
Curiosidades
Este es el pueblo de España que produce el 95% de un ingrediente indispensable para elaborar la cerveza
Un grupo de labradores, hace cuatro décadas, introdujeron este cultivo en tierras de Castilla y León

Llega la primavera, y el buen tiempo. Momento para terracitas y para tomarse una cerveza bien fresquita. Y es que es la bebida que más se consume en toda España, en especial en los meses de verano, donde se concentra más del 30 por ciento de las ventas anuales. España es de por sí, el segundo país del mundo donde más cerveza se consume, con una media de 415 unidades por habitante y año. Casi nada.
Pero para su fabricación resulta indispensable un ingrediente. Es el lúpulo, conocido como "humulus lupulus" y cuya flor se utiliza como el mejor aditivo para contrarrestar el dulzor de la malta de la cebada. Una planta, que pertenece a la familia de las cannabáceas, y que tiene su epicentro fundamental en un punto de España, donde se cultiva el 95 por ciento de toda la producción. Una localidad de 2.500 habitantes, y que se ubica en un municipio leonés, situado en tierras del Órbigo. Nos estamos refiriendo a Carrizo de la Ribera.

Y cuál es la razón de que en este municipio exista tal tradición. Pues la culpa la tienen un grupo de labradores de esta zona que hace unas cuatro década apostaron por cultivar este producto, del que poco se sabía por aquella época. Y acertaron de pleno, ya que con el paso de los años empezaron a llegar abundantes cosechas, para capitanear en estos momentos la producción nacional.
Abundantes son los campos que rodean este municipio con esta planta como protagonista, que además cuenta con una fiesta dedicada a la cerveza así como una ruta guiada en la que se puede conocer la historia del lúpulo y que finaliza con una cata de cervezas artesanales. Cada fin de semana.

Pero uno también puede disfrutar de los encantos de esta localidad leonesa, como el Monasterio de Santa María de Carrizo, de monjas cistercienses y que en año 1974 fue catalogado como Monumento Nacional.
Otro lugar indispensable es el Palacio de los marqueses de Santa María de Carrizo, una ampliación del Monasterio dedicado a un Hospital de Peregrinos, así como la ermita del Villar, la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol o un puente de hierro construido en el año 1895.
Y si quiere uno quiere comprobar su gastronomía no se puede marchar del lugar sin probar las sopas de truchas o sus ricos embutidos, eso sí acompañados, como no puede ser, por una fresquita cerveza.
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