Investigación Salud Mental

Identifican el origen de las alteraciones funcionales en el cerebro de las personas con esquizofrenia

Una investigación desvela que la distribución en el cerebro de dos subtipos de neuronas inhibidoras defectuosas, las cuales son las encargadas de filtrar la información que llega del exterior, coincide con las alteraciones funcionales en el cerebro de los pacientes

Una terapia pionera de electrodos para luchar contra la esquizofrenia
Los síntomas de la esquizofrenia se asocian a una elevada discapacidadlarazon

La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a cerca de 24 millones de personas en el mundo, con una prevalencia del 1% solo en Cataluña, el cual se caracteriza por una incapacidad del cerebro para filtrar de forma correcta la información que le llega del exterior, lo que se traduce en una visión distorsionada de la realidad.

Sus síntomas son diversos y podrían clasificarse en tres tipos. Por un lado, están los positivos, entre los que se encuentran, por ejemplo, las alucinaciones o los delirios; por el otro, los que se conocen como negativos, que hacen referencia al aislamiento social o las dificultades para establecer relaciones personales. Por último, el tercer subtipo de síntomas es el de los cognitivos, entre los que destacan los problemas de memoria o las dificultades en el aprendizaje, la concentración y el razonamiento.

En definitiva, se trata de un trastorno que puede generar discapacidad, para el que a día de hoy existen diversos tratamientos, pero éstos son muy inespecíficos, de manera que actúan sobre todo el cerebro, de forma global, inhibiéndolo de manera totalmente inespecífica. Por lo tanto, si bien es cierto que éstos actúan sobre los síntomas más floridos, los positivos, también tienen una afectación sobre la función global del cerebro de la persona, reduciendo así toda su actividad.

En este contexto, resulta de gran trascendencia desarrollar investigación dirigida a diseñar tratamientos más específicos, que actúen de forma efectiva sobre los síntomas, sin afectar a la toda la actividad cerebral. Hasta el momento, gran parte de los estudios que se han llevado a cabo en este campo se han centrado en analizar la actividad eléctrica del cerebro para poder identificar posibles dianas terapéuticas, sin embargo, un equipo de investigadores de la Unidad de Resonancia Magnética del Instituto de Salud Mental del Hospital del Mar y del CIBER de Salud Mental puso en marcha una investigación centrada en analizar el estado del cerebro de manera funcional a través de neuroimagen recurriendo a la resonancia magnética y ello les ha permitido señalar a un defecto en una línea concreta de neuronas como el origen de las alteraciones funcionales que se producen en el cerebro de un persona con esquizofrenia.

Mapa funcional

Al respecto, la doctora Laura Blanco-Hinojo, investigadora de la Unidad de Resonancia Magnética del Hospital del Mar y del Instituto de Salud Mental del Hospital del Mar y autora principal del estudio explica que "existen dos grandes tipo de neuronas: las activadoras que son la mayoría, y las inhibidoras, que son variadas y representan cerca del 20% del total. Éstas últimas filtran la información y los estímulos del exterior para un correcto funcionamiento neuronal, seleccionado aquello que es más importante y deshacíéndose de la que no es tan relevante para percibir la realidad, porque, de otro modo, se produce una distorsión de la misma".

"Se sabe que en las personas que tienen esquizofrenia hay una alteración de la inhibición y nosotros lo que hemos hecho es, a partir de esta hipótesis, recurrir a la neuroimagen para identificar el origen de esta alteración", indica la investigadora para a continuación comentar que "en algún estudio previo ya se había apuntado a la alteración de un subtipo de neuronas inhibidoras pero otros hacían referencia a que podían ser varios los subtipos defectuosos".

Los resultados de este trabajo, en el que se han analizado los mapas funcionales del cerebro generados con resonancia magnética de 87 personas con el trastorno y 137 controles sin la enfermedad, sugieren que "la disfunción afecta a dos subtipos de neuronas inhibidoras, las cuales tienen un origen genético común". "El mapa funcional del cerebro que hemos llevado a cabo nos ha permitido ver que en las regiones en las que vemos una alteración funcional hay una gran densidad de estos dos subtipos de neuronas inhibidoras", revela Blanco-Hinojo, lo que confirma que "la distribución de estas neuronas coincide con las alteraciones funcionales".

Al respecto, cabe señalar que las neuronas inhibidoras se encuentran en todas las entradas sensoriales del cerebro, tanto del sistema visual, como del gusto, olfativo, auditivo y del tacto, así como en zonas prefrontales en las que se desarrolla el pensamiento razonado y reflexivo, en el sistema emocional y en la parte encargada del lenguaje. Así pues, "el defecto de estas neuronas inhibidoras explicaría la mayoría de síntomas de las esquizofrenia, tanto cognitivos como emocionales", destaca la investigadora.

Por lo tanto, gracias a este trabajo se ha identificado por primera vez este defecto como un posible origen de la esquizofrenia y ello "podría permitir el desarrollo y diseño de tratamientos más específicos, dirigidos a estas neuronas inhibidoras y las vías sobre las que actúan", tratamientos que podrían intervenir sobre el global de los síntomas asociados a este trastorno y, además, con una baja incidencia de efectos secundarios.