Nueva oficina
En el último edificio que resistió a las tropas de Felipe V y sin proveedores españoles: así se vende Puigdemont en Barcelona
Abre un despacho del parlamento europeo en el céntrico barrio del Born la misma semana en la que pone en marcha la asamblea “fake” del Consejo por la República
Carles Puigdemont ha sido protagonista esta semana por impulsar las elecciones a la asamblea del Consejo por la República que él mismo preside -una suerte de parlamento fantasma paralelo a la “Cataluña autonómica”- al mismo tiempo que ha abierto una oficina del europarlamento en el centro de Barcelona. Una paradoja posible en Waterloo, encarnada en la figura del expresident y llevada a la capital catalana, donde se sigue vendiendo como principal impulsor del “procés” y guardián de los postulados más beligerantes contra el Estado, adalid de una vía unilateral desterrada por Esquerra.
El despacho en cuestión, sufragado con los recursos públicos del Parlamento Europeo, está ubicado en un lugar estratégico, a cuatro pasos del Parlament de Catalunya-en el parque de la Ciutadella- y a dos del Fossar de les Moreres, enclave que recuerda a los caídos en la defensa de Barcelona frente a las tropas borbónicas en 1714.
Más en este sentido, se trata de un local que esconde incluso más simbolismo para el independentismo: fue “el último que quedó en pie en el barrio de la Ribera, que Felipe V hizo demoler después de 1714″, por lo que es “un símbolo más de resistencia y lucha por la libertad”, señalaron los eurodiputados de Junts en las redes sociales el día de su apertura, la semana pasada.
Puigdemont no deja de usar el simbolismo para promocionarse y tratar de agitar el “procés”. Prueba de ello es que con la nueva oficina también alienta el boicot a los productos españoles bajo el principio de “consumo estratégico” al contratar solo “proveedores catalanes” de teléfono, electricidad y compañía de seguros “sin ningún vínculo con las empresas del Ibex 35″.
¿Y cómo es el despacho? Se trata de un local a pie de calle, de pequeñas dimensiones y acristalado en el que en seguida se ve el logo del Parlamento Europeo, que predomina en toda la fachada. También aparece el mantra “Cataluña-Bruselas-Estrasburgo” y el nombre de los tres protagonistas “Puigdemont-Comín-Ponsatí” repetido hasta en cuatro ocasiones, que funciona prácticamente como un eslogan.
El local cuenta con un equipo de colaboradores y acogerá periódicamente “actos de pequeño formato en conexión Barcelona-Bruselas”, y retransmisiones de actos que se organicen en el Parlamento Europeo, además de encuentros telemáticos con los tres eurodiputados. Y es que sus figuras son omnipresentes y se dejan ver incluso desde la calle: una fotografía de grandes dimensiones de los tres preside la entrada, y otra los eurodiputados desde sus escaños mirando hacia el exterior sigue en el interior.
La presidenta del Parlament, Laura Borràs, así como varios diputados y dirigentes posconvergentes ya se han acercado a un local en el que incluso hay un libro-homenaje de visitas.
Y es que Puigdemont conjuga el relato con la política europarlamentaria para reclamar foco en un momento en el que el movimiento independentista sigue adormecido pese a las últimas algaradas. Este último fin de semana ha impulsado y liderado las elecciones a un supuesto parlamento paralelo del Consejo por la República, ente que el mismo preside, y en las que ha arrasado con el 93% de los apoyos o el voto de 20.000 fieles. Eso sí, la cámara resultante es monocolor, 38 de sus 40 cargos electos son de Junts y ni ERC ni la CUP están representados al haber rechazado apoyar la iniciativa.
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