Corrupción

Borràs, a la desesperada: se escuda en los funcionarios y denuncia una "persecución política"

Tras ser incriminada en el juicio, la líder de Junts se escuda en los funcionarios y usa los problemas de drogas de su ex amigo

GRAFCAT6625. BARCELONA, 27/02/2023.- La presidenta suspendida del Parlament, Laura Borràs, acompañada por su hija Marta Botet, a su llegada este lunes a la Audiencia de Barcelona donde esta tarde declarará en el juicio que se sigue contra ella por adjudicar supuestamente a dedo contratos de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) a un amigo. EFE/Marta Pérez
Laura Borràs declara en el juicio que se sigue contra ellaMarta PerezAgencia EFE

Laura Borràs llegó a la penúltima sesión del juicio por corrupción al que se enfrenta en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) entre la espada y la pared. Contra las cuerdas está la presidenta de Junts después de que dos de sus ex colaboradores –y también acusados– confesaran, la incriminaran y desvelaran una trama en la Institució de les Lletres Catalanes para fraccionar 18 contratos menores y otorgarlos a dedo por valor de algo más de 335.000 euros. Y la ex presidenta del Parlament respondió ayer con una declaración que trató de convertir en una suerte de alegato independentista al mantener que se trata de «una persecución política». También cargó contra todos y contra todo para defenderse de la petición de seis años de cárcel a la que se enfrenta.

«Mi mayor pesadilla es ser investigada por delitos que no he cometido, las actuaciones de carácter judicial siempre están relacionadas por mi vinculación política. Si hago dos listas con mi trayectoria política y los hitos judiciales vinculados corresponde a una persecución política», aseguró a la defensiva ante la sala presidida por Jesús María Barrientos y bajo la atenta mirada de los otros dos acusados, Isaías Herrero y Andreu Pujol, quienes la incriminaron en la primera jornada del juicio.

Un argumento que la presidenta de Junts ha repetido a lo largo de todos estos meses pese a tratarse de una causa abierta por su gestión al frente de la entidad cultural entre 2013 y 2018, antes de su salto a la primera línea de la política. De hecho, Borràs está acusada de prevaricación y falsedad documental y gran parte del independentismo –con ERC y la CUP a la cabeza– le ha dado la espalda coincidiendo con la celebración de la vista en el TSJC.

Además de su denuncia de «persecución política», la dirigente se dedicó a escudarse en sus subordinados, los funcionarios que trabajaban en la Institució de les Lletres Catalanes, para defenderse. «En ningún momento se ha vulnerado la ley de contratos, había trabajos y encargos que no superaban el límite de la ley, para objetos diferentes, cuestiones diferentes y años diferentes», aseguró la ex presidenta del Parlament sobre las acusaciones de haber elaborado «presupuestos comparsa» junto a su ex informático que acompañaban al principal para facilitar el fraccionamiento de contratos y la adjudicación posterior a dedo.

«No se abusa de la contratación menor, porque toda es contratación menor», incidió sobre el tipo de contratos –de menos de 18.0000 euros– que otorgaba en la entidad cultural para esquivar así la obligación de pasar por un concurso público.

De hecho, Borràs se escudó en Assumpta Pagespetit, una funcionaria del organismo que la semana pasada la acusó directamente e incluso aseguró que la posconvergente había ignorado las advertencias de la propia Generalitat para seguir con la adjudicación a dedo a su ex informático, Iasías Herrero. «Yo no tenía experiencia en administración pública cuando entro en la institución y me apoyo en sus trabajadores, entre ellos a Pagespetit. Es una persona rigurosa, exigente e inflexible. Me merecía toda la confianza posible». «Es una cuestión incómoda y cada uno responde a esa circunstancia como puede y entiendo que ella se quisiera quitar la responsabilidad de encima», respondió Borràs a la Fiscalía tras ser preguntada por la inculpación de la funcionaria hace menos de una semana.

La dirigente de Junts mantuvo que las interventoras de la Generalitat que le hicieron esas advertencias acabaron por asumir sus alegaciones sobre la contratación menor, dado el limitado presupuesto que tenía la institución cultural pública: «La podrían no haber aceptado, pero las aceptaron».

Sobre la confesión clave de Isaías Herrero, el ex informático que la incriminó y la situó al frente de la trama, Borràs no se arrugó y usó sus «problemas de drogodependencia» y sus visitas al psiquiátrico leyendo incluso una lista de WhatsApps entre ambos para desprestigiarle.

El juicio proseguirá el miércoles en una sesión en que la Fiscalía detallará si mantiene o modifica su petición de condena –especialmente tras la confesión de los otros dos acusados, los mencionados Isaías Herrero y Andreu Pujol– antes del informe final de las partes. Luego, el caso de Borràs quedará visto para sentencia.

A nivel político, queda por ver qué consecuencias acarrea el juicio a la ex presidenta del Parlament y cómo queda su situación dentro de Junts ante la presión del resto de partidos.