Sociedad
Una guía para acompañar a las víctimas de violencia sexual en la infancia y la adolescencia
La Vall d’Hebron elabora un documento destinado a los familiares de quienes han padecido este tipo de agresiones
Las cifras hablan por sí solas sobre una realidad sobre la que no conviene cerrar los ojos. Uno de cada cinco niños o adolescentes son víctimas de violencia sexual, la cual en un 60-85 por ciento de los casos es protagonizada por personas del ámbito intrafamiliar o conocidas, y de ellos el 80 por ciento experimenta síntomas agudos en el momentos en el que tiene lugar el episodio de violencia sexual, mientras que un 30 por ciento o 35 por ciento manifiesta secuelas a largo y medio plazo, como los recuerdos o imágenes intrusivas, un estado emocional negativo persistente con presencia de miedo, rabia, vergüenza o culpa, dificultades para dormir, pesadillas...
En este contexto juega un papel clave el acompañamiento psicológico y emocional de las víctimas para tratar de minimizar al máximo el riesgo de la existencia de síntomas duraderos y secuelas y, en este sentido, la familia de ese menor tiene un papel muy destacado.
«El papel de la figura cuidadora es un factor protector en la evolución de la sintomatología de las víctimas de violencia sexual», comenta al respecto Mireia Forner, psicóloga clínica de Vall d’Hebron y miembro de la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y Adolescencia de Vall d’Hebron (equipo EMMA), que en 2021 atendió 304 casos, 250 de ellos por violencia sexual.
Es por ello que, tras comprobar que en muchas ocasiones los familiares y cuidadores de las víctimas infantiles y adolescentes muestran su dudas acerca de cómo actuar para poder ofrecerles el mejor apoyo y acompañamiento y puesto que hasta el momento no existía ningún manual del ámbito clínico o sanitario que pudiera darles indicaciones o pautas al respecto, el equipo EMMA ha elaborado «Estamos a tu lado», una guía de atención a la violencia sexual en la infancia y la adolescencia para las familias cuidadoras. Hablamos de una herramienta que puede ser muy importante y eficaz para aquellos que han tenido la desgracia de sufrir la violencia sexual durante la niñez o la adolescencia.
Se trata de un documento mediante el cual se pretende ofrecer apoyo y orientación a las familias de aquellos niños y adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual. Y es que como indica Mireia Forner, cuando tiene lugar un episodio de estas características, «frecuentemente las familias atraviesan un momento de máxima vulnerabilidad y se hallan en un estado muy sensible, con mucha angustia y sufrimiento, están bloqueadas emocionalmente e incluso, en ocasiones, en situación de estrés post traumático», de manera que no se encuentran en condiciones de abordar la situación y muchas veces tampoco saben cómo hacerlo.
Esta guía, pues, pretende apoyar y orientar a la figura cuidadora de la víctima para que pueda ser un factor protector en la evolución de la sintomatología de quien ha sufrido violencia sexual y para ello ofrece una serie de pautas basadas, principalmente, en tres puntos: «dar credibilidad a lo que explica la víctima, evitando hacer preguntas que puedan poner en duda su veracidad ya que en ningún caso debe sentirse atacada o cuestionada; agradecerle su confianza y valentía por haber explicado lo que le ha sucedido y transmitirle que tiene todo el apoyo de la familia, que va a estar en todo momento a su lado para acompañarle emocionalmente; y ofrecerle protección, tanto manteniéndola alejada del agresor como poniéndola en contacto con un equipo especializado en violencia sexual a la infancia y adolescencia», explica Anna Fàbregas, adjunta del Servicio de Pediatría y Coordinadora del Equipo EMMA.
En este sentido, la doctora recuerda además que, en el entorno de la víctima «hay que dar lugar a la posibilidad de hablar de lo sucedido, no debe convertirse en un tema tabú ni hacer ver que nada de eso ha pasado, ya que solo hablándolo se pueden detectar las necesidades de la víctima, aunque tampoco hay que estar preguntándole todo el día sobre el asunto, se trata simplemente de estar presente y escuchar».
Pero para que la familia o figura cuidadora pueda actuar conforme a estas directrices, es importante también que conozca cómo puede estar sintiéndose la víctima, por ello la guía hace referencia también a los sentimientos y emociones que ésta puede experimentar tras un episodio de estas características, como vergüenza, miedo, culpa...
En definitiva, está guía, que por ahora se distribuye en formato papel en las consultas de la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia y en Urgencias de Vall d’Hebron pero pronto estará también disponible en formato on line, busca orientar y apoyar a las familias de niños y adolescentes víctimas de agresiones sexuales porque su papel es clave en la recuperación de estos menores, de manera que «hay que cuidarles para que puedan cuidar», constata Fàbregas. En este sentido, el documento ofrece también enlaces a vídeos con ejercicios de «mindfulness», además de contar con un apartado dedicado a trabajar la educación afectivo-sexual desde casa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar