El Parc Agrari del Baix Llobregat, la otra gran reserva natural que podría verse afectada por la ampliación del aeropuerto

La posible ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat ha reabierto un viejo debate sobre el equilibrio entre crecimiento económico y preservación del territorio. Si bien gran parte de la atención se ha centrado en la zona protegida de La Ricarda, los agricultores del Parc Agrari del Baix Llobregat han alzado la voz para advertir de otro posible damnificado: el propio parque agrario, una de las principales reservas naturales y agrícolas del área metropolitana.

Los representantes de las cooperativas agrícolas del parque han mostrado su inquietud ante la falta de información sobre el proyecto y ya han solicitado reuniones con la consellera de Territori, Sílvia Paneque. El temor es claro: que el desarrollo de infraestructuras como nuevas pistas o conexiones viarias comprometa la viabilidad de su actividad y el equilibrio medioambiental de la zona.

Un pulmón agrícola en medio del cemento

El Parc Agrari del Baix Llobregat no es un espacio natural cualquiera. Se trata de una de las pocas zonas agrícolas activas que sobreviven dentro de la región metropolitana de Barcelona. Con una superficie de 4.708 hectáreas, repartidas en catorce municipios como Castelldefels, El Prat, Viladecans o Sant Boi, constituye un auténtico pulmón verde y productivo que abastece de fruta y verdura a buena parte del mercado local.

Situado en las fértiles llanuras del delta y la cuenca baja del río Llobregat, el parque goza de un clima privilegiado: inviernos suaves, temperaturas medias elevadas y una exposición solar generosa que permiten una actividad agrícola constante y diversa. De hecho, el 63% de su superficie está dedicada al cultivo de hortalizas, mientras que el resto se reparte principalmente entre frutales.

Motor económico y reservorio ecológico

Pese a que el peso del sector primario en el PIB comarcal es reducido (0,7%), su evolución en las últimas décadas ha sido significativa: mientras la superficie agraria se redujo drásticamente, el valor económico por hectárea se multiplicó. Hoy, el Parc Agrari genera más de 1.200 puestos de trabajo directos, muchos de ellos de dedicación exclusiva y en explotaciones familiares de menos de 5 hectáreas.

Más allá de su valor productivo, el parque preserva una rica diversidad ecológica. Alberga comunidades vegetales propias del delta: encinares, bosques de ribera, ciénagas litorales y arenales costeros. Es un hábitat crucial para numerosas especies, algunas de ellas protegidas, lo que lo convierte también en un espacio de alto valor natural dentro del sistema de parques gestionados por la Diputación de Barcelona.

Un equilibrio en riesgo

La posible afectación del Parc Agrari por la ampliación del aeropuerto no es nueva. En anteriores intentos de expansión ya se puso sobre la mesa la necesidad de respetar los espacios agrícolas y naturales del entorno. Sin embargo, la incertidumbre persiste. Para los agricultores, cualquier pérdida de superficie cultivable o alteración del entorno supondría un golpe difícil de encajar en un contexto ya marcado por la presión urbanística y la reducción constante de suelo agrícola.

Además, alertan de que una intervención sin garantías puede romper el delicado equilibrio entre ciudad, campo y naturaleza que representa el parque. Un equilibrio que no solo beneficia a quienes viven de la tierra, sino al conjunto de la ciudadanía metropolitana, cada vez más consciente del valor de tener un territorio productivo y sostenible a pocos kilómetros de Barcelona.

Por ahora, el sector agrícola ha pedido transparencia, diálogo y garantías. Y recuerda que no se trata solo de proteger un espacio verde, sino de defender un modelo de desarrollo territorial que combine sostenibilidad, soberanía alimentaria y justicia social.