
Historia
El precioso pueblo que alberga uno de los archivos más importantes de Europa
Además cuenta con uno de los puentes más espectaculares de España

Los pueblos es uno de los principales patrimonios de España. Tanto por lo que ofrecen como por lo que esconden. Y es que muchas leyendas tienen como protagonistas a las pequeñas villas de nuestro país. En esta ocasión no vamos a hablar de sus secretos, sino de lo que guardan. Y en este tiene mucho que decir un precioso pueblo que alberga uno de los archivos más importantes de Europa.
Un archivo es el conjunto de documentos, de cualquier época y soporte, producidos y recibidos. Este concepto abarca no solo los documentos, sino también las instalaciones donde se guardan de forma organizada y el servicio que se encarga de su conservación, organización, descripción y difusión para la gestión administrativa, la información ciudadana, la cultura y la investigación.
Permite a las autoridades tener la información de forma ordenada, clasificarla, conservarla y consultarla para el buen funcionamiento de la administración. Los documentos del archivo municipal sirven para avalar legalmente la gestión del ayuntamiento y son una garantía de los derechos de los ciudadanos.
Los archivos municipales también custodian documentos que, a lo largo del tiempo, adquieren valor histórico, constituyendo la memoria colectiva del municipio y siendo una fuente fundamental para la investigación y la cultura, según señala la Inteligencia Artificial (IA)..
En España uno de los más importantes es el Archivo Histórico Nacional, que se creó en 1866, en un contexto en el que ya ha caído el Antiguo Régimen y se ha instaurado el régimen liberal con el concepto de nación, al que se une el carácter científico de la Historia. Su labor primordial era conservar, pero también describir para poder facilitar la recuperación de la información.
Así pues, la descripción somera se convierte en primordial hasta la última década del siglo XX. A partir de ahí entramos en la era de la información, en la que la difusión de los fondos adquiere un alto grado de interés. De esta forma, el Archivo Histórico Nacional se plantea como uno de sus objetivos el que sus fondos sean accesibles, no sólo para los investigadores, sino también para todos los ciudadanos.
La finalidad de la Descripción Archivística no es sólo la de informar de los fondos conservados en sus depósitos y ponerlos a disposición del ciudadano, sino también la de facilitar la comprensión del contexto y del contenido de los documentos, su procedencia, las funciones de las que son reflejo, los asuntos de los que tratan, sus características y su volumen.
Archivo de Simancas
Pero existen más archivos en nuestro país, y uno de los más importantes se sitúa en un majestuoso castillo de un precioso pueblo. Se trata del Archivo General de la localidad vallisoletana de Simancas. El edificio fue construido por Juan de Herrera y fundado por Carlos V en 1540. Conserva gran parte de la documentación producida por los órganos de gobierno de la Corona de Castilla y posteriormente de la Monarquía Hispánica y del Reino de España hasta Isabel II.
La evolución cronológica de la institución ha estado marcada por el devenir de la Corona de Castilla. Uno de los principales hitos se produjo en 1588, cuando Felipe II otorgó la Instrucción para el Gobierno del Archivo de Simancas, un documento clave para entender la gestión tanto de este archivo como de otros de la península.
Por otro lado, los momentos de pujanza o de retraimiento de la monarquía castellana quedaron reflejados en forma de llegada de documentos o carestía de recursos. También los daños sufridos durante la Guerra de la Independencia tuvieron importantes repercusiones en lo que hoy es la institución. El archivo se emplazó en Simancas, una localidad situada a diez kilómetros de Valladolid. El lugar no fue escogido al azar, sino que se eligió uno fortificado y fácilmente defendible.
Durante el periodo de la Reconquista, la villa medieval de Simancas adquirió importancia como zona fronteriza. Posteriormente, su situación estratégica entre los reinos de León y Castilla le confirió un papel relevante en la política peninsular. Tras la conquista de Toledo y su territorio en 1085, la villa perdió importancia, y en el siglo XIII no era más que una de las muchas ciudades del alfoz vallisoletano.
