasando por el valle se dirigía hacia Bejar dando origen a asentamientos humanos próximos a estos lugares.

Ya en la Edad Media en el año 981, Fernan González, conde castellano, tomó Bonilla para posteriormente tomar Piedrahita. Esto demuestra que ya en el siglo X, existía una población estable en la villa. Debido a la consolidación en el siglo XI de Avila ciudad, como centro militar de la frontera árabe-castellana y bajo el mandato de D. Raimundo de la Borgoña, los territorios abulenses adquirieron un crecimiento repoblador en el ámbito económico, militar y administrativo. Al no poder controlar tanta tierra, La Corona o el Concejo ciudadano realizaban donaciones a los caballeros que se habían distinguido pos sus servicios a algunas de estas instituciones.

El obispo abulense D. Domingo Blasco (1212-1272), recibió Bonilla como donación, confirmado después por Honorio III. Al tiempo como consecuencia de una política de concentración territorial llevada a cabo por el obispado se convertirá en el núcleo principal de su patrimonio.

En 1250, Bonilla aparece como villa de jurisdicción episcopal junto a Villanueva del Campillo, a la que dos décadas después se añaden según carta de Alfonso X, los lugares de Santa María del Mesegar, Malpartida y San Bartolomé, posteriormente Becedillas, Cabezas de Bonilla y Pajarejos son también anexionados.

En este periodo, Bonilla adquirió una gran importancia llegando a ser una de las villas mayores del obispado, sobre todo en el ámbito religioso, dado que el señor de Bonilla (obispo de Avila), residía durante el periodo estival en la villa, por lo que era obligado tramitar todo tipo de asuntos de la administración episcopal en ella. De esta manera se estableció la secretaria episcopal en la calle bonillana del Mirón.

En 1307, la Villa estaba conformado por las siguientes villas y aldeas: El Guijo, San Bartolomé de Corneja, Villanueva del Campillo, Vadillo de la Sierra, Serranos, Santa María del Mesegar, Malpartida de Corneja, Becedillas, Cabezas de Bonilla, Pajarejos y Casas del Puerto de Bonilla.

En el siglo XIV, la población de Bonilla era importante, pero los problemas políticos, el clima, el hambre y la peste produjo muchas muertes en los pueblos de Castilla. La economía agricola-ganadera de Bonilla, permitió que saliese de la crisis con mayor rapidez que otros núcleos. Se generalizo la trashumancia y existen pruebas de una antigua cañada que cruzaba Bonilla y que hacen referencia los libros de Fabrica de Bonilla. Al crecer la ganadería también lo hicieron las industrias relacionadas con el sector, como la artesanía. La construcción del palacio episcopal ayudo de manera importante a la creación de empleo.

 

El rey Juan II de Castilla, dio autorización a los judíos de Bonilla para realizar importantes negocios comerciales, que unido al buen ambiente reinante entre los diferentes colectivos de población que convivían en esta área, hacía de Bonilla una de las poblaciones más prósperas de la región.

Todo cambió con la persecución llevada a cabo por la Inquisición contra el pueblo hebreo a finales del siglo XV y con la firma del decreto de expulsión del 31 de Marzo de 1492. Los sefarditas abandonaron su tierra natal, dejando sus negocios y bienes o malvendiendolos.

En 1384, Bonilla fue sede del sínodo diocesano, en el que se redactaron las famosas constituciones sinodales, conocidas como Constituciones Sinodales de Bonilla. Y en 1440, se celebraron las Cortes de la corona de los reinos de Castilla y León, que tuvieron como objeto la pacificación del reino, revuelto por las pugnas entre los infantes de Aragón y el condestable don Alvaro de Luna. En estos momentos el castillo-palacio de Bonilla era refugio de Juan II, estando al amparo de su fiel seguidor Lope Barrientos, Obispo de Avila.

En el siglo XVIII con la Desamortización de Mendizábal, Bonilla de la Sierra dejó de pertenecer al Obispado de Avila y desapareció prácticamente el convento que había en las afueras de la villa y que fue reconstruído en dos ocasiones. Queda alguna huella del mismo.

Además, el 4 de mayo de 1983 la villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Y también forma parte de la Asociación de “Los Pueblos Más Bonitos de España”.

Principales atractivos

- Castillo: Su origen se remonta al siglo XII, pero las importantes reformas y labores de mantenimiento se empiezan a realizar cuando la Villa pasa a ser Señorío de los Obispos de Avila, como así lo demuestran los distintos escudos de sus paredes.

