Sociedad

El Obispillo pide un Burgos más saludable y que no deje a nadie atrás

La capital burgalesa celebra esta tradición del Día de los Inocentes, en la que el joven prelado ha reclamado a la alcaldesa que fomente la cultura y se favorezca una educación y una sanidad de calidad

Miguel Puebla Agustín, el joven de diez años que ha hecho las veces de El Obispillo, recorre las calles de Burgos en un caballo blanco
Miguel Puebla Agustín, el joven de diez años que ha hecho las veces de El Obispillo, recorre las calles de Burgos en un caballo blancoRicardo OrdoñezIcal

Como cada año durante el Día de los Santos Inocentes, el Obispillo de Burgos, un honor que este año ha recaído en el joven Miguel Puebla Agustín, volvía a recorrer las calles del centro de la ciudad subido a un caballo y vestido de prelado además de acompañado de César Cuesta, en calidad de vicario y de Hugo Pérez, como secretario, que repartían caramelos, para celebrar esta tradición que reúne a miles de personas

El pequeño recibió sus vestiduras episcopales en el monasterio de las Salesas, para después viajar, a lomos de un caballo blanco, hacia el Ayuntamiento de la ciudad, donde le esperaba la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, a quien, como manda la tradición, trasladaba sus peticiones más especiales en un día tan importante, sobre todo dirigida a los más pequeños.

Entre ellas, pedía una ciudad donde todos los niños sean iguales «sin importar de dónde vengan», además de una educación y una atención sanitaria «de calidad» y que nadie se quede atrás.

Igualmente, demandaba a la alcaldesa que potencie la cultura para todos, y en especial para los más pequeños con más programas en los centros cívicos, ; que impulse más parques accesibles y haga de Burgos una capital más saludable donde se fomente el uso de la bicicleta y caminar más.

El Obispillo, además, visitaba durante su peregrinaje por la ciudad el convento de las Salesas y al arzobispo de Burgos, Mario Iceta

El menor, que estudia en el colegio de La Salle, es un gran aficionado al fútbol y la música, la lectura y el dibujo. Se unió a la escolanía de los Pueri Cantores de la Catedral de Burgos junto a su hermano pequeño Álvar.

Tradición arraigada

El ‘Obispillo’ es un cargo que supone poder ser el representante de todos los niños de la ciudad el 28 de diciembre. Se trata de una conocida figura, tradicional en los festejos navideños de la capital burgalesa desde hace décadas, y cuyos orígenes se remontan al siglo XV, cuando el Cabildo Metropolitano de la Catedral permitió este día que un niño se vistiera de obispo.

Así, cada año se viste a uno de los niños de la Escolanía de los Pueri Cantores que haya recibido la Primera Comunión ese mismo año, y durante un día dispone del mando de la ciudad para pedir favores para los más pequeños.

Sin embargo, esta tradición se vio truncada durante un largo periodo de tiempo con la desaparición de la Escolanía de la Catedral y no se retomó hasta el año 1996 gracias al esfuerzo del Cabildo