Juicio

Así funcionaba la trama corrupta de Borràs para adjudicar contratos públicos a dedo

Su ex informático elaboraba presupuestos "comparsa" para acompañar al oficial y simular un proceso que no existía. Los contratos se fraccionaban para esquivar el concurso público

GRAFCAT6251 BARCELONA 20/02/2023.- El juicio contra la presidenta suspendida del Parlament, Laura Borràs (en la imagen), prosiguió esta mañana con el interrogatorio de los otros dos acusados, Isaías H. y Andreu P., beneficiarios de los contratos adjudicados supuestamente a dedo y quienes han negociado un pacto con la Fiscalía para incriminar a la líder de Junts a cambio de una rebaja de pena. EFE/Quique Garcia
El juicio contra la presidenta suspendida del Parlament, Laura Borràs.Quique GarciaAgencia EFE

Isaías Herrero, el ex informático y ex colaborador de Laura Borràs, tomó la palabra ayer ante el TSJC, incriminó a la presidenta de Junts y la culpó de haber dirigido el fraccionamiento de contratos públicos para otorgárselos a dedo. Una confesión en toda regla en el juicio por corrupción al que se enfrenta la dirigente, acusada de prevaricación y falsedad documental cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), entre 2013 y 2018 y por el que afronta una petición de cárcel de seis años, además de abocar su futuro político al abismo.

Al iniciar su declaración como acusado, Herrero explicó que entre esos años ambos elaboraban unos presupuestos «comparsa», que acompañaban al principal para facilitar el fraccionamiento de contratos y la adjudicación posterior a dedo. En concreto y según Herrero, ambos troceaban los contratos para que no superasen los 18.000 euros, el mínimo importe establecido por ley para adjudicarlos de forma directa y no tener que pasar por un concurso público.

Borràs se enfrenta a una petición por parte de la Fiscalía de seis años de prisión y 21 de inhabilitación por adjudicar 18 contratos a dedo por valor de algo más de 335.000 euros al mismo Isaías cuando presidía la entidad cultural pública, antes de su salto a la política. «Acordamos dividir el trabajo en varios contratos», admitió Herrero en su declaración en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). El cometido era la elaboración y gestión de la web de la Institució de les Lletres Catalanes, una tarea para la que Borràs le hizo un «contrato encubierto».

OK o NO OK

El ex informático explicó que la posconvergente «sabía» de esta mecánica e incluso le facilitó datos para la elaboración de los presupuestos «comparsa». «Debíamos dividir el trabajo en varios contratos que no superasen los 18.000 euros y tenían aportarse tres contratos: dos debían acompañar a uno que sabíamos que se aceptaría», confesó.

Según prosiguió el ex colaborador, estos presupuestos por triplicado que elaboraba ​​iban a nombre de diferentes empresas cooperativas. Luego, el mismo los enviaba por correo electrónico directamente a Borràs y ella le respondía con «OK» o bien un «NO OK» para marcar cuál sería el ganador oficial. Como señala la Fiscalía, el protocolo de la Generalitat establecía que en los contratos de cuantías superiores a 3.000 euros era necesario adjuntar documentación justificativa de tres presupuestos, de los que debía escogerse al más ventajoso, y que no todas las adjudicaciones debían concederse al mismo proveedor.

Los correos, clave

Es más, el ex colaborador repasó uno por uno los correos electrónicos incautados –dirigidos a una dirección personal de Borràs– y admitió los hechos, una prueba clave contra la dirigente en el juicio. Tanto es así que la defensa de la presidenta de Junts –comandada por Gonzalo Boye e Isabel Elbal– se esmeró en tratar de que los correos no se admitieran como prueba, una maniobra desestimada por la sala presidida por Jesús María Barrientos.

El ex trabajador de Borràs está acusado y la confesión desvela el pacto con la Fiscalía a cambio de una posible rebaja de las penas que le podría evitar el paso por prisión. Un acuerdo que se conocerá el próximo 1 de marzo, cuando el Ministerio Público presente unas conclusiones que podrían conllevar la mencionada petición de disminución de la condena.

Tras una declaración que sobrepasó las dos horas fue el turno del empresario Andreu Pujol, el tercer acusado en el juicio como colaborador, quien también inculpó a la dirigente. «Seguí las instrucciones de Isaías», mantuvo.

La declaración de Borràs y los "trapis"

De hecho, la líder de Junts no se pronunciará hasta el final del juicio, una vez practicadas todas las pruebas, incluidas las testificales y periciales. La cita apunta al próximo lunes 27.

Ayer, en el inicio de la sesión, la presidenta posconvergente habló por primera vez ante la sala y negó haber cometido «ningún delito» al ser preguntada por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos.

Isaías Herrero entabló relación en 2008 con Borràs por unos premios literarios en los que participó. «Yo tengo una de marrones, buff; hombre, claro, porque yo con la Borràs, con la jefa, yo facturo con la cooperativa, yo facturo unos ‘trapis’ por allí. Yo tengo que hacer un presupuesto bueno y, o sea, tengo que hacer dos presupuestos buenos y cuatro de no buenos; lo peor es si la Borràs deja de ser directora», aseguró en una conversación intervenida en 2017. Ayer la reconoció y admitió.

La defensa usó la adicción del acusado

La sesión de ayer no estuvo exenta ni de tensión ni de polémica. El tribunal que juzga a Borràs retiró la palabra a su defensa por preguntar de forma insistente al beneficiario de los contratos –Isaías Herrero– por su consumo de drogas y por si ha pactado con la Fiscalía para incriminarla. Elbal preguntó al ex colaborador si durante los años en que fue adjudicatario de los concursos bajo sospecha fue condenado por tráfico de drogas –a tres años, en 2019–, aunque Barrientos la cortó porque ello no está relacionado con este proceso. A renglón seguido, Elbal le interrogó sobre qué sustancias consumía, una pregunta que Barrientos consideró pertinente porque en la causa consta que tomaba drogas. Ante esta situación, la letrada encadenó varias preguntas para saber si consumía cocaína, anfetaminas, LSD e incluso si se pasó a la «heroína intravenosa». Finalmente, se le retiró la palabra.