
Agricultura
Las lluvias de primavera ponen en alerta a los viticultores frente al oídio y el mildiu
Por el momento, el granizo y las tormentas han sido muy localizadas y aparatosas para las parcelas afectadas, pero escasa superficie

La acumulación de lluvias de esta primavera, agudizada en las últimas dos semanas por las fuertes tormentas eléctricas que han dejado un importante volumen de agua en la Comunidad, ha puesto en alerta a los consejos reguladores de las denominaciones de origen de Castilla y León. El cultivo contará este año con más tratamientos de lo habitual para protegerse del oídio y el mildiu.
“Con el agua, de momento, hay que estar muy encima de la viña para protegerla. La humedad, con la temperatura adecuada, aumenta las probabilidades de y facilidades para el desarrollo de enfermedades”, matizó el presidente del Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero, Enrique Pascual, quien ensalza que la planta en estos momentos “está perfectamente” en esta zona, excepto en lugares “donde la piedra ha descargado de forma localizada”. “Es muy doloroso para el que le toca, pero es poca superficie la afectada”, sostuvo, en declaraciones a Ical.
En este sentido, apeló a la experiencia de los viticultores para “tratar y tenerlo bajo control, proteger contra las enfermedades”, pues cuando el clima llega “favorable para el desarrollo de enfermedades, incluso con tratamiento pueden salir”.
En los mismos términos se expresa el director general del CRDO Rueda, Santiago Mora, quien aclara que el granizo y las tormentas “siempre son muy localizados”. “Es muy aparatoso y al que le toca le toca de forma importante le hace daños. Aquí ha habido algo entre La Seca, Ventosa y Serrada, pero parcelas concretas con afectación desigual. Al que le toca, lo importante es que lo tenga asegurado”, incidió.
Otra cosa es el tema del agua, pues en estos momentos de brotación en fase avanzada, “empieza a ser de riesgo para enfermedades asociadas a la humedad”, si bien destacó también la experiencia y responsabilidad del sector para evitar que se desarrolle. “Hay que estar atentos porque es una situación ideal por las condiciones climatológicas. Estamos en un momento de estar encima, de prevenir. Hemos tenido mucha agua en la fase final de la primavera y sigue lloviendo, lo que hace que los riesgos se agudicen”, manifestó a Ical.
Desaparición de las estaciones
Por su parte, el presidente del Consejo Regulación Denominación de Origen El Bierzo, Adelino Pérez, teme que las tormentas y la acumulación de humedad provoquen plagas de hongos en las plantas de vid. A esto se le suma que con la tierra encharcada se hace “difícil” trabajar con el crecimiento de hierbas en el viñedo.
“En el caso de que siga lloviendo se corre el riesgo de sufrir una plaga porque las temperaturas van a ser elevadas”, indica a Ical, para insistir que de momento la planta “está bien y tiene vigor”.
Pérez también precisó que debido al cambio climático han desaparecido las estaciones, que se producen por semanas, por lo que obliga a los viticultores a ser más “previsores” respecto a los tratamientos que aplicar. “La pasada semana se alcanzaron los 32 grados y esta no se superan los 22 de máxima. Hay constantes oscilaciones, que no afectan a la planta pero sí al terreno y a la humedad”, resaltó, para insistir que es necesario una temperatura típica de la época sin grandes “olas de calor continuadas” y con lluvias que no caigan “bruscamente”.
También, Santiago Castro, técnico de la Denominación de Origen Toro, coincide en señalar que las lluvias de mayo y junio, si bien benefician a la vid, también provocan la posibilidad de la proliferación de hongos. “Las precipitaciones en mayo y lo que vamos de junio han sido muy importantes porque en la estación meteorológica se han acumulado 75 litros, que es una cantidad significativa”.
Esto ha provocado, según Castro, que la Junta emita una alarma por riesgo de hongos (oídio y mildiu) por las altas precipitaciones y el aumento de las temperaturas, que ha provocado la evaporación del agua y que la humedad se dispare.
Esta alerta señala que comienzan a generalizarse los condicionantes ambientales compatibles con el desarrollo del oídio en viñedo, pero también de la acariosis. En este sentido, lanzó un aviso a través del Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl) en el que recomienda la vigilancia de las parcelas.
Este departamento de la Junta apunta a que en las zonas donde se identifiquen riesgos, en aquellas parcelas con brotes o pámpanos próximos o mayores de diez centímetros, especialmente si en años anteriores se ha detectado presencia de oídio, “es recomendable tratamiento preventivo para poder controlar futuras infecciones que puedan afectar al racimo en su fase de crecimiento”. De hecho, Castro explica que el agua y la temperatura han provocado un crecimiento “desorbitado” de los pámpanos.
En principio, según el técnico, el agua “no viene mal”, ya que se garantiza la humedad en verano y se permite la floración que llegará dentro de ocho o diez días. “Hemos tratado el viñedo para evitar la proliferación de hongos y creemos que no tendremos problemas”, sostuvo.
Para concluir, el gerente de la CDO Cigales, Raúl Escudero, asumió que 2025 es un años “más anómalo de lo habitual porque hay que hacer más tratamientos”. En todo caso, en esta zona vitivinícola solo deben lamentar la acumulación de agua, pero “prácticamente nada de piedra, y en todo caso, muy localizado”. Como ejemplo, señala que en la localidad de Mucientes se registraron altas cantidades de agua acumulada, pero en Cubillas de Santa Marta “casi ni una gota”, porque estas tormentas “no han llegado a ir hacia Palencia”.
Asimismo, vaticinó que “cuando dejen de pasar estas borrascas y apriete el calor, habrá que hacer tratamientos contra oídio y mildiu, más de lo habitual. Con uno normalmente nos vale en Cigales, pero este año serán más”, pronosticó, en declaraciones a Ical.
✕
Accede a tu cuenta para comentar