El edificio primitivo data de mediados del siglo XIV, con patio central cuadrado alrededor del cual se distribuyen las estancias, hasta en tres alturas, construidas la mayoría a raíz de la reforma efectuada en el siglo XVI; el porche, la panera formada por tres habitaciones, la torre del homenaje, las caballerizas de ladrillo y adobe, y el llamado 'patio de los conejos'.

Esta fortaleza supone el refuerzo de la defensa de una de las puertas que existían , hoy desaparecida. En su origen, se entraba al castillo, por el lado occidental, protegido por la torre circular de la esquina y la torre del homenaje; más tarde, se abrió otra puerta en el lado Suroeste y un acceso en alto en la torre del homenaje, fuera del recinto. Hoy, de propiedad privada, cuenta con un patio porticado de armas, de forma cuadrada, rediseñado con el paso del tiempo.

La construcción que se encuentra en mejor estado es “La torre del homenaje”, del siglo XV, en la que todavía se conservan frescos con temas caballerescos. También se conservan las puertas falsas de arco de medio punto. Entre sus muros murió Alonso de Madrigal,“El Tostado” el 3 de septiembre de 1454, a los 55 años. Consejero de Juan II, padre de Isabel la Católica, este le nombró, en un primer momento, canciller mayor y abad de la Colegiata de Valladolid y más adelante Obispo de Ávila, cargo que ocupó hasta su muerte. Bonilla fue el lugar elegido por este prelado para estudiar y escribir parte de su gran obra.

Juan II también moró entre los muros del castillo. Buscaba refugio en la Torre del Homenaje en 1440, de la mano del obispo Lope Barrientos, durante las disputas con los infantes de Aragón, en 1440. Ese mismo año se celebraron en este lugar las cortes de Castilla. Otro evento significativo: el Sínodo Episcopal, convocado por el Obispo Diego de los Roeles, se llevó a cabo en el castillo-palacio un siglo antes, el 4 de julio de 1384.

- Colegiata de San Martín:De estilo Gótico, es uno de los monumentos más impresionantes. Un edificio sobrio y elegante cuya construcción, finalizada en la primera mitad del siglo XV, fue ordenada por el Cardenal Juan de Carvajal, cuyo escudo timbra las dos portadas de acceso, la nave mayor y el púlpito.

Fue declarada Bien de Interés Cultural, (BIC), por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, en 1931. Así lo reflejaba la Gaceta de Madrid ,el 4 de junio de ese año.

 

De una sola nave, realizada en sillería de granito, sus muros llevan contrafuertes coronados de pináculos del XV. Destacan sus dos capillas: la de los Chaves y la de Álvarez de Guzmán. La sacristía es del siglo XVI, al igual que el coro, con balaustrada de piedra. En el coro se destaca el escudo de armas del Obispo Carrillo. También resaltan sus ventanas ojivales o sus retablos de gran belleza, por poner algunos ejemplos.

-Muralla: En un pueblo medieval no podía faltar su muralla, aunque quedan pocos restos de la misma. Se estima que su construcción se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XIII o principios del XIV. Así lo han puesto de manifiesto las últimas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo por la Diputación de Ávila.

La muralla cubría el perímetro de Bonilla y contaba con cuatro puertas, de las que queda en pie la conocida como “Puerta de la Villa”, si bien su nombre original es “Puerta de Piedrahita”, con arco de estilo Gótico..

La desamortización de Mendizábal y la desamortización de Madoz, en el siglo XIX, supusieron el principio de la decadencia del pueblo y el expolio de la muralla, siendo utilizada en cercados de huertas o en la construcción de viviendas. El tramo mejor conservado es el que forma parte del castillo.

Las obras intramuros acometidas en el lienzo sur del recinto han dejado al descubierto hasta dos niveles sucesivos de pavimento, a modo de opus signinum (mortero de cal, arena y pequeños fragmentos de roca), que se encontraban en un avanzado estado de deterioro, por lo que no solo ha habido que protegerlos, cubriéndolos, sino que, además, impiden continuar profundizando por esta zona, dado que la muralla, hacia el interior, conserva en torno a metro y medio de alzado, como informa la Diputación.

