Investigación
Identifican una firma molecular que permite predecir el riesgo de recurrencia o progresión en células precancerosas de mama
Este clasificador genético permitiría a los oncólogos disponer de nuevos datos a la hora de establecer el tratamiento, que iría acorde con el riesgo de progresión del tumor no invasivo y, de esta manera, se podrían evitar terapias innecesarias y excesivamente conservadoras
El carcinoma ductal in situ (DCIS) es una lesión precancerosa, un tumor de mama, en los conductos de la leche, que todavía no es invasivo, pero que, en mucho casos, progresa y acaba siendo invasivo. “En diagnóstico, esto sucede en uno de cada cinco casos, pero hay que tener en cuenta que se trata de tumores muy pequeños, que no son fáciles de diagnosticar, de manera que es muy probable que la proporción sea mayor”, explica José Antonio Seoane, jefe del Grupo de Biología Computacional del Cáncer de Vall d’Hebron Institut d’Oncología (VHIO).
Ante esta realidad, normalmente, cuando se diagnostica un DCIS se lleva a cabo una cirugía para eliminar el tumor o incluso una mastectomía para eliminar la mama, en función de lo que observe el patólogo en la biopsia. En ocasiones, es necesario recurrir también a radioterapia tras la intervención y, en algunos casos, muy pocos, a quimioterapia. El tema es que muchas veces al tratarse de un grupo de lesiones molecularmente heterogéneas, el riesgo es muy variable, de manera que es realmente complicado determinar el riesgo real de progresión hacia un tumor invasivo, variable que determinará el tratamiento a seguir.
En este contexto, investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, en el cual ha participado el doctor Seoane, han desarrollado un proyecto muy ambicioso que ha servido para elaborar el primer atlas de precáncer de mama que podría ayudar a identificar qué DCIS tienen más riesgo de recurrencia o progresión de la enfermedad.
“Se trata de un proyecto muy grande que nos permitió obtener muchos datos moleculares de muchas pacientes. De hecho, en este estudio se cogieron dos cohortes, de cerca de 500 pacientes una y la otra de unas 700 pacientes, diagnosticadas con DCIS y se hicieron varios análisis moleculares, se extrajo RNA de estos tumores, se extrajo también DNA y se hizo una imagen de patología avanzada que nos permite ver muchas proteínas a la vez”. “Nunca antes se había hecho nada tan extenso en número de pacientes ni en modalidades moleculares para entender realmente lo que está pasando en el tumor a varios niveles”, indica Seoane.
Y todo ello ha permitido identificar 812 genes asociados a la progresión del cáncer durante los siguientes cinco años de vida de los pacientes y desarrollar así un clasificador de pacientes. “El objetivo de este proyecto era entender en qué se diferenciaba el DCIS en comparación con el tumor invasivo, es decir, determinar algunas características moleculares”, comenta al respecto el investigador para a continuación señalar que “el siguiente paso fue ver si éramos capaces de identificar cuáles de estas características moleculares nos permitían saber si el tumor iba a recurrir, ya sea a otro DCIS o bien como un tumor invasivo”.
“En la práctica clínica, esta firma genómica que desarrollamos ayudaría al oncólogo, que ahora toma las decisiones acerca del tratamiento más adecuado basándose principalmente en el informe del patólogo, que es el que mira la biopsia y valora si el tumor está muy avanzado, muy extendido..., a decidir en cada caso si lo más adecuado es hacer una mastectomía parcial, completa, administrar radioterapia o incluso quimioterapia en función de los que nos diga esta firma”, explica Seoane. “Al hacer la biopsia, se haría también un análisis genómico para analizar la expresión de estos genes y esta firma nos daría un riesgo, que si es más alto que el umbral que se establezca, permitiría al oncólogo tomar decisiones más conservadoras, como una mastectomía, por ejemplo”, concreta.
Otras conclusiones
Pero además, en este proyecto los investigadores pudieron observar más cosas, más allá de desarrollar esta firma que permite detectar si el tumor va a ser invasivo. “También hemos visto que el ADN de algunos de estos tumores, que todavía no están muy desarrollados porque son pre invasivos, tienen características que, como vimos en una investigación que publicamos en 2019, identifican un alto riesgo de recaída a largo plazo, es decir, mujeres que han sido diagnosticadas de cáncer invasivo y que cinco, diez e incluso 15 años después tienen una recaída, una metástasis y, por lo tanto, pueden tener muy mal pronóstico”.
“En aquel primer trabajo, identificamos unos marcadores moleculares en ADN que eran mucho más comunes en cánceres de alto riesgo y los hemos identificado ahora también un un subgrupo de DCIS, con lo que se ve que estas características en los tumores vienen desde muy atrás en la evolución del tumor”, comenta el investigador, quien aclara que “esto, a nivel clínico, nos sería muy útil para identificar en el momento del diagnóstico si estos tumores pertenecen a los de alto riesgo”. La gran novedad, en este aspecto, es que, como señala Seoane, los investigadores esperaban que “estas características se adquiriesen más tarde en el desarrollo del tumor, pero hemos visto que el tumor es agresivo desde muy pronto, prácticamente desde antes de que sea detectable clínicamente”.
Por último, gracias a este proyecto, en el que una de las particularidades fue que los análisis no se hicieron solo en el tumor, sino también en las células que rodean al tumor, se pudo identificar marcadores moleculares tanto en el propio tumor como en las células inmunes que hay alrededor del mismo, que es lo que se conoce como estroma. “También identificamos unas diferencias importantes entre las células inmunes normales y las que detectamos en el DCIS y las que hay alrededor del tumor invasivo, lo que implica que el estroma podría tener un rol en el desarrollo de cómo pasa del DCIS al invasivo”.
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