Val de San Lorenzo: el último reducto en España de la artesanía textil de la lana

La localidad leonesa de Val de San Lorenzo está de fiesta este fin de semana, en el que acoge su XXII Feria de la Artesanía.

El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, se ha acercado hasta este municipio de apenas medio millar de habitantes de la comarca de la Maragatería para conocer de cerca y empaparse de esta tradición y del buen hacer textil en esta zona, conocida en todo el mundo por ello.

Allí, ponía en valor la capacidad del municipio leonés de fomentar la capitalidad textil así como conseguir además que sea una fuente de riqueza. “Lejos de solo guardar una tradición, se fomenta como forma de llevar actividad económica y social y ser un baluarte de las tradiciones y la cultura”, decía el consejero mientras destacaba que las mantas y otros productos elaborados en las cuatro fábricas con las que cuentan en la actualidad se exportan a todo el mundo gracias al comercio electrónico.

El alcalde, Luis Alfonso Cordero, recordaba, por su parte, de su municipio es “uno de los últimos reductos en España de la artesanía textil de la lana” e invitaba a acudir a una feria que reúne a casi 80 artesanos llegados de toda España y que se hace coincidir con el XIV Encuentro Nacional de Música y Bailes Folclóricos de Val de San Lorenzo.

De hecho, el pueblo cuenta con un centro de interpretación textil La Comunal y el Museo Batán, donde se abatanaban o aplastaban y apelmazaban los tejidos los paños una vez tejidos.

Esta industria textil se remonta al siglo XVII, época en la que los vecinos se dedicaron a tejer paños y hay documentación que acredita que ya desde esta época venían mercaderes desde varios puntos de la geografía a comprarlos.

A mediados del siglo XVIII había en este pueblo alrededor de noventa fabricantes de paños, que visitaban ferias y mercados que se celebraban en Puebla de Sanabria, Benavente, Ponferrada, León y en varios lugares de Galicia.

La crisis y la competencia catalana obligó a estos artesanos a cambiar y adaptarse para sobrevivir. Así, se mecanizaron los talleres y se apostó por la fabricación de mantas.

Las mantas maragatas de Val de San Lorenzo, son una auténtica joya textil y una obra de arte.