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Arqueología

¿Cuáles fueron los primeros medios de comunicación de la historia de Cataluña?

Un equipo de arqueólogos de la UB publica en "Antiquity" un importante hallazgo arqueológico

Una de las piezas analizadas UB

Un equipo de arqueólogos de la Universitat de Barcelona (UB) ha examinado y estudiado varias trompas procedentes de asentamientos neolíticos y minas de Cataluña, fabricadas a partir de caracolas marinas. Los resultados, publicados esta semana en un artículo de la prestigiosa revista “Antiquity”, revelan que estos singulares objetos eran instrumentos de comunicación "muy eficaces" para transmitir sonidos a larga distancia y en entornos de baja visibilidad. Los investigadores no descartan, sin embargo, que también pudieran emplearse como instrumentos musicales. El análisis acústico de las conchas marinas, modificadas para funcionar como aerófonos, demuestra que su sonido podía alcanzar varios kilómetros en condiciones óptimas. Esta característica sugiere un uso práctico para la coordinación en actividades complejas, como el trabajo en minas o la comunicación entre distintos puntos de un poblado, además de un posible papel ritual o lúdico en ceremonias. El hallazgo arroja nueva luz sobre las sofisticadas estrategias de comunicación de las comunidades neolíticas.

Según la doctora Margarita Díaz-Andreu, coautora del estudio e investigadora ICREA en la Universidad de Barcelona, "se sabía que se habían descubierto varias caracolas de mar (Charonia lampas) en una zona relativamente pequeña de Cataluña, concretamente en el curso inferior del río Llobregat y en la depresión prelitoral de la comarca del Penedès, al este de Barcelona". Y añade: "Se les había eliminado el ápex (la punta), lo que llevaba a pensar a algunos investigadores que podrían haber servido como instrumentos sonoros".

El estudio de los ejemplares ha determinado una clave fundamental: las caracolas fueron recolectadas post mortem, lo que significa que no se recogieron para el consumo del molusco que contenían. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que se seleccionaron y adquirieron exclusivamente por sus cualidades acústicas, apuntando a un objetivo premeditado más allá de la subsistencia.

Para evaluar esta hipótesis, Díaz-Andreu, junto con el doctorando de la UB Miquel López García, analizaron las trompas de caracola marina en el marco del proyecto europeo Artsoundscapes, del Consejo Europeo de Investigación (ERC). El examen se completó con una prueba de sonido única: tocaron los instrumentos bajo la supervisión de los conservadores de los museos para estudiar sus propiedades acústicas in situ. López García, además de arqueólogo, es trompetista profesional. Esta doble condición le permitió evaluar no solo la capacidad de las caracolas para la comunicación a distancia, sino también explorar a fondo su potencial musical, matiz y rango sonoro, ofreciendo una comprensión técnica única de estos artefactos milenarios.