Crisis climática

Aragonès usa la sequía como cebo para acercarse a la oposición y salvar los presupuestos

La Generalitat destinará 1.045 millones de las cuentas de 2024 en medidas para el uso eficiente del agua

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Parlament de Cataluña
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Parlament de CataluñaEuropa Press

Casi veinte días después de decretar la fase de emergencia por sequía en Cataluña, el Parlament ha celebrado hoy un pleno monográfico sobre el tema. En este, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado que los nuevos presupuestos, de aprobarse, destinarán 1.045 millones de euros a medidas para garantizar el suministro del agua.

En concreto, estos más de 1.000 millones de euros se destinarán a tres inversiones: las infraestructuras de regeneración y desalinización de agua; mejoras de la red de abastecimiento y del sistema de riego del primer sector. Unas medidas con las que el Govern pretende que en 2030 Cataluña ya «no dependa de la lluvia» para abastecerse de agua sin dificultades.

Con este anuncio, Aragonès también busca presionar a la oposición para salvar las cuentas de la Generalitat de este 2024. Es decir, detrás de estos 1.045 millones hay una voluntad de protegerse de la opinión pública, ya que en caso de que no lleguen podrá excusarse en que la oposición le tumbó los presupuestos.

Aragonès, además, ha aprovechado su intervención en el pleno para defender su gestión y echar las culpas de los problemas actuales a la «sequía de inversiones» de gobiernos anteriores, sobre todo los de CiU. El president ha atribuido la falta de inversiones para combatir la sequía a una «austeridad malentendida de otros gobiernos» catalanes, y ha asegurado que también se debe al endeudamiento de l’Aca.

El jefe del ejecutivo ha insistido en defender su gestión sobre la sequía: «Hoy estamos pagando las decisiones del pasado. Si alguna cosa no se puede imputar a este Govern es la falta de previsión con la sequía, al contrario».

Aragonès ha zanjado su discurso apostando por construir consensos para hacer frente a la sequía, y reclamando a los grupos parlamentarios que aborden este debate desde el rigor, el «sentido de país», con visión de futuro, coherencia y confianza. «Estos cambios no se pueden frenar aunque comience a llover mucho y la sequía se acabe, no cometamos viejos errores», ha reclamado el president.

A este llamamiento se le ha sumado el conseller de Acción Climática, David Mascort, quien ha reiterado que la hoja de ruta para la lucha contra el cambio climático está definida y que «estaría bien que las fuerzas políticas no se desvíen». Mascort, además, ha aprovechado su intervención para alertar de que las predicciones climáticas apuntan a que cada vez «lloverá mucho menos» y que Cataluña debe prepararse ante el cambio climático.

Mascort ha recordado que la temperatura en Cataluña ha incrementado de media 1,8 grados desde la década de 1950 y que las previsiones apuntan a que «hasta 2050 este aumento será superior». También ha informado que en el periodo de 1950 a 2014 Cataluña ha perdido un 1,2% de lluvias. «Los estudios pronostican un escenario de escasez hídrica y se requieren medidas. Con estas temperaturas extremas, olas de calor, la duración de los episodios secos y la torrencialidad de las lluvias, nuestra obligación es diseñar un futuro para todos, no caer en el catastrofismo ni el derrotismo», ha remarcado.

Por su parte, el líder del PSC, Salvador Illa, ha parado los pies a Aragonès durante su intervención. Illa le ha exigido «humildad» al Govern, que minutos antes había echado balones fuera sobre la crisis por sequía: «Si tan bien lo hemos hecho, ¿por qué estamos donde estamos?».

El líder socialista también ha insistido en que «la gravedad de la situación» requiere de mecanismos más fluidos de diálogo entre el Ejecutivo y los grupos parlamentarios. «El Govern debería dejarse ayudar. Vuelvo a insistir en la conveniencia de una reunión con los grupos parlamentarios en formato de cumbre, en formato bilateral, en la forma que usted quiera», ha dicho Illa.

En el bando de Junts, Albert Batet ha pedido un cambio de rumbo en la gestión de la sequía, en fondo y formas. Del mismo modo que Illa, Batet también ha exigido una segunda cumbre del agua para hacer un seguimiento de la situación. Tras acusar a Aragonès y al primer secretario del PSC de no hacer propuestas nuevas, ha apuntado que no se deben enfrentar sectores y sí escuchar, compartir, cumplir y tomar decisiones.