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Sant Antoni, moneda de cambio entre Colau y ERC tras el fracaso de la regulación del Eixample

Los republicanos acuden al rescate del Ayuntamiento para salvar in extremis el plan de usos del distrito

Mercado de Sant Antoni en Barcelona
Mercado de Sant Antoni en BarcelonaCreative CommonsCC

Tras meses de negociaciones entre comunes, PSC, comerciantes y asociaciones de vecinos del Eixample, todo parecía preparado para aprobar el nuevo plan de usos del distrito, habida cuenta de que en marzo termina la moratoria impuesta por el Ayuntamiento. Es decir, cualquier comercio histórico del barrio podría cerrar y ser sustituido por un supermercado abierto las 24 horas al día siguiente. En el último momento, sin embargo, el reciente volantazo del PSC, con la salida de Jaume Collboni del gobierno municipal como punta de lanza, dejó al distrito compuesto y sin plan de usos. Y con apenas una semana de margen, esta semana, para negociarlo. Y todo, según parece, por Sant Antoni, la nueva moneda de cambio a dos o tres bandas. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, convocó un pleno extraordinario a tal efecto y ya ha llegado la primera oferta.

ERC ha puesto sobre la mesa una propuesta que permita desatascar la aprobación del Plan de usos del Eixample. Los republicanos plantean que se apruebe el texto actual, y que un año después de su puesta en marcha se revise cómo está funcionando esta regulación en el barrio de Sant Antoni, lo que más discrepancias genera entre los dos socios de gobierno, Bcomú y el PSC. Es decir, los comunes prefieren una regulación más estricta y los socialistas, más laxa. «O tenemos plan de usos o tenemos plan Ayuso», ha alertado el portavoz de los republicanos, Jordi Coronas, quien recuerda que el plan debe aprobarse este febrero porque en marzo vence la suspensión de licencias en el distrito. El Plan de usos del Eixample tuvo que retirarse «in extremis» del orden del día del plenario municipal del viernes pasado porque no tenía el apoyo necesario para salir adelante. Esta regulación limita la apertura de establecimientos de restauración, discotecas y supermercados pequeños nuevos para evitar su saturación y problemas de convivencia.

ERC propone que se revise cómo funciona el plan en Sant Antoni analizando cuántas solicitudes de licencia se han producido y cuántos locales cerrados hay en el barrio. Coronas explicó que ayer por la mañana trasladaron la propuesta a las entidades de comerciantes de Sant Antoni. «La música les ha sonado bastante bien», asegura. También han pedido una reunión con la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, y la teniente de alcaldía Laia Bonet (PSC), para trasladarles la propuesta.

Los republicanos votarán a favor del Plan de usos si otro de los grupos se abstiene para garantizar que la regulación pueda salir adelante. Consideran que no aprobarlo comporta una «situación compleja y peligrosa». «Lo que no podemos hacer es por un pedazo de barrio hipotecar al resto del distrito y dejarlo en manos del libre mercado durante dos años”, dice Coronas en referencia al tiempo que se tardaría en poder aplicar otra moratoria de licencias.

El plan de usos del Eixample, en cualquier caso, limitaría la apertura de nuevos establecimientos de restauración, comercios alimenticios con degustación, discotecas, supermercados pequeños y tiendas de conveniencia para evitarlo la saturación y problemas de convivencia. Una vez entre en vigor la limitación (que se votará en el plenario del mes de enero), en el Eixample sólo se podrán abrir como mucho 1.200 restaurantes, súper y discotecas nuevos; de éstos, un máximo de 150 estarán en las calles pacificadas, según los comunes. El PSC, en cambio, elevaba esta cifra a 2.200 locales nuevos en el distrito. Sin limitación, el Eixample tendría un crecimiento potencial de 11.000 locales.

De la lista de actividades ya se habían caído, sin embargo, los establecimientos vinculados a la actividad turística (alquiler de bicicletas, motos, reparación de vehículos, viajes y servicios turísticos…) que sí aparecían en la aprobación inicial.

La teniente de alcaldía Janet Sanz (BComú) explicó la semana pasada que la propuesta de los comunes elimina de la regulación más estricta las calles de Roger de Llúria, Bruc y Bailèn, a petición de la entidad comercial CorEixample. La normativa más dura se mantiene en calles pacificadas como Enric Granados o la avenida de Gaudí, así como en los futuros ejes verdes de la supermanzana del Eixample (Consell de Cent, Rocafort, Conde Borrell y Girona). Esta regulación más estricta a la hora de abrir restaurantes, discotecas, supermercados pequeños o tiendas de conveniencia también se quiere aplicar en todo el barrio de Sant Antoni. Sanz ha explicado que entidades vecinales y comerciales de la zona les han pedido que sea así y, por eso, la teniente de alcaldía defiende que la propuesta es «la que más se acerca al consenso. Nosotros no nos hemos movido», aseguró Sanz.