Cataluña

Separatismo insaciable: Aragonès exige la independencia

El president avisa a Sánchez de que no se conformará con los traspasos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d); y el president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d); y el president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa.EUROPA PRESS/R.Rubio.POOLEuropa Press

El nacionalismo catalán ha demostrado con el paso de los años y las décadas que es insaciable en sus demandas. Ahora, la Generalitat, gobernada por Esquerra y JxCat, vuelve al diálogo con el Gobierno tras años de desencuentros y tensiones y la historia se repite. Moncloa tiende la mano y se abre a hacer cesiones, pero el Govern ya avisa que situará el listón muy alto para quedar satisfecho: no será suficiente con competencias porque su aspiración es la independencia de Cataluña.

«Los acuerdos sobre traspasos no son ni pueden ser moneda de cambio para no abordar el conflicto y renunciar a la amnistía y autodeterminación. En paralelo, la mesa de negociación y la Comisión Bilateral», advirtió ayer Pere Aragonès, dirigiéndose a Pedro Sánchez, tan solo 24 horas después de que se celebrara la primera reunión de la Comisión Bilateral. En este espacio, la Generalitat aspira a abordar cuestiones cotidianas, que forman parte de la agenda económica y social. En la mesa de negociación, que se reactivará en septiembre, se tratarán los temas políticos: el separatismo reclama el referéndum y la amnistía.

En cualquier caso, el president ha querido dejar claro ya, de entrada, que no quedará satisfecho con las reclamaciones que han formulado en la Comisión Bilateral: 56 traspasos sobre multitud de materias, que abarcan desde la gestión de Cercanías hasta el Ingreso Mínimo Vital pasando por las becas universitarias, además del dinero que consideran que el Estado adeuda (por ejemplo, 3.800 millones de euros de la disposición adicional tercera del Estatut). El Gobierno se ha comprometido a trazar un calendario para abordar cada una de las demandas, con las que el independentismo quiere ir asumiendo más y más competencias para ganar más espacio de poder y prepararse para tener un Estado propio.

De momento, el primer gran acuerdo alcanzado entre Gobierno y Generalitat son los 1.700 millones de euros para ampliar el Aeropuerto de El Prat, una inversión de gran magnitud. De hecho, en el seno del independentismo, donde hay diferencias porque el proyecto puede tener un impacto medioambiental (Esquerra lo rechaza mientras que JxCat lo defiende), ha dado vértigo rechazarlo y se ha acabado aceptándolo (ahora el Govern tiene previsto reunir en septiembre una mesa institucional que incluya a gobiernos, ayuntamientos y agentes económicos para empezar a diseñar cómo se materializarán las obras, que se alargarán hasta 2031).

El otoño y el invierno estarán marcados por la negociación de los traspasos de competencias, pero también por el reinicio de la mesa de diálogo, que se antoja complicada. Habrá que ver cómo evoluciona porque se abordarán temas espinosos, aunque en Esquerra ya advierten de que se mantendrán sentados en la mesa: usarán una estrategia diametralmente diferente a Quim Torra y JxCat y evitarán levantarse para evitar dar la imagen de que rechazan el diálogo, que podría capitalizarlo el PSOE. Pero los republicanos también tendrán que lidiar con las presiones de sus propios socios de Govern, ya que en JxCat las voces críticas hacia la mesa de diálogo se van haciendo cada vez más sonoras y públicas.

Aragonès sostiene que el acuerdo con JxCat marca un plazo de dos años para la mesa de diálogo y de ahí no se moverá. El president ha iniciado ya los contactos de forma «discreta» con el resto de actores independentistas para preparar la negociación con el Gobierno en septiembre y también anunció ayer que formará parte de la delegación de la Generalitat en la primera cita. Todavía está por ver si Sánchez estará. «Iré personalmente a esta mesa e iré con toda la fuerza», señaló. «Vamos a hacer la negociación más compleja», añadió. En cualquier caso, advirtió de que todo acuerdo debe recibir el aval de los catalanes (debe ser votado).

Aragonès, asimismo, sacó ayer pecho de que la «bilateralidad funciona» tras el acuerdo de ampliación del aeropuerto, mientras que criticó que la multilateralidad, no, porque los presidentes acudieron a la conferencia autonómica a escuchar anuncios sin poder alcanzar ningún acuerdo.