Sin embargo, pronto dejó de formar parte de la jurisdicción de Valladolid, pues en 1465 el Rey Enrique IV de Castilla recompensó a la ciudad de Simancas por permanecer fiel a la causa real en el marco de las disputas entre dicho Rey y Alfonso de Castilla con el privilegio de nobleza e hidalguía a todos los habitantes de la localidad, así como con la exención de la jurisdicción vallisoletana.
Así, entre los siglos XV y XVI se vivieron los «años dorados» de Simancas, en los cuales se enmarca el establecimiento del archivo oficial de Castilla. Entre los primeros documentos que llegaron al castillo se hallan los pertenecientes al Castillo de La Mota de Medina del Campo, en la cual algunos quieren ver otro precedente a Simancas. En 1545 se nombró el primer tenedor del archivo, el licenciado Antonio Catalán, y en este momento ya se puede hablar del centro instituido como tal y no ya como un proyecto.
La primera mitad del siglo XVIII estuvo marcada por el mandato de Francisco Antonio de Ayala, que dirigió el Archivo entre 1698 y 1743. Con él se inaugura una característica que se mantendrá hasta 1818: casi toda la plantilla del archivo pertenecería a la familia de Ayala, incluyendo todo tipo de cargos. En este periodo se produjo la visita de Felipe V, que en 1710 quiso conocer Simancas.
Fue un mandato con luces –ingresaron muchos documentos relacionados con los últimos Austrias– y sombras –se vino abajo una de las torres de la fortaleza, y hubo que destinar muchos recursos a obras de urgencia–. En esta época se registra la entrada de documentos de gran importancia, como el testamento de Carlos II o la renuncia de Felipe V a la Corona francesa.
El siglo XIX estuvo marcado fundamentalmente por el impacto negativo sobre la institución que tuvo la Guerra de Independencia. Durante todo el conflicto, hubo soldados franceses viviendo en la parte del edificio en la que se encontraba el archivo, algo que no solo paralizó su actividad por completo, sino que produjo toda clase de problemas, ya que los soldados incluso comían y cenaban en el mismo edificio.
Además se trasladaron documentos de un lugar a otro sin criterio ni orden alguno, y se destruyeron algunos a raíz de un incendio en la improvisada cocina que se construyó en el edificio.Una parte de los documentos se llevó a Francia, ya que Napoleón deseaba hacer en París un gran archivo europeo centralizado, por lo que previamente había saqueado otros archivos en Alemania, Austria e Italia. Entre los hechos más destacables de la segunda mitad del XIX están la visita del rey Alfonso XII en 1878, la dirección de Claudio Pérez Gredilla en la última década del siglo y la llegada del teléfono en 1894, según informa Wikipedia.
Durante el siglo XX se experimentaron mejoras notables en las instalaciones, de cara a mejorar la labor de los investigadores. La exposición de documentos creció permanentemente, hasta ser considerado en la práctica un aspecto tan importante como la propia investigación.
Así, el Archivo General de Simancas tiene desde este período la consideración de una institución cultural, en la que la conservación de documentos vive de la mano con la investigación y la musealización del edificio, todo ello dependiendo del Ministerio de Cultura de España.
Ya a finales del XX y comienzos del XXI, el centro fue reformado en un periodo de obras que se prolongó entre 1999 y 2007. Tras esta última reforma del Archivo de Simancas se pueden visitar lugares de la institución que antes no eran accesibles al turista, como una de las salas de investigación o la capilla del castillo. Además, anexo a la fortaleza se ha construido un edificio que contiene un salón de actos, un centro de archivística, un departamento de difusión y una sala de exposiciones.
En 2017 la Unesco incluyó al archivo dentro del Programa Memoria del Mundo, convirtiéndose en el segundo patrimonio histórico documental vallisoletano que forma parte de dicho reconocimiento puesto que en 2007 fue incluido el Tratado de Tordesillas. Además esta andadura histórica realmente excepcional del Archivo de Simancas lo convierte en uno de los archivos más importantes para el estudio de la época moderna, ya que sus fondos son muy extensos.
