Urbanismo
Este bus de Barcelona funciona con caca humana y consigue emitir un 80% menos CO₂
El proyecto LIFE NIMBUS transforma aguas residuales en biometano para alimentar un bus urbano de TMB
En la línea V3 de Barcelona circula desde hace cinco años un autobús con un “secreto” que rompe todos los esquemas: funciona con biometano generado a partir de residuos humanos. Hablamos de LIFE NIMBUS, un proyecto pionero que ha convertido una idea de economía circular en resultados medibles: más de 14.000 km anuales usando solo combustible renovable y una reducción del 80% de la huella de carbono frente a un bus convencional.
De depuradora al depósito: así nace el combustible
El consorcio —Aigües de Barcelona, TMB, UAB y Cetaqua— captura el biogás que generan los lodos digeridos en la EDAR del Baix Llobregat, que trata >400.000 m³ de aguas residuales al día. Ese biogás base (aprox. 65% metano / 35% CO₂) se mejora combinando el CO₂ con hidrógeno de origen renovable (tecnología power-to-gas), obteniendo biometano de alta pureza válido para motores de gas natural Euro VI sin modificaciones. Resultado: cero gas fósil en el depósito y emisiones drásticamente menores.
“LIFE NIMBUS demuestra que es posible producir biometano de calidad de forma sostenible, aprovechando residuos de depuradoras como los fangos digeridos”, explica Alessandro Solimeno, investigador de Cetaqua y coordinador del proyecto.
¿Por qué no todo es eléctrico?
La electrificación avanza, pero no todas las líneas pueden cubrir hoy sus exigencias de autonomía y capacidad con batería. Ahí el biometano encaja como aliado real y complementario: reduce CO₂ un 80%, mantiene operativa la línea y aprovecha residuos locales.
Mario Canet, responsable de Innovación y Proyectos de Bus en TMB, lo resume: “LIFE NIMBUS ha aportado conocimientos valiosos para descarbonizar la flota y esta tecnología puede aplicarse también al transporte de mercancías”.
De piloto a salto de escala: llega SEMPRE-BIO
Tras el éxito del “Nimbus”, arranca SEMPRE-BIO, con >11 millones de euros (cofinanciación de la UE) para ampliar producción de biometano a más líneas y bajar costes de operación en las plantas. El encaje europeo es claro: el transporte supone cerca del 30% del consumo energético de la UE, pero menos del 10% de los combustibles son renovables. Bruselas quiere superar el 30% en 2030 y España, con su Hoja de Ruta del Biogás (2022), se ha comprometido a cuadruplicar la producción nacional.
Para Albert Guisasola (UAB), la tecnología puede “replicarse y ampliarse fácilmente en otras EDARs, multiplicando la producción de biometano de forma sostenible mediante la valorización de residuos”.S
Cierra el círculo: residuos humanos → energía renovable → movilidad urbana.
Evita fósiles: el bus rueda solo con biometano.
Reduce CO₂ un 80% respecto a un diésel / gas convencional.
Cumple Euro VI sin cambiar motores.
Escalable: de un vehículo a redes completas si hay materia prima (EDARs).
Mientras muchos debates se atascan en “eléctrico sí o no”, Barcelona ya lleva 5 años demostrando que hay más de una vía para descarbonizar el autobús urbano. El “Nimbus” no es marketing verde: kilómetros reales, combustible renovable y menos emisiones partiendo de un problema (las aguas residuales) que toda gran ciudad ya tiene.