Post 23J
Borràs ya pide a Sánchez que mueva ficha y negocie él mismo la investidura
La presidenta de Junts carga contra algunas de las reclamaciones que exige ERC
Junts lleva días tratando de rentabilizar el papel clave para la investidura que le dan sus 7 escaños en el Congreso. Esta semana, ha fijado el precio más alto posible a Pedro Sánchez –amnistía y referéndum de independencia– y ha matizado que la primera de las exigencias debe ser global, para los 4.000 encausados del «procés» y no solo para casos particulares como el de Carles Puigdemont. Marcadas las líneas rojas independentistas, ayer Laura Borràs añadió más leña al fuego y pidió al líder del PSOE que negocie él mismo si quiere ser presidente con el apoyo posconvergente.
Lo hizo con sorna, como acostumbra a ser habitual en su caso, y a través de los medios antes de conocerse incluso el resultado del voto en el exterior por Madrid: «Tiene una responsabilidad y sabrá perfectamente como ejercerla, no con palomas mensajeras», avisó en una entrevista en el digital Vilaweb.
Con el resultado de anoche, el líder de los socialistas necesita, al menos, que algún diputado de Junts vote a su favor si se presenta a la investidura o bien sumar a Coalición Canaria.
El mensaje de Borràs va en la línea de Junts de querer que las conversaciones adquieran un tono oficial para acaparar foco. Es más, los posconvergentes han añadido en las últimas horas un nuevo componente a su paquete de exigencias y piden negociar de «nación a nación», de forma bilateral y de «igual a igual». «Se tiene que hacer al más alto nivel y de forma muy seria», subrayó Borràs en este sentido.
Junts no tiene nada que perder y sí Pedro Sánchez, que es «quien tiene que estar nervioso», advirtió también la presidenta del partido posconvergente.
De hecho, Borràs ha sido la encargada de mandar los mensajes más contundentes tras el 23J por parte del bando posconvergente. Fijó como precio la amnistía y la autodeterminación apenas unas horas después de los comicios, y ayer también se encargó de desdeñar punto por punto las condiciones que pone ERC para la investidura. Una posible propuesta socialista con el traspaso de Cercanías y una mejora del sistema de financiación es –en sus palabras– «insultar la inteligencia de la gente». «¿Pretenden que nos sentemos a negociar para que nos den algo que ya nos pertenece? Entonces significa que no saben lo que significa negociación». Estas contrapartidas económicas, además de la mesa de diálogo, son las exigencias que puso el propio presidente de la Generalitat para negociar con Pedro Sánchez y el PSOE.
«Hablábamos que debía haber una mesa de negociación, no de diálogo, porque damos mucho valor a la palabra negociación», añadió Borràs sobre los canales abiertos entre Esquerra y el Gobierno la pasada legislatura, un foro que los posconvergentes dan por «superado».
Hay que tener en cuenta que la lucha independentista entre ERC y Junts es otra de las partidas que deben dirimirse a lo largo de estas negociaciones. Pese a las llamadas constantes a la unidad y a orquestrar un «frente común» en el Congreso, la distancia entre republicanos y posconvergentes aun es amplia y el papel que cada partido juege en las conversaciones para puede influir en este sentido. Y el objetivo de Junts es convocar un primer cónclave independentista con entidades y también con ERC en las próximas semanas y liderar la estrategia a seguir.
Sobre su caso personal –Borràs está condenada a cuatro años y medio de cárcel por prevaricación y falsedad documental, pero la sentencia incorporó la petición de un indulto parcial– lo desvinculó de las negociaciones con el PSOE, aunque insinuó que cabría dentro de la amnistía que reclama.
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