- Pozo de Santa Bárbara: El Pozo de Santa Bárbara probablemente fue construido entre los siglos XII y XIII, con el fin de abastecer a la población de agua. Cuenta con dos aberturas. La más original, en un lateral, con escaleras cubiertas por ocho bovedillas adoveladas de medio punto. Por las escaleras, de las que se dice que hay tantas como frases tiene el credo, se puede llegar hasta el agua. La otra abertura, de brocal, almacenaba el agua de la lluvia.

-Puerta de la Villa:Bonilla ofrece un encanto especial en las noches de luna llena. Disfrutar de un cielo, completamente estrellado, es un lujo para aquellos que no pueden gozar de este espectáculo en la contaminada ciudad. La Cruz del Risco es un buen lugar para hacer que el tiempo se detenga, mientras se observa las diferentes constelaciones, o intentamos atrapar un deseo por cada una de las estrellas fugaces que aparecen ante nosotros. La luna guiará al visitante por cada uno de los rincones especiales de este pueblo medieval. Un paseo por el conocido como “traspalacio”, nos llevará a imaginar cómo sería la vida en el castillo-palacio, en los años en los que los obispos fueron sus moradores.

La “personalidad” de la colegiata dejará al visitante sin palabras. Esta se impone en medio de la porticada plaza medieval iluminada. Una plaza en la que también se puede observar la importancia de su ayuntamiento, con su escudo construido bajo el reinado de Carlos III, en 1779. O la bonita cruz de piedra.

Pero sin duda alguna, el turista se sentirá atraído por la “magia” que desprende el Pozo de Santa Bárbara, en medio de la noche. La iluminación, estratégicamente instalada en sus arcos, aportan un “halo de misterio” a los escalones, que llevan hasta el agua que alberga este aljibe. Misterio que acrecienta la leyenda que habla “sobre una mora que sale todas las noches del pozo para peinarse a la luz de la luna”.

 

-Plaza Mayor: Una plaza castellana en la que imperan las casonas solariegas, edificadas para acoger a quienes acompañaban a los prelados. Las casas cuentan con soportales en los que los comerciantes se instalaban para resguardarse del frío, el calor o la lluvia.

Interesantes las columnas de piedra que sujetan estos edificios y sus vigas de madera.. Aunque lo más llamativo de la misma es la iglesia-colegiata de San Martín de Tours.

-Puente de Chuy: Se encuentra al norte de la Villa, según se viene de Villatoro, y es de estilo románico. Existen otros tesoros dignos de ver en la Villa, casas que mantienen su tipo de construccción con escudos heráldicos que nos cuentan quienes fueron sus propietarios, el suelo adoquinado del pueblo que nos recuerda como se construía en la Edad media.

Gastronomía

Los sabores de Bonilla de la Sierra son muy característicos. Son muchos los platos protagonistas en esta zona, pero el producto estrella son las patatas fritas, que son famosas por su técnica de frito perfecto que logra patatas crujientes y llenas de sabor. En el municipio existe una fábrica que las produce desde 1932.

Además, al estar rodeada de pastos, la zona favorece una buena producción de carne y embutidos, así como el queso de cabra, que es protagonista de la oferta de quesos de la región, y es elaborado de manera artesanal y con leche cruda.

 

Por último, los postres no pueden faltar, y entre ellos destacan las flores, que son una masa frita en forma de flor y rociado con miel caliente, y el arroz con leche.

¿Dónde comer?

-La huevería del ganso: Se trata de un sitio amplio y con encanto, ubicado en el Valle del Corneja donde se mezcla la cocina tradicional.con los productos derivados del ganso. El plato estrella es el huevo de ganso. El edificio data del Siglo XVI, es una antigua explotación agraria de los monjes Jerónimos y era donde se esquilaban y lavaban las lanas de las merinas.

-Restaurante de la Posada Real: Se ubica en el antiguo Refectorio, busca proporcionar una oferta atractiva para los visitantes de la zona, más allá del modelo regional de asador.

Para ello ofrece una carta moderna que actualiza la cocina tradicional, y cuenta con una amplia carta de vinos, priorizando los vinos locales de Ribera de Duero y los regionales.

-Chivis: Este establecimiento se encuentra en Piedrahita, en su plaza mayor, y se trata de un restaurante de cocina castellana tradicional.

-El Rubio: También en Piedrahita se encuentra este restaurante que tiene como especialidades el cocido castellano, el cochinillo, el chuletón de ternera de Ávila, las Judias del Barco y las patatas revolconas.