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Parlament de Cataluña
"Para cualquier observador objetivo de la realidad, con esta ley de amnistía las cosas han mejorado tanto en Cataluña como en el conjunto de España. Es una obviedad, tan obvia, que sobran palabras". Esta frase de Salvador Illa, pronunciada en el Parlament de Cataluña, ha resumido su postura sobre la aplicación de dicha ley durante la sesión plenaria de esta mañana. El presidente no ha escondido su opinión. Defiende, como el que más, la aplicación de la amnistía, por el bien, dice, de la convivencia de Cataluña. Así se lo ha expresado a la cámara al ser interpelado tanto por Josep Maria Jové i Lladó, líder de ERC en el Parlament, como por Ignacio Garriga, su homólogo de Vox.
El tema está más en boga que nunca. La semana que viene hará un año de su aprobación y, además, justo esta semana el Tribunal Constitucional la ratificó. A este respecto, Jové le ha preguntado a Illa qué piensa hacer "para que se aplique de manera inmediata". El líder del Govern, lejos de tirar balones fuera como suele hacer, ha sido claro: "La ley de amnistía es una buena ley, que ha ayudado a todos, y creo que debería ser ya efectiva y se tendría que haber aplicado. Desde el Govern de Cataluña no dejaremos de repetir eso". Además, ha apelado a ella como una "solución política para los conflictos políticos". Para Illa, en una sociedad "plural", como es, a su modo de ver, la catalana, "los conflictos políticos se tienen que resolver en el ámbito de la política. Es una de las lecciones que hemos aprendido en Cataluña".
Además, Illa parece haberle comprado la tesis a los independentistas: si la ley de amnistía no se está aplicando, es porque los jueces la están boicoteando. "Lo expresaremos con todo el respeto hacia el Poder Judicial pero también con toda la contundencia y claridad. Creo que el Legislativo también se tiene que respetar. Hemos conocido el borrador de una sentencia del TC, que se tiene que debatir en un pleno, que ratifica la constitucionalidad de la ley, y eso es una muy buena noticia", ha expresado Illa ante las objeciones de Lladó, quien le ha espetado que "la voluntad de algunos jueces es no aplicar la ley". Para el republicano, los tribunales están haciendo "política" y están "dilatando al máximo su aplicación".
"La ley de amnistía no tiene un problema de encaje constitucional. Quien tiene un problema de encaje democrático son algunos tribunales, no solo el Supremo", ha expresado. Para acabar, ha instado a Illa a actuar para que se aplique "cuanto antes mejor". "No vale quedarse en el margen esperando a los tribunales desde un teórico respeto al poder judicial. El conflicto político entre Cataluña y el Estado sigue abierto. Ustedes aceptaron la amnistía, y sabe que si no la hubieran aceptado no estarían ni aquí ni en Madrid", ha sentenciado. Illa, por su parte, ha ratificado su "compromiso" en hacerla efectiva y, además, en apoyar las reformas que el Gobierno de España está planteando en el ámbito de la justicia "que no son sencillas, pero son imprescindibles".
Sin embargo, el cara a cara más tenso del pleno, por el mismo tema, lo han protagonizado Salvador Illa e Ignacio Garriga. El líder de Vox ha acusado al president de la Generalitat de ser “el PSC un partido independentista más y una comparsa de ERC y de Junts” y ha calificado la ley de amnistía como “el mayor acto de corrupción política legislativa” que ha vivido España. En una intervención cargada de reproches, Garriga ha acusado a Illa de facilitar la perpetuación del “golpe de Estado de 2017”, de expulsar por “la puerta de atrás” a la Policía Nacional y la Guardia Civil, de ceder “interventores” a los independentistas para futuras malversaciones, y de “controlar el Tribunal Constitucional” al dictado de Puigdemont y Junqueras. “Esa amnistía ha demostrado que usted está dispuesto a gobernar a cualquier precio y con todos, incluso con quienes quieren romper nuestra nación”, ha espetado el dirigente de Vox.