Visitas
Horario de la Sala de Consulta:
Del 1 de septiembre al 31 de julio: de lunes a jueves 8:30 h a 18:00 h. Viernes 8:30 a 14:30
Del 1 de agosto al 31 de agosto: de lunes a viernes 8:30 a 14:30
Horario de visitas: de enero a diciembre, de lunes a domingo de 10:00h a 14:00 horas y de 17:00h a 21 horas
Visitas guiadas: grupos superiores a cinco personas es necesario concertar cita con el Archivo.
Otros atractivos de Simancas
El Archivo General es el principal monumento del pequeño pero bello pueblo vallisoletano, ya que vivió, sobre todo en la Edad Media, momentos de gran esplendor. Entre ellos destacan:
Puente Medieval
Se trata de un puente medieval de piedra, construido en sillería con 17 arcos (mayoritariamente ojivales) con tajamares y contrapilares. Ocupa un lugar de gran importancia para las comunicaciones terrestres desde la Antigüedad, ya que se encuentra en el antiguo trazado de la calzada romana entre Augusta Emerita y Caesaraugusta. De hecho, hoy en día, forma parte del trazado del Camino de Santiago de Madrid.
En el vado que forma el Pisuerga en sus inmediaciones tuvo lugar la batalla de Simancas en el año 939. La victoria cristiana en las inmediaciones del puente permitió reafirmar la significación estratégica y militar de Simancas como plaza fortificada de la línea del Duero, puesto que el Pisuerga desemboca con el Duero en Pesqueruela, apenas a unos kilómetros de donde se encuentra el puente.
En 1812, en el transcurso de la Guerra de la Independencia Española, se produjo la voladura de varios ojos del puente por parte de las tropas napoleónicas ante el avance angloespañol bajo las órdenes del Duque de Wellington.
Se encuentra incoado desde 1989 para la declaración futura como Bien de Interés Cultural (BIC) y para evitar su desgaste por el tránsito de los coches.
Iglesia El Salvador
Dentro de este entramado urbano con calles pequeñas, recortadas y estrechas que caracteriza al municipio de Simancas, se levanta otro edificio de relevancia: la Iglesia del Salvador. De estilo gótico tardío con alguna influencia renacentista, mandada construir en el siglo XVI, aunque conserva la torre de otro edificio anterior del siglo XII de estilo románico.
Posee en su interior diversos retablos y piezas de orfebrería de gran valor. Así dispone de cuatro elementos destacados, todos ellos del siglo XVI, como son el retablo mayor de estilo plateresco, otro retablo de estilo renacentista que representa la Resurrección, al igual que un relieve de Llanto sobre Cristo y una cruz procesional labrada en plata.
Monumento de las Siete Doncellas
Este monumento preside la Plaza de la Cal y fue realizado en bronce por el escultor Gonzalo Coello en el año 2009. Es uno de los monumentos más significativos de la villa ya que representa la leyenda de Simancas, cuya festividad se celebra el 6 de agosto, en la que se realiza una representación teatral (entre otros actos).
Según esta leyenda, el reino de León debía entregar 100 doncellas como tributo al califa musulmán Abderramán II, siete de las cuales eran de Simancas. Éstas prefirieron cortarse sus manos para que el califa las repudiara. Se dice que de ahí viene el nombre de la ciudad: Siete mancas = Simancas, manos que aparecen representadas en el escudo de la villa.
Rollo de Justicia
Simancas conserva el rollo jurisdiccional declarado Bien de Interés Cultural dentro de la categoría Rollo de Justicia. El rollo es una columna de piedra que se levantaba en los municipios que tenían capacidad jurisdiccional. Es decir, que podían administrar justicia, pero indicando el poder al que estaba sujeto el pueblo: el señor feudal, la corona, el poder eclesiástico o el régimen concejil. En general, en Castilla los rollos se erigieron en aquellos municipios que tenían alcalde y, por tanto, capacidad para juzgar y condenar.
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