Salud
El mayor estudio sobre cannabis desaconseja especialmente su consumo a menores de 25 años
Según este trabajo, una simple exposición eventual a esta sustancia puede provocar psicosis en personas jóvenes. También está especialmente contraindicado en mujeres embarazadas y conductores
Se ha hablado mucho acerca de los efectos beneficiosos para la salud del cannabis y los cannabinoides y, al respecto, el debate se ha centrado en si éstos, en función del beneficio/riesgo, justifican su consumo. En este sentido, cabe señalar que el cannabis contiene más de un centenar de cannabinoides, entre los que el Tetrahidrocannabinol (THC) y el Cannabidiol (CDB) son los que tienen más importancia a nivel médico. De hecho, éste último ya se postuló hace años como tratamiento para los trastornos neurológicos, como la epilepsia infantil resistente al tratamiento, pero al respecto hay que señalar también que en torno a 24 millones de personas en todo el mundo sufren algún trastorno por el consumo de cannabis,
En este contexto, ahora se han publicado los resultados de un estudio internacional, el más grande hasta el momento por consistir en una revisión de 101 metaanálisis, que desaconseja el consumo del cannabis excepto en personas con unas circunstancias muy concretas, y señala tres grupos de riesgo principales.
El trabajo, en el que han participado Eduard Vieta, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Clínic y del grupo de Trastornos bipolares y depresivos del IDIBAPS, investigador CIBERSAM y catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Barcelona, y Joaquim Raduà. jefe del grupo de Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad del IDIBAPS, investigador CIBERSAM y profesor asociado de la Universidad de Barcelona, pone de manifiesto que el consumo de medicamentos basados en el cannabis y los cannabinoides puede tener un efecto beneficioso en lo que se refiere al tratamiento de ciertas condiciones médicas como la epilepsia, el dolor crónico y la espasticidad asociada a la Esclerosis Múltiple o algunos efectos secundarios de la quimioterapia en pacientes oncológicos, sin embargo también tienen efectos perjudiciales importantes, los cuales son especialmente significativos en ciertos grupos de población.
Efectos adversos
Al respecto, el doctor Vieta indica que, además del riesgo a la adicción, "provoca somnolencia, un bajo peso del feto en mujeres embarazadas, problemas gastrointestinales y aumento del riesgo de desarrollar psicosis en menores de 25 años". Sobre este último efecto, el investigador constata que "a estas edades el cerebro aún se está desarrollando y madurando" y señala que "aunque es cierto que hay más gente que consume que personas que desarrollan psicosis, sabemos que hay quien tiene un riesgo genético más alto de desarrollarla, pero no sabemos quiénes son".
Por ello, para Vieta, "los menores de 25 años no deberían consumir THC -porque se conoce que el CDB es inocuo-, puesto que con una simple exposición eventual al cannabis, con una sola oportunidad de consumo, ya es suficiente para causar un brote psicótico, que se puede traducir en esquizofrenia o bipolaridad" y, por lo tanto, el doctor considera que "igual que con el alcohol, que no se puede consumir hasta los 18 años, con el cannabis debería pasar algo similar: los menores de 25 años no deberían consumirlo y sería conveniente restringirles el acceso". También está especialmente contraindicado en embarazadas al provocar un bajo peso en el bebé y en conductores por el hecho de producir somnolencia.
En definitiva, para el investigador, "pesan más los efectos perjudiciales del consumo de esta sustancia que los beneficios" y, por lo tanto, solo en situaciones muy concretas "está aconsejado su consumo". Por su parte, Raduà indica que "hay que individualizar los consejos dependiendo de la situación de cada paciente, del medicamento en cuestión y la condición del individuo". "Hay que balancear los efectos beneficiosos y los perjudiciales", concluye, sin embargo, un 3,7% de la población española consume cannabis a diario o casi a diario y el 11% de los adolescente de entre 11 y 18 años cree que su consumo no tiene consecuencias para la salud un porcentaje que se incrementa hasta el 15% en la franja de los 15 a los 64 años.
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