Illa, por su parte, ha defendido su acción de gobierno y su defensa de la amnistía como fruto de una “profunda convicción” y ha recordado que la ley ha sido aprobada conforme a los cauces legales. “Yo intento gobernar para todos, también para quienes le hicieron confianza a usted, pero le quiero pedir respeto para las instituciones”, ha remarcado, antes de insistir en que ni gobierna “a cualquier precio” ni actúa sin principios.
La política de no confrontación con el independentismo no se ha reducido solo a la amnistía. La financiación singular, el derecho de autodeterminación o la supuesta existencia de un “conflicto político” también han sido patatas calientes a las que Illa ha tenido que contestar. El líder de Junts en el Parlament, Albert Batet, ha preguntado sobre si la negociación sobre el modelo de financiación de Cataluña tiene que ser bilateral, como se acordó con ERC, o se tiene que abordar en la Conferencia de Presidentes. Illa, lejos de polemizar, ha intentado jugar a dos aguas: “he llegado a un acuerdo con ERC sobre financiación, y eso es lo que haremos. Pero no tengo ningún inconveniente en discutirlo en cualquier foro, porque creo que contribuye a mejorar la financiación de Cataluña”.
Batet ha construido una respuesta cargada de reproches por la “falta de liderazgo” y los “silencios” de Illa ante cualquier crisis (Rodalies, AP-7, OPA, Sijena, oficialidad del catalán) y por estar “doblemente supeditado: por un lado, a la Moncloa, al PSOE, a Madrid y a Sánchez; y por otro lado, a los comunes y a Albiach, que es quien ya hace de vicepresidenta del Govern dictando las políticas”. Ha acabado advirtiendo a Illa: “Menos pensar en España, y más pensar en Cataluña”. Illa, de nuevo, ha intentado reforzar su estilo, “que no es de confrontación, sino de colaboración” para confirmar que no tiene “ningún inconveniente” en discutir el viernes en la Conferencia de Presidentes la cuestión de la financiación singular y “los intereses de Cataluña”.
Otra intervención que ha intentado posicionar a Illa ha sido la de la diputada de la CUP, Laia Estrada, cuando le ha preguntado si le gustaron los gritos de independencia del acto de Òmnium Cultural en el Palau de la Música al que asistió el presidente el fin de semana. Illa se ha limitado a contestar que, aunque todo el mundo sabe que él no es independentista, los respeta.
Laia Estrada ha insistido en que la normalidad institucional que defiende Illa “es una ficción construida para calmar al poder económico” y ha afeado al socialista que no respondiera claramente si le gustaron o no los gritos de independencia en el acto de Òmnium. “No le gustaron, es evidente. Usted es un españolista, como demostró manifestándose con toda la ultraderecha después del 1-O, a años luz de aquel PSC catalanista que reconocía el derecho de autodeterminación”, ha reprochado.
Para la diputada de la CUP, la ley de amnistía “no representa ninguna amenaza para el Estado español”, sino que ha servido para “cerrar en falso el conflicto político” que puso en jaque al régimen del 78. Ha denunciado que la norma se está aplicando de forma asimétrica: “Es muy eficaz con los policías, pero muy complicada con los independentistas”, y ha afirmado que la represión continúa, igual que las cloacas del Estado. “La ley de amnistía no ha resuelto el conflicto porque no va acompañada del reconocimiento del derecho a la autodeterminación. ¿Qué hay más político que votar nuestro futuro democráticamente?”, ha concluido.
Illa ha respondido apelando a la pluralidad como principio fundamental: “Para mí la normalidad es que se exprese la pluralidad de la sociedad catalana. Y yo la respeto. No me engaño: sé que en Cataluña hay mucha gente independentista y tiene todo el derecho a serlo y a defenderlo políticamente. También gobierno para quienes piensan así. Pero también hay muchos ciudadanos no independentistas, y también pido que se les respete”. El socialista ha reivindicado su manera de hacer política “desde la constancia, la escucha y la convicción”, y ha asegurado que su objetivo es “hacer avanzar al país” desde el respeto.
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