Opinión
El regreso estoico
Franco Battiato, El cantor de Catania, cuya dimensión espiritual acaba de poner en valor Antonio García en un libro imprescindible, asegura que el estoicismo es influyente gracias a Epicteto, a Séneca y Marco Aurelio.
El estoicismo, la filosofía que transforma la adversidad en fortaleza, se está convirtiendo en una guía para transitar por estos tiempos inciertos, sin acabar escaldados. Cada vez más personas acuden a los estoicos, en su afán por conectar con esa interioridad emocional que convierte los obstáculos en oportunidades y, a la loca de la casa _como gusta llamar Santa Teresa a los pensamientos en cascada_, en aliada. Importa lo que importa, amable lector: cultivar la serenidad y la lucidez. Mi librero, Miguel, me cuenta que últimamente vende a los estoicos como rosquillas, sobre todo a Epicteto, ese esclavo que consideraba que "la cólera de un simio y la alabanza de un adulador: ambas merecen la misma consideración".
Franco Battiato, El cantor de Catania, cuya dimensión espiritual acaba de poner en valor Antonio García en un libro imprescindible, asegura que el estoicismo es influyente gracias a Epicteto, a Séneca y Marco Aurelio. Y que, entre los más grandes, está Epicteto. Un hombre que pasó buena parte de su vida como esclavo y que era cojo; lo cual no le impedía aconsejar: "¿Quieres hacer el bien a los demás? Entonces, muéstrales con tu ejemplo el tipo de persona que la filosofía puede forjar y abandona la palabrería. Ayuda a quienes comen contigo mientras comes; a quienes beben contigo mientras bebes, siendo tolerante, flexible y paciente. Así es, como puedes ayudar de verdad, sin proyectar en ellos tus propios conflictos".
Afirma también Battiato, cuyas canciones no sólo acompañan, sino que allanan el camino hacia una existencia más plena, que: "en un mundo que nos empuja hacia la superficialidad y la distracción, las enseñanzas de Epicteto nos invitan a observar con atención y vivir con intención". ¿Se puede decir mejor? Es como cuando los niños meten la mano en un frasco estrecho para sacar higos y nueces: si la llenan demasiado, no pueden sacarla y terminan llorando. Sueltan algunos y pueden sacar el resto. "Haz tú lo mismo: suelta el exceso de deseo y así obtendrás lo que realmente necesitas". definitivamente hay que saber soltar. Esto me recuerda aquella coplilla que les cantaba San Juan de la Cruz a las monjas de la Encarnación, desde el otro lado de la celosía: "como no hay deseos en la casa de la nada, nunca el alma está penada ". Que maravilla: nuestro "frailecillo de risa", como lo llamaban los calzados, es capaz de decir lo mismo que los estoicos en cuatro palabras bien hiladas.
Nunca terminaremos de aprender algo nuevo de nuestros místicos. Pero volvamos al esclavo Epicteto, nacido en la actual Turquía unos 50 años después de Cristo: "si te dicen que alguien habla mal de ti, no te apresures a defenderte ni a contradecir lo dicho. Más bien responde: seguramente desconocía mis otros defectos, pues, de haberlo sabido, no habría mencionado sólo estos". concluyo con un pensamiento estoico que lo dice todo: "La verdadera educación consiste en aprender a querer cada una de las cosas, tal y como son. ¿Y cómo son? Según lo ha dispuesto el que las ordenó".