Historia

Barcelona

Batalla entre los independentistas por Colón

La CUP pide la retirada del monumento mientras que el Institut Nova Història de Jordi Bilbeny lo reivindica como símbolo catalanista

Ada Colau estudia contextualizar la estatua de Colón, pero no retirarla
Una imagen del monumento dedicado a Colón en Barcelona EFE/Alejandro GarcíaAlejandro GarcíaEFE

Se veía venir y ha acabado pasando. Cristóbal Colón se ha convertido en objeto de debate dentro del independentismo. Mientras que la CUP pide la eliminación de la estatua dedicada al almirante en Barcelona, desde el pintoresco Institut Nova Història (INH) se prefiere reinvidicar a Colón desde otra perspectiva.

El pasado domingo esta entidad hablaba en sus redes sociales sobre las tergiversaciones que está sufriendo el descubridor de América. Todo ello porque tanto la CUP –al igual que En Comú Podem– han hablado en los últimos días de la conveniencia de suprimir el monumento barcelonés. A ello se le suma la retirada de estatuas colombinas en Estados Unidos. Por todo ello, el INH, que recibe subvenciones públicas y tiene cierto eco en el independentismo, ha recuperado estos días un largo artículo de Jordi Bilbeny, el polémico historiador de cabecera de la entidad, publicado originalmente el 27 de septiembre de 2016. Bilbeny es el responsable de promover que Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Leonardo da Vinci o el mismo Colón eran en realidad catalanes. ¿Quién ha ocultado tan valiosa información durante siglos y siglos? Bilbeny tiene la respuesta en su artículo: «La voluntad premeditada y multisecular, urdida y regulada por el estado español, para hacernos desaparecer de la faz de la tierra».

En los últimos días, Colón ha sido definido como «esclavista», pero Bilbeny cree que puede demostrar que esa afirmación es falsa. La clave es que «luchó con todas sus fuerzas para evitar que los indígenas fueran esclavizados y, por el contrario, trabajó hasta la extenuación para que fueran tratados como súbditos de los reyes, con los mismos derechos que los catalanes».

No deja de ser llamativo constatar que Bilbeny sostenía en 2016 que no se tenían que derribar las estatuas de Colón porque eso sería como si en Estados Unidos se suprimiera la de George Washington «porque hoy en día todo de aquel país la policía mata negros como quien degüella pollos».

Recientemente los historiadores Stefano M. Cingolani, Guillem Fornés y Cristian Palomo, en el volumen colectivo «Pseudohistòria contra Catalunya. De l’espanyolisme a la Nova Història», desmontaban los argumentos de Jordi Bilbeny sobre la posibilidad de que el genovés Cristóbal Colón fuera en realidad el barcelonés Joan Colom i Bertran. Para estos especialistas, Bilbeny «pretende engañar a los lectores mezclando personajes y tergiversando la cronología», además de subrayar que en sus libros hay «falta de rigor» e «incongruencias»

Lo cierto es que el posicionamiento de Bilbeny choca de plano con el planteamiento de la CUP y, en cierta medida, con el del partido de Ada Colau, pese a que la alcaldesa, de momento, no se atreva a retirar la estatua. El partido anticapitalista, que ahora no tiene representación en el Ayuntamiento, propuso el pasado viernes que se retirara el icónico monumento y se «resignificara» el espacio. «El ‘skyline’ de Barcelona no puede estar coronado por el monumento a un personaje que inició uno de los mayores genocidios de la historia», considera la CUP, que advierte de que, si no se recoge su demanda, tomarán acciones, aunque no especifican cuáles, en un momento en que el derrocamiento de estatuas de Colón se está expandiendo a nivel mundial. Días antes, la dirigente de los «comunes», Jéssica Albiach, se había mostrado en la misma línea que la CUP, aunque, más tarde, Colau aclaró que en ningún caso se iban a tomar medidas tan drásticas y optarían por «contextualizarla» con una placa informativa.

Esa es la línea por la que también están apostando en mayor o medida los dos principales partidos independentistas. Esquerra, que es la formación más votada del Ayuntamiento –10 concejales de 41– considera que ahora «no es prioritario» la retirada de la estatua porque, además, implicaría destinar una serie de recursos ni tampoco hay una presión social al respecto. Como alternativa, plantean medidas para las comunidades «racializadas». JxCat también prefiere seguir esa misma senda y «contextualizar» la estatua. En ambos casos, siempre han tendido a considerar la estatua de Colón como un símbolo de la ciudad que va más allá del propio significado.

De esta manera, el debate sobre Colón vuelve a irrumpir con fuerza en el escenario político catalán y sitúa la mirada sobre un icónico monumento, uno de los principales atractivos turísticos de Barcelona, situado a orillas del mar mediterráneo, entre el Puerto y Las Ramblas.