Documentos desclasificados

La reunión secreta entre Moncloa y Estados Unidos por la seguridad de los Juegos de Barcelona

Documentos desclasificados de la Secretaría de Estados exponen cómo fue una reunión de Rafael Vera en el verano 1992

Rafael Vera trabajó para el Gobierno de Felipe González
Rafael Vera trabajó para el Gobierno de Felipe Gonzálezlarazon

El 1 de julio de 1992, a las puertas de la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona, Estados Unidos quiso saber cómo se iba a enfrentar España al problema del terrorismo. Por esa razón, el que entonces era secretario de Estado de Interior, Rafael Vera, se reunió en la embajada de Estados Unidos en Madrid para explicar las líneas generales de lo que iba a ser la seguridad durante un evento que iba a poner a Barcelona en el centro de no pocos titulares a nivel internacional. La seguridad era una prioridad, por lo que Vera quiso dar todo tipo de datos, tal y como se constata en las actas de aquel encuentro y que forman parte de los archivos desclasificados de la Secretaría de Estado norteamericana. Este diario ha podido acceder a esos documentos.

Vera creía que todo iba a salir bien y “proporcionó una valoración cautelosamente optimista de la situación de la seguridad olímpica. Dijo que los sitios relacionados con el eventos y las rutas de tránsito estarían bien protegidas, aunque observó que otras áreas públicas fueron más difíciles de cubrir por completo”. El secretario de Estado también añadió que “la seguridad en el área de Barcelona sería masiva y visible”.

El principal problema de seguridad para la capital catalana era el terrorismo etarra. Pese a ello, Vera admitía que las cosas iban bien en este terreno gracias a las últimas operaciones policiales. “Vera afirmó que el grupo terrorista vasco ETA había sido seriamente debilitado tras los arrestos recientes de sus líderes”, dijo el número dos del Ministerio del Interior para añadir que “el apoyo público y político” había “disminuido rápidamente por las actividades de ETA en el País Vasco y por una nueva actitud cooperativa del gobierno francés”. También argumentaba que se estaba intentado acabar con los santuarios de los terroristas en América Latina gracias a la puesta en marcha de extradiciones.

A Estados Unidos le preocupaba esos días un nombre propio: el del traficante de armas Monzer Al Kassar, residente en España desde 1984. Las cosas parecían haber cambiado un poco tras ser detenido en junio Al Kassar. En la embajada se preguntaban si podría ser extraditado pronto, pero los ritmos de la Justicia eran distintos a los deseos de la Casa Blanca. “Vera dijo que el proceso judicial español puede alargarse incluso dos años antes de llegar a juicio. Probablemente durante ese tiempo Al Kassar permanecería en la cárcel”. El Ministerio del Interior consideraba que “había disminuido la posibilidad de que los compañeros terroristas de Al Kassar crearan problemas en España, ya que el sirio era menos valioso para esos de lo que se había pensado previamente”.

¿Tenía algún peligro la seguridad española en el verano de 1992? A los ojos del Ministerio sí y este era Magreb. “La situación inestable en Argelia era una preocupación creciente para España, aunque no en términos inmediatos de los Juegos Olímpicos u otros eventos de 1992″. Muy poco antes de la reunión, el 29 de junio, había sido asesinado Mohamed Boudiaf, antiguo miembro fundador del Frente de Liberación Nacional, del que luego se separó, y presidente de Argelia. Así que Rafael Vera “expresó sorpresa de que los medios estadounidenses prestaran poca atención al asesinato de Boudiaf y sus graves implicaciones a medio plazo para la estabilidad de la zona”.

Rafael Vera estaba encantado de la ayuda estadounidense para la seguridad de los Juegos Olímpicos. El secretario de Estado concretó que los lugares olímpicos y las tutas de tránsito ibas a estar “súperprotegidas” por las autoridades españolas entre el 25 de julio y el 9 de agosto. Unas 20.000 personas estarían destinadas para la seguridad siendo la Guardia Civil y la Policía Nacional los más visibles en Barcelona, además de contar con fuerzas militares en los sitios estratégicos externos como las líneas de ferrocarril.

Pese a todo, el embajador estadounidense quiso preguntar sobre ETA y su situación en ese momento. Vera declaró que la banda terrorista “está perdiendo apoyo político en la región. El anteriormente tímido PNV era cada vez más crítico con los métodos de ETA y, junto con la policía vasca, estaba colaborando con el Gobierno de Madrid en los esfuerzos antiterroristas. Esto indica un cambio importante en la actitud de la sociedad vasca hacia ETA”. En todo ello había sido clave, siempre según Vera, el cambio de actitud del gobierno francés en la lucha antiterrorista.